Suarez se enfrenta a los "problemas" que creyó haber dejado en el pasado
Después de muchos años el Ejecutivo debe enfrentar movilizaciones con impacto real en la población. Se trata de prácticas que no habían tenido efecto, pero la crisis en la macroeconomía y pronósticos de inflación del 90% ponen en aprietos a la gestión de Suarez.
La gestión de Rodolfo Suarez se enfrenta a los problemas que parecían haber quedado en el pasado, pero que eran habituales en los gobiernos que antecedieron a la administración de Alfredo Cornejo. La mano dura, el ítem aula y los aumentos por decreto, entre otras medidas, mantuvieron las negociaciones paritarias en el rango institucional y a los sindicatos con protagonismo político mucho menor al que estaban acostumbrados.
Sin embargo, ahora vuelven a presentarse esos escenarios de incertidumbre a partir de paros que están volviendo a tener un impacto real, principalmente por la adhesión de los docentes, la fuerza laboral estatal más importante de la provincia.
El paro de dos días realizado tras el retorno de las vacaciones de invierno fue la primera luz de alerta, porque más allá de porcentajes adhesión, lo cierto es que se sintió y los chicos no tuvieron clases.
Ahora, con el anuncio de un paro docente de 72 horas, el problema es aún mayor y -a priori- todas las señales indican que los docentes volverán a adherir, con un fuerte impacto en el sector público y también en el privado con los afiliados a Sadop.
Este "problema", propio de las antiguas gestiones, volvió a tomar fuerza principalmente por la crítica situación macroeconómica. Los índices de inflación hacen imposible una negociación que le permita al Ejecutivo mantener las cuentas en orden y, a la vez, otorgar los aumentos salariales que son justos, porque implicarían un golpe a las finanzas de la provincia y caer en prácticas que llevaron a problemas profundos en las arcas provinciales.
Este escenario también deja muy claro que no basta con una buena administración, como la que han mantenido los últimos dos gobiernos radicales, ya que por más bajas en la planta de personal y los números equilibrados, las arcas provinciales no son capaces de soportar los remezones a los que empuja la administración nacional. Ahí surgen nuevamente los cuestionamientos por falta de gestión para atraer inversiones, generar empleos y que ingresen recursos que permitan enfrentar de mejor manera, por ejemplo, una negociación paritaria.
Hoy Mendoza anda con lo justo, no le sobre nada y tocar cualquier número en los salarios, más allá de lo que indica una administración equilibrada, puede generar problemas mayúsculos. No se trata de un tema menor, considerando que más del 50% del presupuesto que tiene la provincia está destinado al pago de sueldos de los empleados y que los docentes son la fuerza laboral más importante.
La crisis macroeconómica y la inflación a niveles que destruyen el poder adquisitivo, volvieron a traerle a Suarez un problema que parecía ser sólo un mal recuerdo de otras administraciones. Es cierto que, como se dice "vulgarmente", le cayó de arriba por la mala gestión nacional, pero también es la comprobación de las reiteradas ocasiones que desde los distintos sectores, principalmente empresariales, se les dijo que no era suficiente con administrar bien y se necesitan fuentes de nuevos recursos.
Sin mayores opciones económicas y con el aumento ya decretado, en el Ejecutivo esperan que el efecto de los tres días de paro no sea tan alto como el anterior. Sin embargo, saben que es muy probable que pueda ser igual y aún mayor, considerando que será más largo.
Mientras, se insistirá en el discurso que indica que las clases están garantizadas, pero en el seno de Casa de Gobierno saben que se enfrentan a una situación compleja, con un ítem aula "licuado" (como mencionó Cornejo) y con actores con una fuerte carga político partidaria sentados del otro lado de la mesa.