La inflación se está tornando insoportable
Si bien el IPC de abril no sorprendió, el 6% contribuyó a aumentar el malestar general. El análisis político y económico de Rodolfo Cavagnaro, en el fin de semana posterior a los datos de inflación que surgieron tras el "plan paltita" para ganar una elección que, al final, tampoco ganaron.
La difusión del índice inflacionario de abril vino a confirmar lo que vinimos anticipando en estas columnas acerca del proceso de aceleración que se había generado al tener el mercado en disponibilidad todos los pesos que se emitieron sobre fin de año por el plan "platita", que tenía por objeto ganar las elecciones, algo que le falló al Gobierno.
Durante el mes pasado, además, se sintieron los primeros coletazos de la invasión a Ucrania por parte de Rusia y el impacto sobre los precios de las materias primas, como alimentos, petróleo y gas. Por eso es importante centrarse en el corazón del índice, que la inflación núcleo o inflación estructural, En esta no se tienen en cuenta ni precios estacionales ni precios regulados. Este índice en abril dio 6,7%.
De tal manera, las causas de la inflación siguen siendo las mismas de siempre y son las que los políticos quieren evitar. Hoy el plan con el FMI prevé eliminar el déficit fiscal, pero nada dice ese programa de bajar el nivel de gasto público. Es el gasto público en exceso, comparado con el nivel de la economía, la causa originaria que lleva a emitir o endeudarse o crear impuestos. No importa la forma de financiar el gasto, estos niveles excesivos presionan sobre el sector privado y aceleran los precios.
Hubo preocupantes comportamientos de algunas ramas de actividad, como las de Indumentaria y Calzado y Gastos de la Salud. El primero comprende a un sector que ha sido tradicionalmente protegido, pero evidentemente, los 30 años de protección solo sirvieron para que los empresarios ganaran plata, pero no para que ganaran competitividad.
En cuanto a la segunda, han sido importante los aumentos en las cuotas de la medicina prepaga, autorizados por el Gobierno, así como los aumentos en los precios de los medicamentos. Estos rubros pegan muy fuerte en el presupuesto de la clase media y en los jubilados, grandes consumidores de medicamentos.
Durante este mes el Gobierno estará pagando un bono extra a jubilados y monotributistas. Todo el financiamiento viene del endeudamiento, donde se están pagando tasas bastante altas mientras el BCRA renueva letras y tiene que emitir para pagar los intereses de las mismas. Todo es irracional y, si se le suma el aumento de los combustibles de esta semana, los pronósticos del un índice superior al 5% son bastante verosímiles.
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El problema es que, a diferencia de otras épocas, la gente no quiere acostumbrarse a vivir en estos escenarios y el mal humor social no lo mejor para transitar un terreno político que, además, está lleno de complejidades. Este gobierno popular está sufriendo cantidades récord de manifestaciones en contra de la política económica por parte de gente que pide empleo genuino.
La luz al fondo del túnel no se ve
Suponiendo que el gobierno, por diversos métodos pudiera bajar un poco la inflación, queda pendiente otro tema que es fundamental y es avanzar en inversiones genuinas para generar puesto de trabajo y en el crecimiento real de la economía. En realidad, los niveles de actividad están muy lentos y no hay posibilidades de avanzar.
Los dos ejes principales deberían ser liberar tipo de cambio y bajar impuestos. Además, la imposibilidad de conseguir dólares del BCRA complica la actividad de quienes utilizan insumos importados. Dado que no es posible bajar todos los impuestos a la vez, deberían prioriza a los que gravan las nóminas salariales, llamados "impuestos al trabajo" para darle prioridad a la creación de empleos genuinos.
El problema es que la reacción normal de la política ante la suba de la inflación es aumentar tasas de interés, aumentar la tasa de devaluación del dólar oficial y con ello todo tiende a realimentar la inflación porque siguen sobrando muchos pesos que no usan para inversiones porque no están dadas las condiciones. Además, con las tasas que paga el Estado, ni los bancos les quieren prestar a los particulares y todos invierten en bonos públicos. Hoy los bancos están peligrosamente expuestos por la cantidad de papeles del Estado en sus carteras.
Otro tema que no tiene claridad es el panorama internacional, ya que como consecuencia de la guerra entre Ucrania y Rusia se han tomado decisiones que no tienden a aplacar las tensiones lo cual está impactando sobre la economía global por bloqueos entre sectores, escasez de algunos insumos críticos.
La consecuencia han sido los aumentos en productos alimenticios como trigo, maíz y girasol, pero también en el caso de petróleo y el gas. Los incrementos de precios de estos rubros están impactando en la inflación en todos los países, pero, en paralelo, EE.UU. está haciendo un ajuste de tasas de interés en suba para tratar de frenar la inflación. En este caso, tuvieron su propio "plan platita", denominados "expansión cuantitativa". La suba de tasas ya está produciendo devaluaciones de las monedas de todo el mundo, pero puede comenzar a actuar contra los precios de las materias primas, llevándolos a la baja.
El panorama global es incierto y el panorama interno es más incierto aún. Es comprensible que los inversores actúen con mucha cautela.