Cuarta Ola del feminismo: ¿péndulo, tsunami o flecha?

Emiliana Lilloy sostiene en esta nota sobre la Cuarta Ola del feminismo que "la metáfora del tsunami encuentra su opuesto en otra bien difundida últimamente que refiere que 'estamos en un péndulo'".

Emiliana Lilloy

La Cuarta Ola del feminismo se presenta en un contexto social signado por la democratización de la palabra y quizás sea esa su mayor fuerza y ventaja. Las nuevas tecnologías permiten el acceso de cualquier persona a los espacios de difusión y comunicación -espacio antes monopolizado por pocos varones- a la vez que posibilitan la reproducción masiva de los mensajes e ideas en todo el globo.

Y si bien este fenómeno social y tecnológico -que implica internet y las redes sociales- podría estar al servicio de cualquier movimiento o propuesta, lo cierto es que los feminismos cuentan con la ventaja de una plataforma de acción e ideas con más de 200 años de historia, que hoy, encuentra un campo fructífero para la difusión y análisis nunca antes pensado. Quizás por eso, para esta ola que viene entrando aproximadamente desde los años 80, se esté acuñando metafóricamente el término tsunami.

La evolución de los derechos humanos y las democracias occidentales propician también que ninguna de las mujeres que vivimos en ellas temamos por nuestras vidas al hablar, rememorando aquella Primera Ola en que Olimpia de Gouges fue guillotinada en su lucha por la Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana en plena Revolución Francesa. Menos aún, pensemos en sufrir la estigmatización y ostracismo a que fue sometida Mary Wollstonecraft, llamada la hiena con faldas, por su "Vindicación de los derechos de la mujer" en la Inglaterra del siglo XVIII.

Terminar encarceladas y ser alimentadas forzosamente a través de la tortura ante una huelga de hambre tampoco es una opción. La conquista de los derechos civiles en relación a la familia impiden que, una reclamación por el derecho al voto como la que emprendieron aquellas mujeres cuáqueras en las vísperas de la Segunda Ola, termine por despojarnos de nuestros hijos e hijas, que en muchos casos fueron vendidos por sus padres a falta de "habilidades naturales" para cuidarlos.

Se alimenta directamente la Cuarta Ola de la Tercera, principalmente sembrada por el feminismo radical, que en su frase más prolífera rompió los muros centrales del patriarcado que disociaba el espacio público y el privado. "Lo personal es político", dando el derecho a plantear a las mujeres sus propias vidas y elecciones, y sobre todo a politizar sus cuerpos y sus relaciones personales, dando lugar a la conquista de los derechos reproductivos y visibilizando la violencia de género como un problema social y de política pública, antes visto como una prerrogativa del varón en el seno del hogar.

La mayoría de las mujeres feministas de la Cuarta Ola ya no somos las extranjeras de Simón de Beauvoir, la otredad, las otras en la estructura social perteneciente a los varones. Sino que conquistamos el espacio público en todas sus expresiones, las calles, la sociedad civil y el Estado. Hoy ocupamos y reivindicamos el espacio como derecho arrebatado y no como visitantes, hoy somos dueñas tanto como ellos y lo hacemos valer ocupando los espacios de decisión, los laborales y sociales alzando nuestra voz y haciéndola escuchar. Hoy estamos en la agenda política y nuestros votos definen las elecciones de los países.

Los feminismos de la Cuarta Ola son globales y masivos, pero también intergeneracionales. Porque si bien una característica central está dada por la conciencia e incorporación masiva de las jóvenes, en palabras de Nuria Varela lo cierto es que nadie se ha ido, y estamos juntas en una lucha común hacia la conquista de la igualdad.

Este Tsunami, como tal, implica unas marejadas de ideas y debates intensos llenos de contradicciones hacia su interior. Si bien los desacuerdos sobre temas centrales existieron siempre en el movimiento, la Cuarta Ola por sus características -tecnológica, masiva, global, intergeneracional e interseccional- exacerba y pone más visiblemente en la arena de discusión cuestiones como la prostitución o trabajo sexual, la gestación por sustitución o alquiler de vientres, el posfeminismo y la crítica a un feminismo blanco de clase media académico y elitista, la problematización y sospecha de la participación partidaria de las mujeres feministas, en entre otros, mostrando así ser un movimiento plural y libre de fascismo, que se interpela así mismo disgregándose y creciendo como un organismo autopoiético que evoluciona. Evita así, en su seno, todo intento autoritario, potenciando un constante pensamiento crítico, que emula a una de sus principales referentes históricas: "Conserva celosamente tu derecho a reflexionar, porque incluso el hecho de pensar erróneamente es mejor que no pensar en absoluto", según Hipatia de Alejandría.

Finalmente, como las otras, la Cuarta Ola se enfrenta a las resistencias de su tiempo. Políticas que pretenden un retroceso en las conquistas de derechos conquistados, los impedimentos de participación política, la violencia simbólica y digital constante ante los reclamos, la creación de organizaciones de varones que incluso reclaman el derecho a la violación o leyes contra las supuestas denuncias falsas -con su consiguiente e histórica pretensión de restar valor a la palabra de las mujeres y así perpetuar el estado de cosas-, los femicidios y abusos sexuales constantes, la mutilación genital femenina, entre otros, no hacen más que desarmar la idea de que ya hemos conquistado la igualdad, que no vivimos en un mundo cargado de misoginia y que el movimiento ha perdido su sentido y fuerza.

La metáfora del tsunami encuentra su opuesto en otra bien difundida últimamente que refiere que "estamos en un péndulo". Ese péndulo vendría a representar la idea de que los feminismos actuales son de alguna manera exagerados y que en algún momento la cosa tendría que equilibrarse. Esto no es nuevo, pero en las olas del feminismo eso que se dice "equilibrio", se explica como resistencia a cada conquista o época de cambios.

En este sentido, los feminismos más que un péndulo, son por si mismos una flecha, una que por más resistencias que encuentre en el camino, no se detendrá hasta su Diana: la igualdad real y la liberación de todas las mujeres en el globo.

Cuarta Ola del feminismo: ¿péndulo, tsunami o flecha?

* Para la caracterización y conceptualización de la Cuarta Ola Feminista se utilizó como fuente de lectura e investigación el libro Feminismo 4.0 La Cuarta Ola de la autora Nuria Varela, no representando la presente nota en ningún caso sus opiniones. 

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