"La Universidad es escenario de luchas y resistencias al poder dominante"

Carmelo Cortese es sociólogo, profesor consulto e investigador de la UNCuyo; exconsejero superior y exsecretario general de Fadiunc. Responde aquí al planteo del director de Memo sobre la UNCuyo cerrada.

Carmelo Cortese

Sr. Gabriel Conte

Respondo a su "carta personal" del pasado martes 18; y a sus comentarios sobre las IV Jornadas de Sociología, realizadas con su colega R. Montacuto el miércoles 19 por radio Nihuil. Aclaro que no soy vocero oficial de la Universidad, pero sí una voz representativa de un sector docente. Me limitaré a plantear algunos nudos centrales de la cuestión en debate.

Mi primer sorpresa fue la coincidencia de su nota -en contenido y hasta en ejemplos, como los "cursos por correo" y los "egresados por zoom"- con la columna de L. Román ("Los universitarios de la pandemia, entre la resignación y el silencio") publicada en La Nación el mismo día. Una mente conspirativa diría que alguien ordenó líneas editoriales, en sintonía con la orientación política opositora de Patricia Bullrich, Horacio Larreta y Rodolfo Suárez. Yo simplemente pienso que convergen en similares ideologías, valores y preferencias políticas.

El segundo asombro fue la afirmación referida a la Universidad "copada por la izquierda dura", o víctima de un "consenso perverso" donde todos "cuidan su quintita". ¿Desconocimiento? ¿Mala fe? ¿Ubicación muy a la derecha del espectro político argentino, como para calificar de izquierda a todo lo que suene a disenso, diversidad, crítica, cuestionamiento?

Le comento que el aparato escolar (Universidad incluida) forma parte de la totalidad social y en general se corresponde con la orientación económica y política predominante en un momento histórico dado. En ese sentido es un aparato ideológico del Estado. Pero también es escenario de luchas y resistencias al poder dominante, espacio que en nuestro país pudo ser ocupado progresivamente por sectores medios y populares. Luego de la Reforma Universitaria de 1918 se avanzó en la autonomía y el cogobierno. En la Universidad Pública coexisten en lucha diversas corrientes disputando el gobierno y la orientación de la política educativa. Es un espacio contradictorio que produce ideólogos de la dominación y mentores de reformas y revoluciones. De sus aulas egresan gerentes corporativos, gobernadores reaccionarios, políticos progresistas, comunicadores populares, periodistas domesticados, técnicos "apolíticos", artistas transgresores, científicos de laboratorio,... En fin, como usted ve, hay para todos los gustos. Pero, con todo respeto, hay que desconocer mucho la Universidad mendocina para sostener que hegemoniza la izquierda.

Respecto al montaje del dilema presencialidad/virtualidad.

El esclarecedor texto de Nico Hirtt ("La ofensiva de los mercados sobre la Universidad en el Norte como en el Sur", 2008) señala que los gastos mundiales de educación representaban en la primera década de este siglo unos 2 mil billones de dólares. El capitalismo global había desatado una ofensiva, auxiliada por el desarrollo de las tecnologías de comunicación e Internet, para hacer de la educación internacionalizada y a distancia, un bocado nada despreciable para la "education business". Firmas internacionales, con el traje de "Universidades exitosas" o directamente "Universidades de empresa" promovían y vendían productos enlatados, mostrándose competitivas al ahorrar costos fijos elevados como las clases presenciales y el número de docentes. La educación como derecho social se convertía en una noción anticuada, arrasada por la educación como mercancía internacional.

Cuando ese empuje estructural y global empalmaba a la perfección con la emergencia de la pandemia, celebrando que "la virtualidad llegó para quedarse", se cruzaron las necesidades coyunturales de la política doméstica. En Argentina, la anti-virtualidad encajaba mejor con la anti-cuarentena, anti-vacunación, etc.

Quienes habían planteado "caer en la educación pública"; no gastar en Universidades porque "los pobres no acceden"; los que redujeron presupuestos educativos o congelaron salarios docentes todo el año 2020; descubrieron de pronto los réditos que podían sacar del cansancio por las condiciones inéditas de la pandemia. Avizoraron que la educación virtual chocaba con la falta de conectividad y dispositivos, con la falta de auxilios pedagógicos, con el agobio familiar; etc. En lugar de buscar soluciones para ambas modalidades educativas, hicieron de la defensa de la educación en abstracto, y de las clases presenciales en particular, una excelente herramienta para desobedecer, desairar y debilitar a un gobierno nacional que, aún con errores y vacilaciones, tuvo como mérito principal comprender la gravedad de la pandemia.

En Mendoza, funcionarios y periodistas repitieron a coro: "la escuela no contagia", "los maestros no quieren trabajar", "los sindicatos manejan al Rectorado". Reivindicaron la libertad (para pocos) de tomar cerveza en la Arístides y el "derecho a la presencialidad", como un "equilibrio" con las 25 muertes diarias.

Un sector considerable de los docentes universitarios hemos sostenido que, en condiciones "normales", defendemos la presencialidad como elemento constitutivo esencial del proceso de enseñanza-aprendizaje, utilizando las herramientas de las clases remotas como un auxilio coyuntural. Pero, aunque la nieguen, la pandemia existe, y la racionalidad nos exige colaborar con la reducción de la circulación de personas y la disminución de los contagios. No nos gusta la virtualidad, pero la nuestra es una actividad que -a diferencia de otras- puede "emparcharse a distancia" durante la pandemia.

Sobre la Sociología y las IV Jornadas

Usted y sus colegas fueron muy insultantes y agresivos: "se sentaron a escribir 500 ponencias en la pandemia"; "¡qué manera de pelotudear!" (sic); "retórica contra el monstruo"; "lo hacen con dineros públicos". Debería recordarles que muchas actividades se hacen con dineros públicos, desde licitaciones amañadas hasta pauta publicitaria oficial. Que la Dictadura de 1976 cerró Sociología, Periodismo y Antropología Escolar. Que Menem y De La Rúa amagaron con privatizar, arancelar, disminuir al máximo "el gasto" educativo.

Un congreso de Sociología en la UNCuyo ya decidió quiénes son los "buenos" y quiénes, los "malos" a vencer

Pero, ya que según usted la Sociología no debería meterse con la Política, vayamos a la opinión del eminente Pierre Bourdieu (por favor, debo señalarle que no es marxista), para quien la sociología es una ciencia incómoda que incomoda a los poderosos.

La sociología crea problemas... Provoca miedo... porque saca el velo que existe sobre cosas escondidas y a veces reprimidas. ...es una ciencia especialmente difícil. (... ) En sociología... toda proposición que contradice las ideas incorporadas está expuesta a la sospecha de una opción ideológica, de una toma de posición política. Aquélla choca con intereses sociales: los intereses de los dominantes que tienen una opción por el silencio y por el "buen sentido", los intereses de los portavoces, de los altoparlantes, que necesitan ideas simples, simplistas, consignas. (https://www.bloghemia.com/2019/06/pierre-bourdieu-la-sociologia-una.html)

Por último, respondiendo a expresiones de Montacuto, pueden inscribirse en cualquiera de las carreras de la Facultad (entre ellas Comunicación Social) y participar de las Jornadas "Agrietar al neoliberalismo en Nuestra América. Resistencias, emergencias y proyectos políticos en pugna en el centro del quehacer sociológico". Después de la Dictadura ya no hay discriminaciones en nuestras aulas.

En la carrera de Sociología serán bienvenidos. Cuando los docentes cumplimos medianamente nuestras obligaciones, los estudiantes aprenden a leer antes de opinar, a reflexionar antes de insultar, a explicitar sus prejuicios antes de emitir juicios, a descubrir las raíces históricas de los problemas actuales, a analizar el conflicto entre clases y grupos, a comprender los mecanismos que encadenan el enriquecimiento de pocos con el empobrecimiento de muchos. Algunos se vuelven sensibles frente a las miserias del mundo.

En cuanto a las Jornadas, en mi carácter de coordinador de la Mesa temática "Desigualdad y estructura social en tiempos de neoliberalismo", lo invito formalmente a participar. Nadie va a pedir "que le den patadas en el trasero", nadie va a insultarlo groseramente. Escucharemos sus argumentos y fundamentos, que de seguro expondrán las bondades del neoliberalismo. Tal vez pueda demostrar que no hay desigualdad en sociedades dirigidas por los Duque, Piñera, Macri y Bolsonaro. O tal vez, como plantean otras corrientes sociológicas, la desigualdad no es tan mala, sino resultado de los méritos de unos y el parasitismo populista de otros.

Nosotros trataremos de fundamentar, por enésima vez, la necesidad de poner la ciencia social al servicio de los objetivos de soberanía nacional, independencia económica, desarrollo equilibrado y cuidadoso del ambiente, respeto y ampliación de los derechos sociales de las mayorías. Ese es nuestro desafío.

Carmelo Cortese

DNI 10.272.686

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