Lo que nace: Intendentes y gerentes, eficaces y con programa de gestión
Este 10 de diciembre, la democracia argentina cumple 41 años y sale a la luz una nueva generación de gestores en el principal escalón: los municipios.
Mendoza empieza a ver nacer una nueva generación de intendentes. También en el ámbito municipal se cumple un año de gestión. En algunos casos, "primero total", los primerizos en el cargo. En varios, es el segundo primer año y, en algunos casos, tercero y hasta cuarto "primer año" en el cargo.
Pero lo interesante para observar como fenómeno emergente es que hay "intendentes gerentes", es decir, aquellos que privilegian el programa de gobierno por sobre la estructura partidaria.
Los desconocedores o ingenuos podrán imaginar que siempre los municipios buscaron conformar equipos con "los mejores para cada área". No. La costumbre estaba basada en varios ejes:
- "A este no se lo toca", porque lo puso un mandamás.
- "Este es un premio a tu trayectoria partidaria", sepa o no de qué se trata la tarea para la cual se lo designa, pero conviene tenerlo "adentro" y no protestando o peleando afuera.
- "Vos vas al frente, pero la gente ya sabe qué hacer", que son los que reposan sobre la inercia del empleado de planta, solo se dedica al punteraje y a cobrar su salario, mientras los equipos estables que saben de qué se trata, siguen siempre en su mismo sueldo haciendo lo que el jefe no sabe.
Por supuesto que también hubo gente capaz: los equipos técnico-políticos (cada cual en cada lugar sabrá en dónde ubicar a cada quien).
Pero lo cierto es que ahora se busca a personas capaces de cumplir con los objetivos que el jefe comunal se ha fijado en determinados plazos y es allí en donde los partidos se ven en un aprieto: ¿siguen siendo y haciendo lo mismo o empiezan a transformarse en grandes capacitadores de la militancia o simpatizantes, o se vuelven atractores de sectores ya formados?
Por ello uno de los puntos que parece molestarle más a la nueva generación de intendentes es tener que lidiar año por medio con los punteros y los que están todo el tiempo viendo cuál será su próximo cargo. No es mala la idea de que se vote cada cuatro años y, así, se pueda desarrollar un proyecto, un plan, un programa con mayor tranquilidad, sin que las tensiones y disputas de la proximidad electoral permanente genera.
Eso pasa también en el resto de las áreas del Estado: gente que pudiendo cambiar la realidad ahora, promete hacerlo en el siguiente cargo, si se lo dan, perdiendo la actual oportunidad.
Por eso es la sociedad la que tiene que madurar y mirar bien qué hay en la góndola de productos políticos de gestión a la hora de elegir.
Acostumbrada a ser espectadora y por lo tanto, solo reclamar y quejarse, es la ciudadanía la gran protagonista de la democracia que este 10 de diciembre cumple 41 años en Argentina: cambiar en serio, para que la gente viva mejor y que las cosas se hagan más rápido.