Los problemas que el Gobierno no sabe solucionar y afectan la confianza
Los excesos de dogmatismo del Gobierno chocan con la realidad, que es una construcción cultural de la sociedad. La columna de Rodolfo Cavagnaro.
Cada día que pasa el gobierno de Javier Milei va mostrando facetas que muestran un alto grado de improvisación. Además, el exceso de dogmatismo que el Presidente imprimió a sus decisiones, e impuso a su equipo de gobierno, lo dejaron expuesto a cometer errores de apreciación por su excesiva rigidez que muestran un profundo desconocimiento del mercado, que dice defender.
Esta paradoja quedó demostrada con el conflicto con las empresas de medicina prepaga y la conducta de estas empresas demostró que, en este caso, no existía un mercado perfecto sino todo lo contrario. Y esto desnudó el exceso de dogmatismo o voluntarismo de querer forzar la interpretación de que existía un mercado de competencia perfecto, pero es todo lo contrario. El mercado de la salud no es lo mismo que una gaseosa o un restaurante. Y por eso exige una regulación porque el problema es que hay una asociación peligrosa entre jugadores gigantes contra consumidores que pagan y tiene cada vez menos derechos.
El Gobierno comenzó a darse cuenta de que los aumentos que habían aplicado las empresas de medicina prepaga eran tan excesivos que habían subido tres veces más que la inflación en los primeros tres meses. Las quejas de la clase media, que es la usuaria de estos servicios, era cada vez mayor porque se sentían abandonados por el Estado. Ya había una denuncia en la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia de parte de legisladores de la Coalición Cívica y el gobierno, aprovechó y sacó un a medida precautoria que obliga a retrotraer los aranceles a diciembre 2023, más el ajuste por IPC, a 8 prestadoras. El Gobierno quiere ampliar la medida a 18 en total, que concentran el 90% de los afiliados al sistema.
La teoría liberal va por un lado y la práctica vuelve a ser heterodoxa
No se sabe cómo van a encarar el desenlace porque muchas prepagas ya hicieron acuerdos con prestadores o con el propio personal, en función de los valores que habían fijado. También hay que considerar el peso del precio de los medicamentos o de ciertas prácticas dentro de los costos para ver cómo se desarma. Lamentablemente, al llegar tarde se van a producir problemas complejos.
El Gobierno se enfrenta a un debate de tipo dogmático, porque no todos los liberales piensan en el sentido estricto que lo hace Milei, bendecido por Alberto Benegas Lynch (h). Una cosa en la Academia y otra cosa es el gobierno. Una cosa es el mundo del "deber ser" ideológico y otro distinto el mundo del "ser", de la realidad. El mismo académico recomendaba que los intelectuales no debían actuar en política porque se debían enfrentar a límites que no tienen en la actividad intelectual, del pensamiento.
Dentro de la misma Escuela Austríaca había diferencias entre quienes seguían en la academia y los que debían gobernar la Alemania de la posguerra. La Economía Social de Mercado no fue un postulado dogmático de la academia, fue una construcción política del partido político alemán que llevo adelante los principios de los académicos, adaptándolos a la realidad. Su postulado fue clarísimo: "Debe existir tanta actividad privada como sea posible y tanta actividad estatal como sea necesaria". El margen de diferenciación es complejo, pero se debía sostener en la sanidad de las cuentas públicas y la propiedad privada, con economía de mercado.
Nuestra propia Constitución Nacional, en su artículo 14, cuando enumera los derechos de los que gozan los ciudadanos aclara que se gozan "conforme a las leyes que reglamentan su ejercicio". Es decir, no hay derechos absolutos y, aunque parezca innecesario, es bueno recordar lo que nos enseñaban en la escuela primaria (lamentablemente ya no se enseña): tus derechos terminan donde comienzan los derechos de los demás y el que fija ese límite es el Legislador y el Ejecutivo cuando reglamente las leyes. Es la forma de garantizar el principio de igualdad ante la ley.
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El ministro Luis Caputo ya había tenido que salirse de la ortodoxia cuando llamó a supermercadistas y empresas alimenticias, quienes le reconocieron que se habían cubierto penando que el dólar llegaría a $2000 o $3000 y habían hecho sus costos sobre esas previsiones "Se nos fue la mano, reconocieron" y aunque no se les fijaron precios hubo una sugerencia para que adecúen e, incluso para que hagan más fáciles las ofertas, a fin de que pudieran ser medidas por el INDEC.
La confianza disminuye y no aparecen soluciones
El golpe sobre las empresas de medicina prepaga tuvo un condimento político: darle alguna satisfacción a la castigada clase media que, junto con los jubilados, han sido los que están pagando más duro el costo del ajuste, mientras la casta se sigue cubriendo, como mostraron los senadores en jueves ajustando sus sueldos. No obstante, se agudizan los problemas de empleo y ya están llegando las nuevas tarifas de luz, causando estragos. Por eso se demoraron un poco los ajustes de gas y los de los colectivos en la zona del AMBA, para repartir el castigo en el tiempo.
Mientras tanto, no parece cercana la posibilidad de levantar el cepo, mientras el gobierno espera que comiencen a llegar las divisas provenientes de la cosecha gruesa, aunque la situación no es la ideal. Es que ha subido el dólar en el mundo y en todos los países, menos en la Argentina. Esto hace que perdamos competitividad. Además, al subir el dólar bajan los precios de las materias primas. La soja está por tocar un piso de us$400 la tonelada. Los especialistas sostienen que, si el precio perfora este nivel, se puede producir un desbarranque peligroso.
Este atraso el tipo de cambio está alertando a los inversores acerca del destino que podría tener la paridad a futuro. El exministro Domingo Cavallo arriesgó que, de mantenerse el atraso, podría haber una sobre reacción en caso de liberar el cepo y eso llevaría al dólar a un nivel de $1500 o $1600. El gobierno no piensa devaluar, pero para eso debería recuperar competitividad bajando impuestos, y si libera el cepo tendría que eliminar el impuesto PAIS, que representa un 30% de los ingresos totales del fisco.
Por el momento se mantiene una tensa calma. Muchos sindicatos están cerrando acuerdos de aumentos salariales, que podrían mejorar la actividad económica, pero el atraso cambiario no está atrayendo turistas, como hasta hace 3 meses. Es más, hoy los argentinos cruzan a países limítrofes a comprar algunos productos muy económicos.
Finalmente, la gente sigue aguantando, los gremios no aciertan a tomar medidas porque el nivel de apoyo de la sociedad aún es muy grande, aunque el cansancio se sigue haciendo sentir, sobre todo cuando se aprecia que los esfuerzos no son equivalentes ni proporcionales.