Envejecimiento poblacional: un desafío para la salud pública
El autor propone revisar las estrategias para prevenir enfermedades en esta etapa de la vida, pero el gobierno nacional no muestra una política de largo plazo
La prolongación de la vida ha llevado a un aumento constante de los mayores de 65 años en todos los países. En Japón el 28% de la población es mayor de 65 años, Italia, Portugal y España están entre el 20% y 22%. Argentina, según datos del Censo Poblacional 2022, tiene al 11,9% de su población sobre los 65 años, con crecimiento sostenido desde el 2,0% expresado en el censo de 1895.
Concomitantemente, se asocia una disminución de la natalidad y se visualiza en la pirámide poblacional un estrechamiento de la base y un ensanchamiento de la parte superior que muestra gráficamente cómo envejece nuestra población y anuncia dificultades en la sostenibilidad de la seguridad social y nuevos desafíos para el sistema de salud.
El índice de envejecimiento es la cantidad de personas de 65 años o más por cada 100 personas de entre 0 y 14 años. En Argentina hay 53 mayores de 65 años cada 100 menores de 15 años. Se ha duplicado en 50 años. España ya tiene 118 mayores de 65 años cada 100 menores de 15 años. Este fenómeno demográfico se da, con mayor o menor intensidad y rapidez, en todo el mundo.
Elaboración propia con datos del Censo 2022
Esta situación plantea un verdadero desafío para la salud pública. En los adultos mayores aumenta el riesgo de aparición de enfermedades crónicas. Predominan entre ellas las enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, trastornos respiratorios crónicos, déficits cognitivos, demencia, pérdida de la audición, alteraciones de la movilidad, cáncer, etc. Con frecuencia se asocian dos o más afecciones y la comorbilidad plantea otros desafíos.
Los sistemas de salud están muy orientados a la resolución de patologías agudas y centrados en la demanda que se produce en los centros asistenciales. Cuando las patologías crónicas sufren episodios agudos y los pacientes de edad avanzada y frágiles son internados en hospitales de agudos, pueden ser perjudicados.
Todos los sistemas de salud en países con marcado envejecimiento poblacional enfrentan este desafío cuya solución requiere tiempos que se contraponen a la urgencia. Especialmente es necesario un recurso humano formado y orientado a las patologías de la edad avanzada y su desarrollo requiere años.
La atención primaria plenamente desarrollada, con un equipo que integre, al menos, médico, enfermera y trabajadora social, que tenga un seguimiento longitudinal de cada paciente, conozca su entorno, visite su domicilio y evite internaciones innecesarias, puede lograr una mejor calidad de vida y un uso más eficiente de los recursos.
Las enfermedades crónicas se pueden prevenir, retrasar o mitigar si se induce a comportamientos saludables a lo largo de la vida, particularmente promoviendo alimentación adecuada, actividad física y controles médicos periódicos. El envejecimiento saludable es resultado de un proceso que se lleva a cabo a lo largo de la vida. La promoción de la vida saludable no es un tema que se observe como prioritario en la agenda nacional de la salud pública.