Exportar arte: ese es el futuro
Leopoldo Orquín se centra en el capital artístico y cultural que tiene Mendoza y las posibilidades de generar un polo de ingresos por el comercio en el exterior de estas industrias culturales.
Desde hace tiempo los mendocinos venimos escuchando que nuestra provincia está estancada económicamente. Mendoza, por un motivo u otro, no crece, no se industrializa, no crea nuevas fuentes de riqueza y sigue dependiendo en gran medida de la agricultura, de la vitivinicultura y de sus derivados para exportar y generar las divisas que necesita.
Los recursos naturales, como el petróleo y el gas, van disminuyendo y lo que Mendoza recibe hoy por regalías, lógicamente también han disminuido y esto, sin tomar en cuenta que en el afán de contener el cambio climático, la tendencia al mediano plazo será el menos consumo de estos productos como combustibles.
Además, los mendocinos han resuelto, equivocadamente o no, renunciar a los recursos que la minería metalífera podría generar. No soy especialista en el tema. Solo sé que nuestros vecinos sanjuaninos han crecido en gran medida gracias a la minería y que nuestros vecinos chilenos hacen de ella una de sus principales fuentes de ingresos. Basta recordar que el expresidente Frei decía que "el cobre es el sueldo de Chile". Los mendocinos han decidido otra cosa y se ha respetado su opinión.
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En estas condiciones creo que es un deber de todos buscar nuevas y modernas fuentes de ingresos y para ello, nada mejor que estudiar y comparar lo que han hecho otros países. Hace unos días, escuché una disertación sobre el exponencial desarrollo económico, social y cultural de la República de Corea, o Corea del Sur, que nació como país recién en 1945, después de haber sufrido durante muchos años una ocupación japonesa y una guerra civil, y que tiene una superficie de 100.000 km2, frente a los 150.000 km2 de Mendoza.
Simultáneamente y, como producto propio de la pandemia que estamos transitando, he empezado a ver películas y series televisivas coreanas, algunas de ellas, de excelente calidad. Recientemente, viendo la entrega de los premios Oscar en Estados Unidos de Norteamérica, vi a artistas y directores coreanos recibiendo premios a su labor cinematográfica por primera vez en la historia. Me puse entonces a estudiar el tema y la sorpresa fue que este país tan joven y que tantas penurias ha pasado hasta mediados del siglo pasado, tiene una de sus fuentes principales de ingresos la exportación de cultura. O sea, Corea del Sur exporta cine, teatro, música, artes plásticas, además por supuesto de la importantísima exportación de tecnología y de productos industriales. Como consecuencia de la exportación de cultura, el mundo ha decidido que quiere conocer Corea del Sur y el turismo se ha convertido en una sorpresiva pero importantísima fuente de ingresos que está superando los que por este concepto reciben varios países europeos de larga trayectoria en el tema.
Este es el punto que quiero desarrollar. Creo que Mendoza está en condiciones de exportar cultura. Tiene ventajas comparativas que la posicionan como única en todo el país, excepto por supuesto, la capital federal y sus alrededores. La cinematografía puede ser un gran negocio para empresarios mendocinos que están desperdiciando oportunidades, financiamiento y subsidios nacionales que el Estado Nacional otorga principalmente a través del Instituto Nacional de Cines y Artes Audiovisuales (INCAA), que hoy tienen como únicos beneficiarios a las empresas porteñas. Asimismo, Netflix y Amazon se han convertido también en una fuente de financiamiento y es un camino que Mendoza está en condiciones de explorar. Mendoza tiene no solamente a la Universidad Nacional de Cuyo con sus facultades de artes y diseño y de filosofía y letras, sino que cuenta con muchas universidades más de gran prestigio que pueden aportar conocimientos y egresados.
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El gobierno provincial, a través de la Dirección General de Escuelas, tiene la Escuela de Cine de donde han egresado importantes directores, hoy la mayoría limitados a producir cortos documentales o publicitarios. Mendoza tiene importantes canales de televisión que hoy se limitan casi en su totalidad a reproducir programas y no a producirlos. Mendoza tiene artistas, poetas, escritores, historia, folklore; todo de gran calidad los cuales pueden nutrir de contenidos a infinidad de películas. La Universidad Nacional de Cuyo, a través de su Fundación, tiene cursos de cine con gran cantidad de concurrentes, lo que demuestra también que los mendocinos aman también esta actividad.
Pero lo más importante, es que Mendoza tiene antecedentes históricos en materia cinematográfica que han sido olvidados y discontinuados y que es necesario recordar y retomar.
En el año 1944, un año antes del nacimiento de la República de Corea, nació en Mendoza Film Andes, una empresa que se dedicó con gran éxito a la producción y distribución de películas. Un grupo de empresarios, políticos e intelectuales visionarios, fundaron esta empresa. Su primer directorio estuvo integrado por el gran Renato Della Santa, Isaac Flichman, Luis Magistochi, Manuel Fernández, Alfredo Miranda, Adolfo Nale, Guillermo Petra Sierralta, Arturo Santoni, Jorge Segura, Lorenzo Soler y Federico Taper; todos emprendedores visionarios de distinto origen político y económico. Film Andes construyó sus estudios cerca del Puente Olive en Godoy Cruz, donde después funcionó la embazadora de Coca Cola. Su primera película fue "El gran amor de Becqqer", cuya principal actriz fue Delia Garcés una de las principales actrices de la época. Después se filmó "Corazón" con Narciso Ibañez Menta, Juan Carlos Barbieri y Juan Carlos Altavista. La próxima película fue "Lejos del cielo", que cuenta la vida de un médico rural y "El último cowboy". Le siguieron "Surcos en el mar" con Enrique Muiño y la última fue "Álamos talados" sobre la novela de Abelardo Arias la cual fue filmada en San Rafael. En total, una veintena de películas en las que participaron los principales actores y directores de la cinematografía nacional y que le dieron a Mendoza en aquella época el nombre de la "California Argentina".
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Personalmente, tengo un recuerdo de mi niñez presenciando la filmación de alguna de ellas en la estación de trenes "Paso de los Andes" de Chacras de Coria, en donde la mayoría del pueblo que había asistido como curiosos para ver la filmación, fueron invitados a participar como extras, caminando por el andén de la estación.
Pensemos que en aquella época, la Universidad Nacional de Cuyo recién estaba naciendo, ya que fue creada en 1939 y no habían otras universidades, no había canales de televisión y la Fiesta de la Vendimia, gran proveedora de cultura y de artistas, hacía pocos años que se había empezado a festejar. Por supuesto, no había financiación ni subsidios nacionales, provinciales, ni de ningún otro tipo.
Si en aquella época entre tantas limitaciones se pudo, ¿por qué no intentarlo ahora? El Estado mendocino ha construido o invertido en instalaciones que prácticamente no se usan, como el Estadio Cubierto Villa Deportiva. No creo que sería demasiado ilusorio pensar en la creación de un polo cultural y cinematográfico donde esta industria pudiera desarrollarse, con la participación de artistas, poetas, escritores, directores, guionistas, historiadores y artesanos de todo tipo, mendocinos o no, que a la postre terminarían incentivando como efecto colateral la industria del turismo de un modo exponencial.
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Se dirá que esto es pensar para el futuro o a largo plazo, y así es, y creo que es necesario. De lo contrario, seguiremos sin crecer; hablando de pandemias y de muertos todos los días.
Abrazo fuerte a todos mis comprovincianos y en especial, a los artistas.
EL AUTOR. Leopoldo Orquín fue intendente de Guaymallén en 1983. Diputado nacional, ministro de Justicia y Seguridad.