Emprendedores +40: el motor oculto que impulsa la transformación económica
La Primera Encuesta Nacional a Emprendedores, realizada por ASEA, nos ofrece un panorama revelador sobre quiénes son y qué características tienen los emprendedores en Argentina.
Si bien solemos asociar el emprendimiento con jóvenes innovadores, los datos desmienten esta percepción y nos muestran que los emprendedores mayores de 40+45 años son un grupo clave, tanto por su peso numérico como por el impacto que tienen en la economía y la sociedad.
La estadística que desafía el mito del emprendedor joven
Según el informe, un significativo 46% de los emprendedores tiene entre 40 y 60 años, mientras que los mayores de 45 representan el 32% del total. Esta cifra evidencia que, lejos de ser una actividad reservada a los jóvenes, el emprendimiento también es un camino que se transita en la madurez. En este rango de edad, se destacan por haber acumulado experiencia, redes de contacto y un mayor acceso a capital propio, factores que resultan fundamentales al iniciar y consolidar un negocio.
Además, los mayores de 40 enfrentan desafíos únicos: equilibrar sus proyectos con responsabilidades familiares, el miedo al fracaso asociado a una menor ventana temporal para "volver a empezar", y el sesgo social que todavía asocia innovación exclusivamente con juventud. Sin embargo, estos obstáculos parecen insuficientes para detenerlos. Por el contrario, el emprendimiento en esta etapa de la vida suele surgir como respuesta a una necesidad de reinvención personal o laboral, motivada por cambios en el mercado de trabajo o por un deseo de cumplir metas postergadas.
El impacto económico de los emprendedores maduros
Otro dato destacado es que los emprendimientos de los mayores de 40 años tienden a ser más sostenibles en el tiempo. Esto se debe a su enfoque más realista y estratégico al iniciar sus proyectos. En comparación con los más jóvenes, suelen priorizar sectores consolidados y cuentan con una mayor claridad sobre las demandas del mercado. En términos de empleo, estos emprendedores generan puestos de trabajo más estables y de mayor calidad, contribuyendo directamente al fortalecimiento de las economías locales.
Por ejemplo, el 52% de los encuestados mayores de 40 años señaló que su motivación principal era la independencia económica, seguida por el deseo de tener control sobre su tiempo y decisiones. Este grupo no solo busca crear un negocio para subsistir, sino que busca hacerlo de manera alineada con sus valores y prioridades personales.
¿Qué necesitamos para potenciar a los emprendedores mayores de 40?
A pesar de su importancia, este segmento enfrenta barreras específicas. El acceso al financiamiento es un desafío, ya que los fondos de inversión y las aceleradoras suelen priorizar emprendimientos tecnológicos liderados por jóvenes. Asimismo, no existe una suficiente oferta de programas de formación y capacitación adaptados a sus necesidades y estilos de aprendizaje. Es aquí donde tanto el sector público como el privado tienen un rol fundamental para apoyar a este grupo y aprovechar su potencial transformador.
Un llamado a cambiar la narrativa
El mito del emprendedor joven y techie ya no se sostiene frente a los datos. Necesitamos ampliar la narrativa para incluir y celebrar a los emprendedores mayores de 40 años, quienes aportan experiencia, resiliencia y un profundo conocimiento de las necesidades del mercado.
Es tiempo de que el ecosistema emprendedor deje de ser ageísta y comience a valorar el talento en todas sus formas y edades.
Los emprendedores mayores de 40 años no son solo una parte del paisaje emprendedor; son un pilar esencial de nuestra economía. Reconocer y apoyar a este grupo es no solo justo, sino también estratégico. ¿Por qué limitarnos a un único perfil cuando podemos construir un ecosistema diverso, inclusivo y lleno de oportunidades para todos?