Números mentirosos del desempleo para esconder la falta de crédito del Estado y la nueva carrera del dólar
Rodolfo Cavagnaro y su análisis de los domingos. Hay menos desempleados que planes sociales, mientras el gobierno no consigue renovar bonos y emite plata para pagarlos que se va a recalentar el mercado del dólar.
Esta semana se conocieron los datos de empleo del primer trimestre del año y arrojó una tasa de desempleo del 7% y el dato solo no cierra. Este porcentaje equivale a 1,7 millones de personas entre desempleados y subempleados, pero no se condice con 11 millones de personas que perciben prestaciones sociales, que agrandan el déficit público.
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Tenemos la manía enfermiza de autoengañarnos y esto viene de vieja data. Fue Roberto Lavagna el que, siendo ministro de economía, ordenó en 2003 que los beneficiarios de los planes trabajar y jefes y jefas de hogar, creados en el gobierno de Duhalde, fueran considerados como subempleados.
Más allá de esta consideración, estos números son para estudiar. La tasa de actividad, que mide la población económicamente activa (PEA) promedio fue del 46,5%, pero en Mendoza volvió a superar el 50%, una de las más alta del país. Pero, aunque la tasa de desempleo fue del 6,5%, la encuesta refleja que el 26,5% busca otro trabajo porque con el que tiene no le alcanza. Esto refleja que los niveles salariales de Mendoza son muy bajos, tanto en el sector público como en el privado.
Incluso, el dato interesante es que los ocupados demandantes de otro trabajo casi duplican a los subempleados totales. De estos, el 70 % son demandante de empleo. La problemática de la creación de empleos debe ser objeto de debate entre el sector público, el privado y los sindicatos. Todos son responsables y entre todos deben encontrar una salida, antes que haya un desborde social.
Este es un tema del que no se hacen cargo los políticos, que siguen incrementando las plantas de personal, ni los privados. Lo cierto es Mendoza pierde competitividad laboral y por esa razón profesionales calificados prefieren mudarse a otras provincias y esto grave porque implica la pérdida de capital humano.
El frente fiscal cada día más complicado: El Estado se quedó sin crédito
Los datos de la economía argentina siguen siendo malos y, lo que es peor, anticipan un futuro no muy bueno hasta fin de año. El Gobierno no atina a tomar decisiones concretas que indiquen un rumbo y vive a la sombra de los ataques de la vicepresidenta, que les reclama más gasto público y más emisión monetaria. Lo bueno es que ella no lo dice con la intención de romper la coalición gobernante, sino con la de despegarse de los resultados del Gobierno, que ella integra, intentando preservar expectativas electorales para 2023.
La corrida contra los bonos indexados se ha mantenido, por lo cual el ministro Guzmán debió recurrir a los bancos públicos para hacer un canje de bonos, que en el mejor de los casos llegó al 60% y el resto debió pagarlo con emisión monetaria. Este mes ya lleva 240.000 millones y queda un vencimiento el 30 de junio. A la emisión para cubrir el gasto se le suma otra para cancelar bonos del Tesoro. Esto significa, simplemente, que el Estado se quedó sin crédito interno, que era lo único que le quedaba.
Pero lo más grave es que ya acumula un déficit primario de $463.000 millones, equivalente a 0,6% del PBI, empeorando sensiblemente frente al 0,12% del producto de 2021. Y esto pone en duda el cumplimiento de las metas con el FMI, sobre todo porque junio es un mes de estacionalidad alta del gasto, no solo por los pagos de deuda sino por la incidencia de los aguinaldos.
Según el Indec, la desocupación se mantiene en 7% y Mendoza es la peor provincia de Cuyo
El panorama fiscal no luce bueno, aunque al Gobierno no le preocupa mucho el FMI. Ya todos, incluso el mercado, están convencidos que el organismo lo que quiere es que este Gobierno llegue hasta el final y luego renegociar sobre pautas más firmes con el próximo Gobierno.
El dólar se puso caliente y la inflación se mantiene firme
Todos los pesos que se fueron de los bonos fueron a recalar en las distintas modalidades del dólar paralelo. El blue cerró el viernes a $ 226, habiendo subido $ 10 en la semana, aunque si se toman los valores desde principios del año, el aumento del blue alcanzó al 9%, muy por debajo de la inflación acumulada.
No obstante, si se mantiene la salida de capitales de bonos y el paso a dólares, puede esperarse que, si hasta fin de año al valor actual se le sumara una actualización mínima de inflación del 30%, estaría llegando a los $300. En todo caso, el dólar paralelo seguiría muy atrasado respecto a la inflación, aunque hay que considerar las devaluaciones que están experimentando las monedas nacionales por la suba del precio del dólar a nivel internacional, a lo cual hay que descontarle la inflación de la moneda norteamericana del 10%.
Toda la emisión monetaria, más los aumentos de los servicios públicos, incremento del precio del gasoil, y ajustes autorizados van generando un condimento complicado para el panorama de los precios. Además, los problemas de abastecimiento ocasionados por la escasez de gasoil van generando un peligroso panorama donde, como siempre, aparecen los aumentos preventivos.
Los disfraces de la política en el Estado: por menos áreas de "qué lindo sería que..."
Con esto, el panorama futuro de la inflación sigue marcando un horizonte elevado, con un piso del 5% mensual y una estimación de entre 75 y 80% anual. El gobierno minimiza la situación indicando que aumentó el consumo en supermercados, pero deja de lado que han caído las ventas en otros canales. Además, los niveles de pobreza e indigencia están mostrando un panorama mucho más preocupante y es que hay una gran cantidad de personas con trabajo registrado que están por debajo de la línea de la pobreza, entre ellos empleados estatales, en muchos municipios.
No hay muchas esperanzas de esperar una caída de los índices inflacionarios mientras no haya cambio de expectativas y el Gobierno nacional siga emitiendo moneda para alimentar el fogón inflacionario. Funcionarios desorientados que no saben a quien obedecer ni a quién temer o lo que es peor, soportando amenazas de todos los frentes. Esto no funciona y es obligación del Presidente y la Vicepresidente que este gobierno llegue a su fin y hacer cargo. Ya no habrá lugar para el relato.