Una derrota lógica: ¿hace falta buscar culpables en el peronismo?
Mientras que en el peronismo ya buscan culpables por la contundente derrota, la pregunta que surge es: ¿había argumentos para sostener otro posible resultado?
¿Había alguna razón por la que el resultado de las PASO en Mendoza no hubiese sido el de ayer? ¿Qué motivaba una eventual pérdida de caudal electoral de Cambia Mendoza en relación a lo que ocurrió dos años atrás? ¿Hubo algún episodio o gestión que ameritara un escenario distinto al de las elecciones de 2019? Claramente, no.
El triunfo de Cambia Mendoza en las PASO de este domingo, con una ventaja cercana a los 18 puntos sobre el Frente de Todos, era lo esperable y hasta lógico: el peronismo no tenía argumentos propios ni ajenos para modificar el resultado, que no hizo otra cosa que ratificar la hegemonía radical.
Más allá de los actores y de cualquier acierto o desacierto de una campaña que el peronismo vendió como "la mejor del Siglo XXI", no había forma de contrarrestar el invicto de Cambia Mendoza, ni siquiera de su nivel de aprobación. Por lo general, las tendencias se rompen cuando el gobernante comete un error no forzado o ante una crisis de gestión, factores ausentes en el contexto actual.
Mientras que en el peronismo ya empiezan a buscar culpables y comienzan los pases de factura, la victoria de Cambia Mendoza parecería basarse en la conservación de una gestión que llegó para administrar tras un recuerdo fresco de un PJ que dejó de pagar salarios y no precisamente por culpa de Anabel Fernández Sagasti.
Quienes reclaman renovación en el PJ olvidan que la candidata a senadora nacional es justamente eso: la renovación. Apenas pasaron dos años de aquella interna que ganó a los intendentes y que le permitió empoderarse en un partido que no supo ni pudo sobreponerse a la muerte de Juan Carlos Mazzón: desde entonces, perdió todas las elecciones en Mendoza.
Con algunos matices, el de Suarez es un gobierno que no enfrentó ningún escándalo político ni de gestión, y que incluso logró administrar la pandemia con mayor apertura que a nivel nacional, y la gente así lo valoró. Si a eso se suma la pésima imagen que tiene en Mendoza el presidente y la vicepresidenta, ¿qué otra cosa podía deparar el destino para el Frente de Todos este domingo?