Repetir la elección en la UNCUYO: un costo demasiado alto

Mientras el peronismo judicializó en un juzgado designado por el gobierno nacional el resultado de la elección, académicos advierten lo que representaría repetir la elección porque el resultado no convenció a los perdedores.

Pablo Salvador

El jueves 9 de junio se llevaron a cabo las elecciones en la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO). La comunidad universitaria eligió a quienes conducirán sus destinos durante los próximos cuatro años y lo que sucedió podría enmarcarse en lo que algunos expertos en Economía denominan el marco de la elección social como forma correcta de evaluar decisiones sociales.


La justicia dio lugar a la cautelar pedida por Compromiso Universitario 

Por ejemplo, imaginemos que se contemplan tres opciones: opción A, opción B y opción C (esta última entendida como no adoptar ni A ni B). Una forma de elección social consistiría en votar las tres posibilidades y adoptar aquella con un mayor número de votos.

Una elección social es eficiente cuando el bienestar que proporciona al conjunto de la sociedad es el mayor que puede proporcionar. Si la opción A obtiene el 51,53% de los votos y la opción B el 48,47%, el mayor bienestar para la sociedad lo proporciona la opción A.

Esto fue lo que pasó en las elecciones de la UNCUYO. La sociedad, en este caso la comunidad universitaria, manifestó sus preferencias y la opción A, representada por Interclaustro, fue elegida por la mayoría. Asimismo, quienes se inclinaron por la opción C (voto en blanco) también manifestaron sus preferencias.

Otro punto a considerar, y que no es menor, es el costo que implica no sólo para la Universidad, sino también para la sociedad en su conjunto, el hecho de acudir nuevamente a las urnas. Para precisar este dato vale la pena destacar que en la votación del 9 de junio estuvieron afectadas directamente al operativo electoral más de mil personas (unas 1059 según cifras estimadas), que no solo se dedicaron ese día 100% a la actividad, sino que ya venían desempeñando tareas relacionadas con los comicios desde meses anteriores, en algunos casos desde diciembre de 2021.

Es que la votación implicó una fenomenal distribución de recursos humanos: 84 personas fueron destinadas a las juntas particulares de cada facultad; el total de mesas para votar ascendió a 157, en las cuales trabajaron 942 personas, a esto hay que agregar a los 9 integrantes de la Junta Electoral General y el equipo técnico compuesto por 24 miembros. En este último caso, estos colaboradores vienen abocados a la elección desde hace seis meses. Todas estas personas suman un total de 1059, a las que suman muchas más que, anónimamente han colaborado para organizar el proceso electoral de un modo ordenado.

Por esto, y si se avanzara en repetir la elección como están pidiendo quienes perdieron, los esfuerzos de gran parte de esta comunidad universitaria estarían abocados a la campaña electoral nuevamente.

La UNCUYO no puede darse el lujo de seguir pensando en las elecciones. Es tiempo de trabajar en la transición, pero sin desatender el trabajo diario de las distintas áreas de la Universidad y de cada una de las unidades académicas que la conforman.

EL AUTOR. Pablo F. Salvador. Director de la Licenciatura en Economía y Director del Observatorio Económico Regional y Urbano, profesor titular de Economía Regional y Urbana y profesor adjunto a cargo de Economía Laboral; Universidad Nacional de Cuyo.


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