Educación y agua: los dos temas centrales de la sabia Constitución de Mendoza

"Cada Director General que llega empieza de cero, ya que 'él es quien verdaderamente sabe y los cien años anteriores fueron en vano'. Nos llenamos la boca de Políticas de Estado, que borramos inexorablemente".

Carlos López Puelles

La reforma educativa necesita de un debate amplio, generoso y exigente. Quienes hicieron nuestra Constitución, pusieron en valor dos cosas trascendentales para el futuro de la provincia de Mendoza: la educación y el agua.

Ambas fueron incorporadas a la Constitución de Mendoza como políticas de Estado, y como bienes esenciales a las futuras generaciones de mendocinos, más allá de los gobiernos de turno.

Estoy convencido de que el proceso de enseñanza-aprendizaje es tan amplio, que resulta difícil plasmarlo en pocas líneas. Lograr el éxito en este proceso es multicausal/multidisciplinario, por lo que debe atenderse de manera integrada.

Pensar los cambios y adaptar la Ley de Educación Provincial a la Ley Nacional de Educación, es una obligación, que habíamos olvidado, para integrar el Sistema Educativo Federal

Pero que ese sea el objetivo principal, es cuanto menos insuficiente, porque estamos frente a la enorme posibilidad de establecer parámetros y reglas para que nuestra educación sea inclusiva y de calidad con un sistema 100% integrado en todos sus niveles.

Por la experiencia vivida cuando tuve la responsabilidad de estar al frente de la DGE, durante el gobierno de Celso Jaque, y mi percepción actual, la educación en Mendoza tiene tantos sistemas educativos como niveles y modalidades.

En un sin número de encuentros con docentes y supervisores de todos los niveles y modalidades podía observar que faltaba la integración entre los niveles.

Cuando uno hablaba con docentes del nivel superior manifestaban que los alumnos llegaban con falta de conocimientos y hábitos desde el nivel secundario; si la conversación era con profesores del secundario exteriorizaban que los alumnos acarreaban déficit del nivel primario. Reducir todo al estímulo que tuvieran nuestros niños en el nivel inicial, hubiera sido un error.

La experiencia ha demostrado que la fragmentación del sistema educativo atenta directamente contra la calidad educativa y la formación de valores.

Por ello es que comenzamos a implementar el programa "Construyendo puentes pedagógicos", que consistía en "secundarizar" contenidos y procesos en séptimo grado, y lo mismo con el nivel secundario en su último año respecto a la educación superior. Hoy me toca leer que lo llaman con sorpresa "Vinculando trayectorias escolares".

La iniciativa se basaba en fortalecer los equipos docentes y directivos, integrando la organización institucional, el currículo, la gestión y los recursos en una oferta equilibrada y responsable.

Con este programa nos propusimos lograr un sistema educativo único, integrado, que supere la segmentación que se percibe muchas veces y en el cual la responsabilidad de formar a nuestros alumnos sea del sistema y no de un nivel.

Entiendo a la educación como un todo y por eso planteamos la necesidad de crear puentes que hagan posible el recorrido de un camino exitoso y de calidad, lo cual significa que cada niño y joven complete sus estudios obligatorios de manera satisfactoria.

Un alumno que permanece en el sistema educativo y no aprende, está siendo engañado. La exigencia y el aprendizaje debe ser la prioridad, y para eso la capacitación docente y el proceso de enseñanza también tiene que ser evaluado. La inclusión y la exigencia no deben ser excluyentes entre sí, antes bien son complementarias.

En consecuencia, a mi entender, y de acuerdo a lo que he leído de cómo se quiere encarar este proceso de reforma, de haber sido consultado, habría hecho algunas sugerencias que creo colaborarían a no cometer gruesos errores.

La educación debe tener una ley única y no por niveles, esto es integrando todos los niveles y modalidades, moderna, que se adapte a cambios en función del avance del tiempo, de los requerimientos y de los nuevos métodos de enseñanza- aprendizaje; y con un consejo de expertos que realicen un seguimiento y evaluación del sistema para obtener el mejor resultado de docentes y alumnos.

Mendoza debe tener una única ley, que contemple puntos generales para el sistema y el desarrollo de cada nivel y modalidad debe estar incluido en el mismo cuerpo. No una ley general y luego leyes particulares para distintos niveles y modalidades como se plantea actualmente.

La evaluación permanente, en la escuela, la Sección, la Región y el Sistema todo, no hará más que mejorar los resultados, promocionando a los más débiles y compensando las desigualdades existentes entre las Escuelas.

Es difícil saber lo que hay que hacer o a dónde se quiere llegar si no se sabe desde donde se parte. Los resultados deben tener como objetivo la mejora continua en la calidad educativa, en la incorporación de conocimiento, de valores, de hábitos, de tecnologías.

De la única manera que un sistema de evaluación sea bien aceptado y exitoso es considerando a cada escuela como una unidad pedagógica. El sistema educativo tiene distintos actores, capacitados, comprometidos, y todos fundamentales para el correcto funcionamiento del engranaje que hace a la educación en su conjunto.

Es por ello que, cada escuela debe tener su proyecto pedagógico propio y reflexionado por cada comunidad educativa que incluya no sólo los contenidos básicos, sino valores, convivencia, propuestas de superación e inclusión, más allá del pensamiento del burócrata de turno que desde el Centro quiere dirigir el aula.

Ese proyecto pedagógico debe hacerlo cada institución escolar en función de las características de su comunidad educativa. Pretender evaluar a todos con el mismo rigor, será un error. Será el camino a estigmatizar centros educativos y como consecuencia a su comunidad (con lo negativo que puede resultar esto). No todas las comunidades educativas tienen las mismas condiciones ni características.

Adaptar cada proyecto pedagógico a la realidad de su comunidad educativa y exigirle el máximo en consecuencia, evitará las excusas de que no tienen o pueden hacer tal o cual cosa porque no estén dadas las condiciones.

Siempre manteniendo la Unidad de la Política Educativa, pero dándoles libertad y recursos propios a cada Escuela, ellos son los que saben y pueden proponer lo que es mejor para cada uno de sus alumnos.

Un tema muy importante en la multicausalidad a tener en cuenta es la convivencia, sin orden y tranquilidad en la escuela, muy poco se puede hacer.

La convivencia es el paraguas protector para trabajar en la diversidad, respetar las disidencias y potenciar las coincidencias.

Es un tema que durante nuestra gestión lo trabajamos mucho con quien a mi entender es la persona que más sabe del tema en Mendoza, Alejandro Castro Santander, a partir de la realización del primer Congreso Internacional de Violencia y Política Pública.

Las conclusiones sacadas de ese Congreso, entre otros temas, fueron volcadas al proyecto de ley educativa que contemplaba la obviedad (adaptar la ley provincial a la nacional) pero que enriquecía y modernizaba la educación provincial.

Fue un trabajo que se realizó con todos los actores de la comunidad y con la participación importantísima de distintos referentes educativos de todos los partidos políticos. Se incluyeron todos los niveles y modalidades, inclusive la Universidad.

Lamentablemente, al final de nuestro mandato, no se dio continuidad a ese tema, porque cada Director General que llega empieza de cero, ya que "él es quien verdaderamente sabe y los cien años anteriores fueron en vano". Nos llenamos la boca de Políticas de Estado, que borramos inexorablemente.

En ese proyecto contemplábamos la educación a distancia, hoy tan en auge de manera repentina y con cierta improvisación por la urgencia en la que la pandemia nos colocó.

Hace casi 10 años nosotros aprobamos el secundario a distancia para mayores de 16 años que habían dejado sus estudios. Era el punta pie inicial para la modalidad que hoy, tanto tiempo después, es la que está permitiendo que nuestros alumnos sigan recibiendo educación.

Sin duda era un tema que se debía pulir, pero que necesitaba del compromiso de querer mejorar la educación en su conjunto sin importar quién sea el sucesor del sello de turno. No haberlo continuado significó pérdida de tiempo y desperdicio de la capacitación docente realizada por aquellos años.

Claro que no sirve llorar sobre la leche derramada, pero si tener memoria y evitar cometer los mismos errores.

Durante el gobierno se Celso Jaque se trabajó fuertemente en educación, con errores y aciertos. Se priorizó la integración de las familias, docentes, directivos, personal no docente, hablando de un todo que era la comunidad educativa. Siempre en pos de mejora en la calidad educativa y la inclusión. Sabiendo que siempre es mejor un chico en el aula, contenido y acompañado, que un chico en la calle.

También se articuló la negociación colectiva con el sector gremial docente, para disminuir la conflictividad en las Escuelas, pero por sobre todo, dignificar el rol docente, directivo y de supervisión.

Son tiempos de consensos, de escuchar al otro. El Gobierno escolar de turno, debe guardar el "garrote" y la amenaza y trabajar más en el diálogo. Sumar a cada uno de los actores involucrados en una verdadera Política de Estado que concluya en la mejora integral de un sistema educativo que está siendo protagonista, que está innovando como puede, y que cada uno de los que lo llevan adelante están haciendo un esfuerzo invaluable frente a la necesidad de continuar brindando el derecho de cada alumno a recibir su educación.







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