Cuidado con la indexación, con la inflación no se juega
Mientras muchos sectores reclaman actualizaciones, el Gobierno trata de evitar las indexaciones, aunque no haya impuesto la prohibición de usarla en los contratos. La columna de Rodolfo Cavagnaro.
El Presidente sigue dando pasos firmes en su intención de cambiar el sistema y, mientras la mayoría trata de asimilar el contenido del DNU de la semana pasada, esta semana mandó un proyecto de ley de gran amplitud, que toca varios aspectos de la sociedad, más allá de lo económico y, en algunos casos, tiende a simplificar procesos estatales para agilizar la vida de las empresas y los ciudadanos.
En los próximos meses, y en virtud que el presidente hizo llamado a Sesiones Extraordinarias del Congreso, veremos mucha agitación debatiendo leyes y el mismo DNU. No obstante, no parece haber una comprensión muy clara acerca de los objetivos plasmados detrás de todos estos cuerpos normativos
Haciendo una mirada estilo "helicóptero" se aprecia que todas las normas contenidas en el DNU y el proyecto de ley se orientan en una misma dirección: asegurar plenamente las libertades individuales, garantizar el derecho de propiedad, evitar que el Estado intervenga en forma inconveniente en la economía, la vida de los ciudadanos y las empresas y facilitar las inversiones de las empresas y la creación de empleos. Todos estos aspectos responden a una visión filosófica o ideológica y pueden ser objeto de debate.
Algunas iniciativas, como el blanqueo de capitales, la eliminación de subsidios, la privatización de empresas estatales y la posibilidad de declarar en Comisión a todos los empleados estatales para luego decidir quienes quedarán fuera de la planta, por la desaparición de organismos, prometen una ardua lucha legislativa y hasta presiones sindicales. Pero todo forma parte de las promesas electorales de Milei.
Pero, ante todo, estamos frente a un cambio de sistema. Los argentinos nunca hemos vivido una situación como esta, donde el Estado tendrá mínima presencia, no fijará las reglas de juego, más que las que figuran los Códigos y las leyes y comenzaremos la apasionante (o estresante) aventura de vivir en libertad. No será fácil, implica cambios culturales muy grandes, pero habrá que avanzar, corrigiendo los errores que se puedan cometer.
Los riesgos de la indexación
Cuando Domingo Cavallo sacó la Ley de Convertibilidad tuvo mucha precaución en dos aspectos. Se eliminó la teoría de la imprevisión del Código Civil y se prohibió la indexación de los contratos. El de la indexación es muy serio y muchos actores, incluso políticos, no se dan cuenta el daño que hacen.
Cuando uno indexa pone una actualización igual a la inflación del periodo anterior, o sea que, a la dinámica normal de un mes se le agrega lo del mes anterior, con lo cual la indexación es una fuente de aceleración de la inflación. Si hay algo que va en contra de los planes de estabilización, que implican un esfuerzo fiscal muy grande, es justamente la indexación, que se transforma en una fuente endógena silenciosa y traicionera que actúa como causal de mayor inflación.
El problema es que la indexación es cultural y es un vicio. Todos aplican indexación a cualquier tipo de contrato y lo hacían hasta con inflaciones del 10% anual en los contratos de locación. Pero también lo hacían los Estados, nacional provincial y municipal cuando establecían las tasas impositivas anuales y así todos iban sumando a acelerar un proceso que, con la emisión monetaria empujando, nos trajo hasta esta situación con riesgo de hiperinflación.
Primeros pasos para ordenar
Entre los primeros pasos, el gobierno nacional decidió prorrogar el presupuesto de 2023 en términos nominales. Es decir, no se actualizó ninguna partida, después de una inflación del 180%. En principio, no indexa automáticamente y, además, establece ciertas autorizaciones de gastos en cabeza de muy pocos funcionarios sabiendo que esas partidas no alcanzarán y se pondrán limitaciones para la ejecución de partidas o achicar gastos.
Otra decisión fue bajar las tasas de interés que se pagan a los bancos y éstos a sus clientes, muy por debajo de las expectativas de inflación, Pero, además, si bien mantuvo los depósitos ajustables por UVA (o sea indexados) estiró los plazos mínimos de imposición y ahora solo se podrán constituir a 180 días, lo cual para muchos representa un riesgo por su hubiera una disparada del dólar.
El gobierno, en sí, no está indexando, pero está dando señales totalmente en contra, a pesar de que estamos viviendo un proceso inflacionario que es fruto de la actualización de precios congelados o atrasado. En este caso, los precios regulados por el Estado, como las tarifas de servicios públicos, se harán audiencias públicas previas en el mes de enero.
Por otra parte, se autorizó un aumento de los biocombustibles, que van cortados en porcentajes obligatorios con las naftas y el diesel, y los especialistas calculan que en corto plazo los precios de las naftas se irán al valor de 1 dólar por litro, que es la media del precio internacional. Hasta el que se resuelva el proyecto de ley de privatizaciones, es objetivo de Gobierno, y esa es la instrucción que han recibido los nuevos administradores, que las empresas vendan sus productos o servicios a precio internacional.
Por ahora la incertidumbre es política. Si por alguna razón la justicia o el Congreso consiguen dar marcha atrás tanto con el DNU como con el megaproyecto de Ley, hay que esperar una aceleración inflacionaria que terminaría en un estallido, junto con una disparada del dólar a niveles difíciles de calcular.
Todo va a depender de la cintura política de los actores. Por ahora, la CGT ya fijó un paro general para el 24 de enero y en la oposición hay muchos reparos por las formas y también disparidad de punto de vista. El presidente acusa a los legisladores de oponerse porque quieren coimas. En esos términos es muy difícil conversar. La intransigencia de todos, para mantener el actual sistema, nos llevará a una crisis de dimensiones inesperadas que obligarán a cambiar el sistema por el mal camino.