Elecciones en EEUU y la internación de Trump: Instant karma
La internación del presidente Donald Trump por Covid-19 abre un escenario inesperado y repite otra "sorpresa de octubre", como hace cuatro años. Dónde se infectó, por qué y para qué, tres preguntas que contesta el columnista.
El karma instantáneo te atrapará
Te va a dar directo en la cabeza
Será mejor que te comportes
Porque muy pronto estarás muerto
¿En qué diablos estás pensando?
Riéndote del amor en la cara
¿Qué diablos estás tratando de hacer?
Depende de ti, si de ti
El Karma instantáneo te atrapará
Voy a mirarte directamente a la cara
Será mejor que te empieces a comportar
Únete a la raza humana
¿Quién diablos te crees que eres?
¿Una súper estrella?
Bueno, tienes razón.
John Lennon, Instant Karma
Sólo durante el pasado mes de septiembre los estadounidenses supieron que:
1) Su presidente considera que los soldados capturados o muertos en combate son "perdedores".
2) Que a comienzos de febrero sabía de la enorme gravedad de la pandemia pero que decidió minimizar el impacto para "no asustar" a la gente (y a los mercados, sobre todo).
3) Que el desempleo llegó al 7,9%, la peor cifra previa a unas elecciones desde 1948.
4) Que el primer mandatario no pagó impuestos en diez de los quince años entre 2003 y 2018. En sus dos primeros años en la presidencia pagó 750 dólares en cada uno, 10 o 20 veces menos de los que paga una maestra o un bombero.
5) Que ya superaron los 200.000 los muertos por coronavirus.
6) Y pudieron ver con sus ojos la vergonzosa performance del ocupante de la Casa Blanca en un debate que ha quedado ya en la historia como el peor del que se tenga memoria desde que Richard Nixon y John F. Kennedy llevaron a cabo el primero televisado en 1960; y en el que se burló de su rival Joe Biden por usar barbijo durante la pandemia.
Y, precisamente, el hombre que desde enero ha venido minimizando al virus, asegurando que desparecería "milagrosamente" en la primavera (boreal), que recomendó que sus médicos estudiaran la posibilidad de inyectar cloro o usar "una luz muy fuerte" para combatir al virus en personas infectadas, está internado en un hospital militar desde la tarde de este viernes víctima del Covid-19.
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El último o, mejor dicho, más reciente acto del drama en que se han convertido las elecciones del 3 de noviembre en EEUU agrega un elemento de incertidumbre y encaja perfectamente en la tradición de "sorpresa de octubre", como la prensa llama a las cosas inesperadas que pueden ocurrir en el mes previo a las elecciones y que pueden cambiar su curso. Como pasó en 2016, cuando el FBI anunció que reabriría una investigación sobre los emails que Hillary Clinton había enviado desde un servidor privado para anunciar, poco días después, que no había encontrado nada ilegal pero cuando ya era tarde para torcer la percepción de muchos de que la candidata demócrata era una corrupta y que Trump llegaría a Washington a limpiar "el pantano" de corrupción en que lo habían convertido dos presidencias de Barack Obama.
Oh, la ironía de la historia. Cuatro años después, la "sorpresa de octubre" llega para agregarle un elemento más de dramatismo e incertidumbre pero realmente no puede sorprender que una Administración que ha venido negando la gravedad de la pandemia, descartado las recomendaciones de sus propios científicos, luchado contra la evidencia de que los barbijos y el distanciamiento social son claves para detener o aminorar el avance el virus, buscado curas mágicas y soluciones inmediatas, y cometido toda una larga lista de errores por acción u omisión, haya caído víctima de su propia inoperancia.
El mismo Trump, después de saber que una de sus asesoras mas cercanas, Hope Hicks, había dado positivo en el test de coronavirus el jueves a la mañana, decidió sin embargo acudir a una cena ese mismo día para recaudar fondos en la que se reunió, sin precauciones de ningún tipo, con millonarios de todo pelaje deseosos de poner plata en el Titanic en que se ha convertido su campaña presidencial.
En la madrugada del viernes, por Twitter, Trump anunció que él y su esposa Melania habían dado positivo.
No debe haber pasado inadvertido en Moscú, Beijín, Teherán y Pyongyang el enorme agujero de seguridad nacional que padecen los Estados Unidos si el hombre que se supone es el más custodiado y cuidado del planeta, efectivamente embebido en una burbuja de protección, haya caído víctima del virus junto a su esposa, dos altos asesores, al menos tres senadores y la presidenta del Partido Republicano. Y eso hasta ahora. Puede haber más infecciones.
Mientras los médicos del hospital militar adonde llegó el viernes por la tarde en helicóptero aplican una serie de cócteles antivirales para tratar de controlar la infección de Trump, un hombre obeso de 74 años con alto colesterol y presión sanguínea, otros están tratando de averiguar cómo y dónde entró el virus en la Casa Blanca.
Y todo parece apuntar al acto de nombramiento de la jueza ultracatólica Amy Coney Barret, que se llevó a cabo el sábado 26 de septiembre en los jardines de la sede presidencial y como parte del apresurado intento de darle a la derecha el control de la Corte Suprema por las próximas décadas.
Para Trump y la derecha en general, poseer una mayoría de 6-3 en la Corte les puede asegurar no solo la abolición de la legalidad del aborto sino el desterramiento de la ley de seguro médico, la del matrimonio homosexual y otras muchas conquistas liberales y progresistas de los últimos años.
De allí que los republicanos decidieron avanzar pese a que la mayoría del país quería que fuera el nuevo presidente y el nuevo Congreso quienes decidieran sobre la vacante en Máximo Tribunal y apresuraron los tiempos tratando de abreviar un proceso que en promedio lleva unos 75 días a menos de 30, de modo de que Barret esté sentada en la Corte si es necesario que ese tribunal sea el que decida el destino de las elecciones que Trump y los suyos se preparan para disputar legalmente si es que no las gana, como todo hace prever.
Por eso el apuro, el anuncio en los jardines, sin barbijos y sin distanciamiento social, y la posibilidad ahora de que ese evento destinado entre otras cosas a llevar a EEUU casi un siglo atrás haya sido el momento en que el virus penetró al poder político de la mayor potencia del mundo. Y con tres senadores republicanos contagiados en ese mismo evento ahora ese cronograma puede entrar en peligro y demorar la nominación de la jueza.
Instant karma.
EL AUTOR. Alberto Arébalos, periodista de extensa carrera en medios internacionales y como comunicador institucional de empresas como Cisco, Google y Facebook, entre otras. Seguí sus columnas en Gaceta Mercantil haciendo clic aquí.