¿Dónde se guarece la vida?

Una gran nota del Dr. Eduardo Da Viá (una vez más) en la que analiza en dónde hay vida, aunque estemos distraídos o no percibamos su existencia.

Eduardo Da Viá

En el corazón me responderán muchos y lo acepto como una posibilidad a pesar de que cuando se lo detiene ex profeso en el transcurso de una cirugía cardíaca bajo hipotermia, la vida continúa en todo el organismo.

En el cerebro, argumentarán otros, pero cuando se produce lo que convencionalmente llamamos muerte cerebral, ocurre lo mismo que arriba, cada célula de cada órgano sigue con vida.

En el alma podrán argüir algunos, pero yo les contesto que el alma es una entelequia no demostrada hasta ahora, a tal punto que se la define como

1- Principio que da forma y organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida.

2. f. En algunas religiones y culturas, sustancia espiritual e inmortal de los seres humanos.

Como vemos es imposible dar una respuesta concreta en vez de "principio" o "sustancia".

Pero si nos alejamos un tanto de lo escrito, advertiremos que las respuestas siempre están en primer término referidas al ser humano, y yo me pregunto qué pasa con el resto del reino animal, del vegetal y aún del mineral.

Hay animales diminutos que carecen de cerebro y hasta de corazón, ¿será que están dotados de alma para vanagloria de los que así sostienen?

Las células vivas tienen en su interior alrededor de 12 estructuras llamadas organelas (diminutos órganos) que son indispensables para la vida o por lo menos para la vida sana. No sé si la vida se resguarda en alguna en especial o en el conjunto, o si con sólo 5º 6 de ellas es posible la continuidad de la existencia.

Pero la ciencia siempre nos tiene un secretito para desilusionarnos y hacer añicos alguna propuesta aparentemente indiscutible; les cuento que la Rana del Bosque (Lithobates sylvaticus) que se encuentra fuera de peligro del exterminio hombre mediante, puede resistir congelada hasta 218 días, para retornar lo más campante a la vida normal ni bien despierta la primavera.

Yo me pregunto qué se hizo la vida intertanto, se congeló tal vez, se mudó a otro organismo más cálido o simplemente es inmune a los cambios térmicos.

El reservorio más importante de vida que poseemos los mamíferos son los ovarios y los testículos, responsables de producir y albergar nada menos que a los gametos o células reproductivas: óvulos y espermatozoides respectivamente cada uno de los cuales contiene media nueva vida futura, dado que al fusionarse, como todos sabemos y fecundar el espermatozoide al óvulo transfiriendo cada uno la mitad del genoma, es decir 23 cromosomas, el óvulo fecundado alberga ya una nueva vida, un nuevo ser humano, perro o tigre; por ello es que mi postura anti aborto provocado lo es porque constituye nada más y nada menos que un asesinato premeditado.

El albergue de este nuevo ser es el útero materno, una especie de hotel todo incluido, maravilla de la naturaleza, en donde permanecerá el producto de la concepción creciendo y diferenciándose permanentemente durante nueve meses, momento en que pasará al mundo externo que lo rodea, la mayor parte de las veces con gran alegría parental, otras con un triste mea culpa por parte de los irresponsables hacedores.

En la parte final del intestino delgado y en todo el grueso o colon, existen millones de bacterias que componen la flora intestinal, indispensable para la vida. Son excretadas con las heces, las que contienen hasta el 50% de su peso en bacterias.

Pero este ensayo no pretende ser un tratado de Biología, sino un espacio para dar libertad de pensar en el arte de la vida, entendiendo por arte el ver más allá de un objeto, el arte significa la expresión de sentimientos y emociones, es representar una visión de forma única y cargada con el sentir de artista.

Con esa premisa in mente yo les aseguro que la vida se guarece en todas partes, lo que ocurre es que somos tan simples los humanos que, si la "cosa" no se mueve, no emite sonido alguno, no da muestras de alegría o de sufrimiento tal como nosotros lo entendemos, es que definitivamente carece de vida.

Esto significa que la humilde roca soterrada o expuesta a la intemperie, nada siente y es ajena al mundo que la rodea y entonces por qué de repente se parte sin que podamos avizorar traumatismo alguno. No será que cansada de yacer ignorada ha decidido transformarse en grava para, junto al mortero, dar la vida que atesoró para construir una nueva casa que seguramente se llenará a su vez de vida, humana, vegetal y quizás también animal.

Nunca se ha demostrado que las rocas carezcan de sensibilidad.

¿Que dónde más se cobija la vida?

Pues en el AGUA por cierto, sin la cual no puede durar, aunque a veces permanece agazapada, como en mi cuento del tocón de olivo que, dado por seco durante años, cuando le llegó nuevamente el agua, reverdeció y hoy está dando frutos como años atrás.

En los vilanos o plumeros como se les llama comúnmente y que son simplemente semillas cargadas de vida y tan livianas que el aire las transporta para ir a fructificar lejos de su planta madre.

Y así en todas y cada una de las semillas que son verdaderos embriones a la espera de algún "útero" que los albergue hasta convertirse en uva, petunia o césped.

Hay vida acumulada en las gotas de agua de la lluvia cuando les da el sol y forman arcoíris, porque la refracción de la luz que les penetra, en cada gotita genera toda la escala de ondas electromagnéticas contenidas en la luz solar, incluido el infrarrojo que es la radiación caliente; agua y calor los alimentos de la vida.

En la tinta está la vida, que transferida al papel con una simple pluma de ave como vector es capaz de revivir personajes tanto animados como inanimados, a traer nuevamente a la vida seres desaparecidos siglos o milenios antes; a darle vida incluso al futuro vaticinando como serían los seres venideros, o inventando maravillosas fábulas donde los animales dialogan plenos de vida y nos dejan casi siempre una enseñanza o un consejo.

En la clorofila está la vida, que con su poder de sintetizar oxígeno le permite respirar al planeta, sin clorofila no habría vida, pero paradojalmente, ella, dadora de vida, depende para conservar la suya del viaje anual de arena del Sahara a través del Atlántico, que por toneladas es trasladada por vientos de dirección este-oeste y son nutrientes de las que carece la selva amazónica por ejemplo, indispensables para la síntesis de la clorofila y claramente demostrado por imágenes satelitales. Yo creo que cada minúsculo granito de arena atesora vida agazapada y presta a ser transferida a las abiertas millones de microscópicas bocas de las ansiosas raíces que esperan el alimento vital.

En la luz está la vida, de ella depende la famosa fotosíntesis y por ello en la oscuridad absoluta la mayoría de las plantas fenecen, porque la luz es calor, el calor que la mayoría de los seres vivos necesitamos para sobrevivir, se entiende cuando carecemos de generación artificial de calor.

Y, finalmente, la vida SOBRE la Tierra depende inexorablemente de la vida BAJO la tierra.

Este tema fue motivo de un escrito anterior pero la esencia del mismo es que hoy se sabe que los hongos subterráneos catalogados como el "sistema circulatorio del planeta" y son vitales para la biodiversidad y fertilidad del suelo. Se dice tienen una gran capacidad de absorber y almacenar dióxido de carbono, amén de intercambiar elementos al vincularse anatómicamente con las raíces de las plantas en especial los árboles. Y a pesar de ser ecosistemas clave, muy pocos conocimientos se tienen sobre ellos. Para construir una base de datos más sólida, se mapearán por primera vez.  

¿Los hongos nos enseñaron a hablar cuando todavía éramos monos?

Este proceso hará parte de un nuevo proyecto liderado por la Sociedad para la Protección de Redes Subterráneas (SPUN), del que hacen parte científicos y científicas de los Países Bajos, Canadá, Estados Unidos, Francia, Alemania y la Universidad de Manchester en el Reino Unido. El objetivo es recolectar 10.000 muestras en todo el mundo y emplear inteligencia artificial para mejorar su capacidad para absorber y almacenar dióxido de carbono.

La interrelación entre hongos y vegetales arbóreos sobre todo, son esenciales para la vida de los segundos y por ende de la flora toda.

Pero exprofeso he dejado para el final los dos refugios más seguros para la vida. La AMISTAD Y EL AMOR.

Ambos son difíciles de definir, pero todos o casi todos hemos tenido la suerte de experimentar uno y otro, en ellos la vida fluye como en el arroyo más cristalino o como en el cielo más despejado y celeste; y además son susceptibles de cultivar y engrandecer y aún en los peores momentos, son capaces de pervivir aunque parezcan muertos. El amigo y el destinatario de nuestro amor son los cancerberos de la vida.

Para finalizar aclaro que solo he pretendido dar una somera idea de la complejidad de mecanismos y procesos donde radica la vida vista a nivel de superficie.

Pero si lo observáramos desde una cierta altura veríamos que todo es una maravillosa maquinaria que trabaja sincronizadamente con un solo objetivo: DAR Y PRESEVAR LA VIDA.

Hasta la aparición del Homo Sapiens, la vida en la tierra se mantenía en armónico equilibrio.

La mayoría de las especies que han desaparecido lo han sido por la mano deletérea del hombre, sea por cuestiones comerciales o lúdicas, se han extinguido vegetales y animales que tenían su lugar específico y que la naturaleza de alguna manera, aunque no siempre, ha logrado remplazarlos por otros no destinados originalmente a la tarea correspondiente

Esa maquinaria a la que me refiero trabaja en base a un principio muy simple: SOLIDARIDAD.

El Tomismo sostiene que la solidaridad nace espontáneamente de la conciencia de la interdependencia, es decir, del darnos cuenta de que dependemos unos de otros y que, por lo tanto, es imposible que yo esté bien si mi prójimo está mal.

Sé positivamente que mi conclusión, además de obvia es casi pueril y que si la leyera Tomás Moro seguramente me demandaría por intento de plagio de su famosa UTOPÍA.

Pero en mi condición de médico que juró defender la vida, juramento que mantuve vigente en todos y cada uno de mis actos profesionales, no puedo menos que hablar de la vida, cuya preservación o alivio de los males que suelen aquejarle han sido el leitmotiv de mi accionar en este mundo.

En este menester es necesario desafiar muchas veces a la muerte, sabedor que la parca será ganadora cuando lleguemos a la meta; pero también tuve la satisfacción cientos de veces, de verla retirarse del campo de batalla momentáneamente perdedora, cabizbaja y amenazadora de un seguro regreso.