¡Tiempo de vacaciones! ¿Sabemos disfrutarlo?

El verano ha llegado y para muchos es época de vacaciones. Ya sea un fin de semana largo, un viaje fuera de la ciudad, unas vacaciones clásicas o pasar unos días en casa, lo imprescindible es "despegarse" del estrés y de los compromisos diarios y regenerarse. ¿Pero sabemos cómo hacerlo? Lo cuenta José Jorge Chade.

José Jorge Chade
Presidente de la Fundación Bologna Mendoza

Tomarse un descanso y dedicarte tiempo a ti mismo y a lo que te gusta, lejos del trabajo, la escuela, el estrés de los compromisos diarios, es fundamental para regenerar cuerpo y espíritu. Un período de vacaciones, de hecho, influye positivamente en nuestro bienestar a nivel físico, emocional y psicológico.

Las "vacaciones" por lo tanto, más que ir a la playa, a la montaña o tomar un avión, son un estado mental que creamos cuando logramos "desconectarnos" de nuestra vida cotidiana y de nuestros hábitos. Por este motivo no es necesario partir hacia destinos exóticos ni pasar largas temporadas fuera de casa para estar de vacaciones. Aunque pasemos nuestras vacaciones en nuestra casa, hacer un "staycation" como lo llaman en USA, alejarnos de nuestros hábitos y abrirnos a nuevas experiencias y métodos relacionales nos permite entrar en ese estado de ánimo que nos permite regenerarnos y recargarnos.

Cambio de "ritmo"

Para poder entrar en el "clima de vacaciones" y disfrutarlo realmente, es necesario cambiar el "ritmo", lo que significa bajar los niveles de los ritmos cotidianos, hacer cosas nuevas e inusuales, relajarse más, hacer sólo lo que nos hace sentir bien. Para algunos puede significar no poner el despertador por la mañana, para otros madrugar y dar largos paseos, para otros sumergirse en la lectura sin tener límites de tiempo, o incluso aventurarse a descubrir nuevos lugares, dedicarse a amigos o el pasatiempo o deporte favorito que tal vez se descuide durante el año laboral o escolar.

¡Tiempo de vacaciones! ¿Sabemos disfrutarlo?

Cambiando el ritmo podremos disfrutar realmente de nuestras vacaciones, aunque sean cortas. No es fácil de hacer, especialmente cuando llegamos al período de vacaciones al límite del agotamiento físico y mental. Entonces, ¿cómo podemos cambiar de ritmo y disfrutar al máximo de estos días? Unas pequeñas sugerencias pueden ayudarnos a ello y a que sean realmente regeneradores.

Debemos prepararnos mentalmente para las vacaciones 

Planificar sus propias vacaciones ya es un placer en sí mismo; Pensar en el lugar al que iremos, los lugares que visitaremos, lo que haremos en casa, nos permite anticiparnos al placer de la experiencia en sí, empezando ya a sentirnos bien. Sin embargo, recordemos no exagerar con las expectativas o anticipaciones: si son excesivas corremos el riesgo de decepcionarnos. Es mejor pensar en algunas cosas para ver o hacer que sepamos que nos harán sentir bien.

Dejamos el trabajo en la oficina

Los días previos al inicio de las vacaciones suelen estar llenos de tensión y compromisos profesionales que cumplir. Poder aliviar la tensión poco a poco sería muy útil para empezar nuestras vacaciones con buen ánimo y evitar sentirnos "aturdidos" o abrumados por el cansancio durante los primeros días. De esta forma podremos empezar a disfrutar de nuestros días de vacaciones de forma inmediata, sin tener que lidiar con el estrés que supone estar entregado al trabajo.

Con un par de semanas de antelación conviene, por lo tanto, organizarnos para finalizar los trabajos empezados , con el fin de concluirlas unos días antes, y posponer aquellas que puedan ampliarse.

En esta fase también prevemos el momento inicial del regreso y evitamos fijar plazos ajustados: volver al trabajo sabiendo que tenemos que entregar un proyecto unos días más tarde aumentaría nuestra ansiedad y estrés, nos haría volver a empezar inmediatamente a un ritmo excesivo. , haciéndonos perder a todos en un instante los beneficios adquiridos durante las vacaciones. Además, empezar con un ritmo más relajado nos ayudará a retomar el ritmo de trabajo de una forma más serena, sin sentirnos abrumados y evitando el efecto "estrés de retorno".

Para evitar pasar las vacaciones pensando (y preocupándonos) en lo que tendremos que hacer cuando volvamos, podemos entonces preparar una lista de los trabajos o proyectos que retomaremos, detallando lo más posible el "estado del art" de cada uno, de modo que tengamos escrito todo lo que necesitaremos saber y recordar cuando los retomemos nuevamente y empezar a "olvidarnos" de nuestras vacaciones.

Si realmente es imposible "desaparecer" unos días y es necesario seguir la evolución de los proyectos en los que estamos involucrados, establecemos momentos puntuales con un periodo de tiempo limitado para consultar el correo electrónico o realizar un teléfono de trabajo. Llamadas, por ejemplo un par de veces a la semana durante unos 30 min. o 15 min. inmediatamente después del desayuno.

Recordemos que, para que sean realmente vacaciones, alejarse del móvil y dejar de consultar el correo electrónico del trabajo varias veces al día es fundamental, de lo contrario seguiríamos en el trabajo, aunque quizás en la cima de una montaña o sobre una escollera.

No convertir las vacaciones en trabajo

Organicemos cada día de vacaciones en una serie incesante de eventos y cosas para hacer/ver para poder hacer todo lo que dejamos atrás durante el año (repintar las paredes, organizar los armarios o el garaje, armar o arreglar la biblioteca) o visitar todo lo posible en unos días, transforma las vacaciones en trabajo y nos mantiene en el mismo camino que estábamos: seguiremos haciendo mil cosas sin disfrutar ni una sola de ellas. Será una hazaña de la que regresaremos más cansados ??que antes.

Si habitualmente tenemos una lista de lugares para visitar, cosas que hacer o comidas para degustar, procuremos que no sea demasiado larga y que no haya etapas rígidas y apretadas: démonos la oportunidad de dejarnos fascinar por un lugar. o una experiencia que no habíamos previsto y permitámonos cambiar de planes y también experimentar cosas nuevas e inesperadas. Permanecer abiertos a lo que puede pasar nos permite vivir experiencias que nunca hubiéramos previsto y podemos enriquecer nuestro equipaje.

Seamos abiertos al cambio, aunque sea "temporario"

El bienestar que generan las vacaciones aumenta si no seguimos haciendo las mismas cosas que hacemos durante el año. Cambiar de perspectiva, modificar nuestras rutinas y hábitos nos permite abrirnos a nuevas posibilidades y puntos de vista, experimentar cosas nuevas y por tanto nutrir y regenerar nuestra mente y reducir el estrés. Probar nuevos deportes, dormir un poco más, vestir diferente, pasar tiempo con amigos, comer alimentos diferentes son todas actividades que nos ayudan a relajarnos y "desconectar" de nuestra vida diaria, permitiéndonos disfrutar plenamente de nuestros días de vacaciones.

Sentirnos libres de hacer lo que nos hace sentir bien

Para sentirnos realmente de vacaciones, también es fundamental hacer lo que nos haga sentir bien, con total (o casi total) libertad. Poder elegir qué hacer y cómo hacerlo, con quién y cuándo, satisfaciendo nuestras necesidades y nuestros ritmos, nos permite sentirnos "dueños" de nuestro tiempo y vivirlo como tiempo de calidad.

Para algunos será ponerse al día con los libros que no han leído durante el año, para otros visitar museos o sumergirse en la naturaleza, para otros "tomar sol" o descubrir y probar nuevos deportes más o menos "extremos". Escuchémonos unos a otros para entender lo que necesitamos en este momento e intentemos respondernos. No todo será posible, especialmente si tenemos que conciliar nuestras necesidades con las de nuestra pareja o de nuestros hijos: por eso tratamos de encontrar un compromiso que satisfaga nuestras necesidades y las de ellos y nos aseguramos de reservar nuestro propio tiempo, aunque sea solo para 1 hora al día, en la que dedicarnos y hacer lo que nos sienta bien.

Cuidarnos es fundamental durante todo el año y se vuelve indispensable durante los periodos de descanso para permitirnos tener energía y "carga" para empezar de nuevo cuando volvamos a nuestras rutinas diarias. Para "sentirnos de vacaciones" muy poco puede ser suficiente y con estas sugerencias podemos intentar disfrutar estos días al máximo!

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