Chile, entre el zurdo moderado y el Bolsonaro envalentonado

El vecino país irá a las urnas dentro de un mes para elegir al sucesor de Sebastián Piñera y por primera vez desde el regreso a la democracia, las coaliciones tradicionales se estarían quedando fuera del juego final. ¿Resistirá el modelo chileno?

El 21 de noviembre en Chile se realizará la primera vuelta de las elecciones presidenciales que determinarán quién será el sucesor de Sebastián Piñera. Por primera vez, desde el retorno a la democracia a principio de los 90, pareciera que el poder quedará por fuera de las dos grandes coaliciones que han gobernador en los últimos 30 años.

El escenario electoral es incierto, como nunca antes en las últimas tres décadas, y la gran pregunta hoy es si el modelo chileno resistirá esta elección y, en paralelo, la redacción de la nueva Constitución.

Es que desde el estallido social de octubre del 2019, Chile tuvo una revolución que removió muchas cosas, entre ellas el tema de la representatividad, provocando el surgimiento de muchos líderes alternativos a los que venía dando la política trasandina en los últimos 30 años y el reacomodamiento de los existentes.

Chile enfrenta esta nueva elección presidencial en medio de un contexto de pandemia, pero además en paralelo al desarrollo de la Asamblea Constituyente, la cual justamente esta semana comenzó a trabajar en la redacción de la nueva Constitución Política.

Con dos años muy movidos y con un Piñera que resistió (todo indica que terminará su mandato a pesar de los pedidos de renuncias durante el estallido y a una acusación constitucional en curso), el escenario para el nuevo presidente no será simple y, además, representa un desafío para todo el arco político trasandino, el cual quedó debilitado desde el estallido.

Chile polarizado

Hoy la centro izquierda y la centro derecha, alianzas que han gobernado durante los últimos 30 años, estarían quedando fuera de la batalla final -o sea del balotaje- que definirá en diciembre al nuevo mandatario, lo que abre un escenario que generar más dudas que certezas.

En Chile ven cómo se agudiza la "peruanización" de las elecciones presidenciales

A la cabeza de las encuestas -por lo menos las últimas- está José Antonio Kast, un representante de lo que sería la ultraderecha chilena, el cual se abrió del oficialismo en 2016 y que tiene ideas radicales, al estilo de Jair Bolsonaro y Donald Trump. Por el otro lado, quien le sigue, Gabriel Boric, es un diputado de sólo 36 años que se hizo conocido como dirigente estudiantil y que ganó su puesto en el Congreso representando a la Región de Magallanes, la más austral del Chile. Hoy es parte de Convergencia Social, un partido de izquierda más moderada que el Partido Comunista, con el cual fue a primarias y se ganó su lugar en el proceso presidencial.

Ninguno de los dos mencionados es representante del oficialismo actual, que compite bajo el nombre de Chile Vamos (centro derecha), y tampoco de la tradicional Concertación de Partidos por la Democracia (centro izquierda que se unió para ganarle el plebiscito a Pinochet). Los representantes de esos bloques, Sebastián Sichel y Yasna Provoste, hoy corren detrás y varios puntos abajo de esta dos alternativas.

De esta forma, después de 30 años el poder en Chile podría estar fuera de esos dos bloques que igualmente mantienen representatividad parlamentaria considerable. La herencia del estallido social es una polarización de las ideas, más hacia la izquierda o hacia la derecha de lo que existieron en el vecino país hasta 2019.

Aunque Boric es más moderado que el comunista Jadue (a quién derrotó en primarias) está condicionado por ese sector para recibir su apoyo. No sólo le piden considerar sus ideas, sino que le exigen llevarlas a la práctica sin modificaciones.

Por el otro lado Kast, es de los que creen que hacer un foso en la frontera es una buena forma de contener el ingreso de inmigrantes ilegales, eso considerando los problemas que tuvo Chile en las últimas semanas con venezolanos que ingresaron de manera ilegal.

Cambios radicales o modelo resistente a todo

El perfil de Kast sería el que mantendría el modelo chileno con menos modificaciones, todo dependiendo del resultado de la nueva Constitución y los cambios que podría introducir en el funcionamiento del país.

Un punto fundamental para los chilenos es el tema de las pensiones, el cual está marcado por un rechazo mayoritario al sistema de AFP. Ese punto, deja entrever qué tan fuerte puede ser el cambio que puede traer uno u otro sector.

Kast mantendría el formato, a menos que la Constitución condicione el sistema, pero Boric apunta a una reforma del sistema. Sin embargo, por más cambios que quiera hacer, descartó de plano esta semana un avance al estilo argentino. Es decir, descartó expropiar los ahorros de los chilenos en las AFP y confirmó que esos fondos son de las personas y no serán tocados por el Estado. No saben cuál es el sistema ideal, pero entienden que la población no quiere un fondo común y solidario en el que pierdan los ahorros de su vida laboral, como ocurrió en la Argentina.

Ese punto, muestra que por más polarizada que esté la elección, muchos de los pilares del modelo trasandino se podrían mantener, aunque podrían un mayor gasto público y otros matices que se tienen que notar para justificar el cambio en caso de ser electos.

A un mes del proceso, aún es alta la incertidumbre y con el bajo nivel de militancia política en el vecino país, la campaña, los numerosos debates que sostienen los candidatos y los anuncios en temas de mayor interés, serán los que terminarán por definir la elección.

Por ahora, lo único claro es que -si las encuestas no se equivocan- Chile camina a ser un país con un presidente que se salga del centro hacia uno de los dos extremos.


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