El gobierno intentaría subir la edad jubilatoria
En los proyectos que trabaja el Ejecutivo también se contempla unificar la edad jubilatoria de hombres y mujeres.
El sistema jubilatorio se ha transformado en un dolor de cabeza en casi todos los países europeos porque es el responsable de los crecientes déficits fiscales. Y en el caso de Argentina, el problema se agrava por la existencia de una gran cantidad de personas que no alcanzan la cantidad de años de aportes y que han venido siendo incorporados con sucesivas moratorias, que se terminan a fin de marzo de 2025.
El Gobierno están convencidos que el sistema jubilatorio en Argentina está quebrado, por varias circunstancias. En principio, la cantidad de aportantes por cada beneficiario es de 1,7 cuando un sistema equilibrado requeriría no menos de 3,5 a 4 trabajadores por cada pasivo.
Pero también se suma el problema demográfico, que consiste en una baja tasa de natalidad y una tasa de longevidad cada día más larga. Por esa razón, el gobierno, dentro del criterio de una reforma previsional, enviaría al Congreso un proyecto para estirar la edad de retiro y, además, equiparar la edad jubilatoria de hombres y mujeres, que actualmente están diferencias en 60 años las mujeres y 65 años los hombres.
El proyecto calcula subir la edad de retiro de hombres y mujeres hasta los 70 años, pero en tramos de dos años. Así, si se aprueba, la edad jubilatoria podría subir a 66 años en 2026, a 67 años en 2028, a 68 en 2030, a 69 años en 2032 y a 70 años en 2034. Si bien hay quienes dicen que sería una jugada riesgosa en tiempos electorales, en el gobierno creen que se trataría de sincerar algo que ya ocurre en el mundo, por efecto de una mayor expectativa de vida.
Otra de las aristas en las que el gobierno piensa entrar es en discutir la eliminación de los regímenes especiales que generan diferencias groseras. Estos regímenes permiten a los beneficiarios acceder al beneficio jubilatorio con menos edad o menos años de aportes Técnicos del Anses calculan que estos regímenes representan el 3,4% del total de las prestaciones, pero requieren el 10,9% del tal de las sumas comprometidas. Estos mismos técnicos afirman que una prestación especial promedio representa $ 1.037.000 contra los $300.000 de la jubilación mínima. Es más, calculan que, si se elimina estos sistemas, la jubilación mínima podría duplicarse y subir a $600.000.
En realidad, esta reforma, en términos teóricos, parece interesante, pero hay que buscar una fórmula para no dejar de lado a quienes no podrán ingresar en la moratoria. Para esto, hay algunos aportes que proponen aplicar una suerte de ingreso universal (similar a la PUAM) pero con algunas variantes, como la de reconocer los aportes, aunque n alcancen a los 30 años.
Entre las propuestas de trabajo está la de no aplicar sistemas compulsivos y que la mayor edad jubilatoria se alcance por medio de incentivos. También, y en la misma línea, se plantearía la posibilidad de que, los que quieran, puedan acceder a un sistema privado de capitalización y salir de la esfera del Estado.
De todos modos, los mismos funcionarios reconocen que la reforma previsional no podría avanzar si no se hace una reforma laboral que permita aumentar la masa de contribuyentes de 6,5 millones a 14 millones. Y para esto se requiere reafirmar la flexibilización laboral y la eliminación de los impuestos al trabajo, que implicaría aplicar conceptos mucho más modernos a la hora de plantear los aportes.