Frazada corta, la experiencia del Caso Mendoza
Escribe Martín Kerchner: "Tras un exitoso 2024, el gobierno nacional se apresta a encarar 2025 con mayor baja de gastos e impuestos. Es la vía principal para ganar competitividad. Mendoza muestra el camino hace 9 años".
En Economía, ciertas verdades son ineludibles y una de ellas es la restricción presupuestaria: la necesidad de priorizar ciertas erogaciones públicas, dejando otras en espera. Es la conocida metáfora de la "frazada corta" aplicada al plano fiscal. Sin embargo, esta puede "estirarse" con políticas inteligentes, como las que Mendoza aplica desde hace ocho años: reducción de impuestos y ordenamiento del gasto, sin comprometer la eficiencia en los servicios públicos. Más bien, mejorándolos.
El gobierno nacional se enfrenta ahora a un desafío similar. Tras un notable 2024, donde logró equilibrar ingresos y gastos (heredando un déficit fiscal del 5% del PBI), el 2025 plantea retos no menos ambiciosos. Es momento de consolidar el ajuste del gasto y avanzar hacia una baja de impuestos, priorizando los más distorsivos. La reciente eliminación del Impuesto PAÍS es un paso inicial, pero se esperan nuevas medidas en esta dirección.
¿Por qué es crucial este camino? Porque el país necesita ganar competitividad. En un contexto donde las devaluaciones tradicionales ya no son viables, "devaluar sin devaluar" se convierte en el mantra de los economistas: mejorar los márgenes de rentabilidad empresarial sin los devastadores costos sociales de depreciar la moneda.
Mendoza ofrece un ejemplo claro: durante los últimos ocho años, hemos reducido consistentemente Ingresos Brutos y, más recientemente, el impuesto a los Sellos. Sin embargo, el peso de los impuestos nacionales sobre los costos de producción sigue siendo crítico. Derechos de Exportación y el impuesto a Débitos y Créditos Bancarios, casi inexistentes en otros países, son barreras significativas para la competitividad, la exportación y la bancarización.
Además, la reforma del sistema previsional no puede postergarse más. Con un esquema desbalanceado entre aportantes y beneficiarios, urge discutir temas sensibles como la edad jubilatoria y otras modificaciones estructurales para garantizar su sostenibilidad.
Entre las provincias, la reducción de Ingresos Brutos también debe acelerarse, pero dependerá de acuerdos con la Nación, como ocurrió durante el gobierno de Macri. Mendoza se destaca por ser una de las pocas provincias que ha cumplido con rigor estos compromisos fiscales y hasta el día de hoy lo sigue haciendo.
Las tasas municipales también son un tema a considerar, especialmente en provincias como Buenos Aires, que, en algunas jurisdicciones, duplica el impacto de Ingresos Brutos, afectando aún más la competitividad empresarial.
En resumen, la tarea es titánica: reducir el gasto público en todas las jurisdicciones (nacional, provincial y municipal) y rediscutir competencias, federalismo fiscal y prioridades de gasto. Pero hay algo a favor, si el PBI lograra crecer sostenidamente al 4-5% anual (como se espera) durante algunos años, el panorama sería más alentador. El aumento en la recaudación de impuestos no distorsivos como IVA y Ganancias permitiría una transición más fluida hacia un sistema fiscal menos oneroso y más eficiente.
En resumen, el gran logro fiscal de 2024 no es un fin, sino el comienzo de un proceso indispensable. Para que el sector privado gane la competitividad que necesita, el gobierno nacional debe profundizar la reducción del gasto, bajar impuestos y liderar una agenda de coordinación con provincias y municipios. Mendoza, como uno de los pocos ejemplos a seguir en el país, está lista para acompañar y predicar con el ejemplo en este esfuerzo conjunto.