¡Fueron, son y siempre serán antimineros con disfraz de ambientalistas!
La realización de la audiencia pública de Malargüe Distrito Minero Occidental (MDMO) volvió a mostrar que hay personajes y organizaciones que están lejos de preocuparse por el ambiente, sólo se oponen a la minería como un tema ideológico.
Una de las cosas que con el paso de los años se ha ido agudizando en el mendocino y el argentino en general, es la capacidad de identificar a los militantes, especialmente los que pretenden esconder su "militancia" detrás de alguna fachada que les permita usar discursos carentes de sustancia para ir en contra de algo únicamente por su posición ideológica.
Eso ocurrió durante un largo tramo de la audiencia pública de Malargüe Distrito Minero Occidental (MDMO) que se realizó este sábado en el departamento sureño, la cual estuvo cargada de militancia "antiminera" disfrazada de protectores del ambiente.
Es que los defensores de todo, que terminan siendo defensores de nada, aparecieron una vez más con argumentos repetidos durante los últimos 20 años en Mendoza para oponerse al desarrollo de la actividad minera. En algunos casos, con los mismos actores de las últimas dos décadas, levantaron banderas sin cambiar ni siquiera una coma de sus discursos, apuntando principalmente a generar miedo.
Al igual que Sarmiento, otras figuras históricas que no se llamaban como creemos
El espectro militante fue muy amplio, con actores de organizaciones de todo tipo, pero con discursos que incluso resultaban incoherentes, poniendo en duda cuestiones como la necesidad del cambio de la matriz energética. Volvieron, por ejemplo, a utilizar hasta el cansancio palabras como "megaminería", asegurando que es un término válido para dimensionar los proyectos que se analizan, pero sin un sustento técnico (existe minería de primera, segunda, tercera categoría o -en su defecto- pequeña, mediana o gran minería). Sin embargo, olvidan que en el caso específico de MDMO es sólo exploración y , además, se refieren a "megaminería" como una escala que pone a la misma altura un proyecto que produce 40.000 toneladas anuales de cobre y uno de 1.000.000 de toneladas de metal rojo. Son muy diferentes en todos los sentidos, pero que para los fines de la propaganda resulta algo efectivo, porque en realidad no les importa la rigurosidad de lo que dicen.
La verdad es que no les importa dimensionar o no un proyecto minero, como tampoco analizar los informes técnicos sobre los mismos, porque son militantes y su militancia es la antiminería, no el cuidado del agua o el ambiente. Su posición ideológica es ir contra lo que denominan los grandes capitales o los saqueadores que se vienen a llevar las riquezas de Mendoza. Lo primero que hay que aclarar es que si Mendoza tuviera riqueza no tendría el nivel de pobreza actual y no tendría -por ejemplo- los problemas de infraestructura hídrica que tiene relación directa con el alto porcentaje de desperdicio del recurso a nivel provincial.
Lo que ellos denominan riqueza son recursos minerales que están enterrados y que, mientras lo están, no favorecen a nadie y no permiten que sea sustentable el desarrollo de Mendoza, precarizando la vida de sus habitantes porque no se aprovechan todas las herramientas de desarrollo. También, y para los militantes antimineros más románticos, cabe aclarar que el Estado no se puede hacer cargo de la cadena de desarrollo de la minería porque implica inyección de recursos que no tiene y con la posibilidad de invertir sin conseguir resultados. Por eso, los privados son los que tienen que hacer minería.
Lo más honesto en estos casos es, derechamente, declararse antimineros y no intentar ponerse un traje de defensores de algo que no defienden y que no les importa. La ideología está por encima de todo y su militancia cruje por todas partes cuando se trata de entregar argumentos técnicos, ambientales o sociales que tengan sustento y se sostengan más allá de lo discursivo.
Igualmente, para el militante lo relevante es ocupar estos espacios, sin importar mucho el contenido de lo que se diga, porque para rechazar la minería mezclan todo y nunca se refieren a hechos puntuales que están en discusión, todo es general y amplio. En este caso se trató de la audiencia de MDMO, que claramente genera ruido incluso en algunos sectores de la misma industria, pero cuando se trata del militante antiminero lo relevante no es el caso particular que está en estudio, porque lo importante es repetir el discurso, usar el miedo e instalarlo o fortalecerlo en aquellos a los que lograron convencer.