Educar a la paz para rechazar la guerra
Un nuevo aporte en torno a la educación para la paz, de parte del profesor José Jorge Chade.
Puedo empezar con un poderoso pensamiento de Gandhi: 'La guerra es el mayor crimen contra la humanidad'. Pareciera que a un gran número de quienes habitan este mundo poco les importa. Gandhi condena el uso de la guerra, y explica el porqué de forma muy clara: «Se dice: los medios son al final los medios. Pero yo digo: los medios al final lo son todo». Entre los medios y los fines existe la misma correlación inviolable que entre la semilla y el árbol. La justicia, libertad y la paz, sólo se alcanzarán con medios compatibles con la justicia, la libertad, la paz.
Él dijo: nosotros controlamos los medios, no el fin. Por eso los medios lo son todo: porque los medios que elegimos prefiguran el fin que alcanzaremos. Si utilizas medios de destrucción, de muerte, de guerra, como las armas, sólo conseguirás un fin de destrucción, de muerte, de guerra.
Otro punto muy importante en el pensamiento noviolento gandhiano es que, incluso antes de hacer el bien, se nos pide que no hagamos el mal: «La no colaboración con el mal es un deber tan importante como la colaboración con el bien». Y aquí reside la clave de la propuesta educativa noviolenta.
Para la noviolencia organizada, el primer punto programático siempre ha sido la educación. Cuando Gandhi fue a Italia por unos días en 1931, tuvo contacto con Maria Montessori, de la cual hemos hablado en estas notas varias veces. Intuyó la grandeza del método Montessori e hizo que le dieran todos los materiales para estudiar la propuesta Montessori y cuando regresó a la India la llamó para planificar su reforma escolar.
María Montessori solía decir: «Hagamos la paz, un niño a la vez». Su método era claramente la educación no violenta. Hacía una gran inversión en el futuro, creía en los niños: esta es su enseñanza más importante «educa a un niño y salvarás al mundo»: este es el lema de las escuelas Montessori. En esta misma línea Gandhi dice 'cámbiate a ti mismo y cambiarás el mundo', así que empieza por ti mismo, el primer cambio hazlo en ti mismo.
¿Me pregunto entonces porqué nos referimos siempre a los grandes Maestros del pasado? Está claro, ellos con su testimonio son personas que nos conquistan. Su fuerza era la coherencia y el ejemplo personal: ¡demostraron que la no violencia funciona empezando por ellos mismos y luego contagia a los demás!
Cuando nombramos la paz, sabemos que es un concepto positivo y constructivo. Gandhi lo llamaba precisamente así: «el programa constructivo de la paz», que sólo puede expresarse plenamente en condiciones de democracia, donde haya participación, cooperación, donde todos puedan expresar su voluntad, su orientación. Donde todos tienen derecho a hablar. La paz es, en efecto, un concepto coral.
Aldo Capitini (Filósofo italiano, activista por la paz,antifascista y educador), intentó ir aún más lejos que la democracia con el concepto de omnicracia, es decir, el poder de todos. Aquí, sólo con el poder de todos puede expresarse plenamente el concepto de paz. No un poder concentrado en pocas manos, en el gobierno, que también puede dirigir y comandar la intervención armada, sino sólo en un concepto de democracia plena, de omnicracia, puede desarrollarse el concepto de cultura de paz.
Si una fórmula educativa no violenta se crea al interno de un país, los resultados podrán verse, como con el método Montessori.
Educar con el método de la no violencia (desde la infancia a través del juego, el descubrimiento, la potenciación, la cooperación) es llegar a la persuasión (término utilizado por Aldo Capitini en su filosofía de la no violencia). Pero, ¿quién es, qué hace el persuasor? Utilicemos las palabras del propio Capitini: «el persuadido es aquel que, a través de la apertura, tiene tal firmeza que conoce el máximo posible de su vida presente». Giuliano Pontara, el filósofo de la noviolencia, lo explica así: 'el persuadido es un «revolucionario abierto» y «permanente», porque la lucha noviolenta por una sociedad noviolenta no se detiene nunca, y parece como si tuviera que empezar de cero. Pero no se desanima: es humilde, conoce sus límites, sabe lo que puede dar y por ello tiene una gran confianza en sí mismo».
Aldo Capitini, fundador del Movimiento Noviolento (y quien actualizó el pensamiento noviolento de Gandhi a la realidad y la cultura occidentales) considera la educación, que pasa por la escuela, como un poderoso medio de transformación. La educación noviolenta, o educación abierta, desencadena una revolución profunda y estructural en la sociedad; tiende a recrear el mundo sobre nuevas bases, situando en el centro la creatividad de los niños, siempre libre, abierta y alegre.
Los niños son «los niños de la fiesta», están «delante, no detrás», portadores de un futuro que se realizará a través de ellos. Y aquí Capitini, con Gandhi, introduce el concepto de educación al amor: «El niño no distingue entre amor y amistad; si le dices: en mí tienes un amigo seguro; le dices mucho y él lo apreciará profundamente, querrá ser así también, quizá enseguida con el perro. [...] Corresponde al educador mostrar (y en ello confirmar al niño) que la amistad es interés por la situación en que se encuentra el otro, atención a sus problemas, intervención para resolverlos cuando es necesario. El niño debe asistir lo antes posible y luego ser admitido en los grupos deliberativos: si hay que tomar una decisión importante en la familia, en el barrio, en otro lugar, si hay que realizar un proyecto, se aplica el método del debate». Esto es hablar tácitamente de educación inclusiva.
El niño, por lo tanto, como protagonista de la sociedad que construye la paz. Este es el corazón de la educación noviolenta que pasa por el rechazo de la guerra.
Una definición de la noviolencia, para mí la más persuasiva, es la que dio el propio Aldo Capitini: «La noviolencia es apertura: a la existencia, a la libertad y al desarrollo de todo ser vivo»; y aquí el significado más fuerte lo dá la palabra apertura. Y así es fácil entender por qué la noviolencia se llama también «Educación Abierta».
Aquí, esto es lo contrario de la guerra. Nuestro compromiso.
BIBLIOGRAFÍA
La educación a la paz pasa por el desprecio a la guerra. Mao Valpiana. Revista Bene Comune, Roma. 2024
Notas de Mao Valpiana Periodista y editor de «Nonviolent Action». Es Presidente Nacional del Movimiento No Violento. Es miembro del «Comité Consultivo Nacional para la Defensa Civil No Armada y No Violenta», creado en la Oficina Nacional de la Función Pública. Ha sido concejal municipal en Verona y consejero regional en el Véneto.