Boleta Única: orgullo y contraste

Escribe la senadora nacional Mariana Juri (JxC).

Mariana Juri

El sistema de votación de Boleta Única que con éxito y gran apoyo de los mendocinos se implementó el pasado domingo por primera vez en toda la provincia, es mucho más que un mero cambio en las formas de la boleta y del modo de emisión del voto.

Supone un motivo de orgullo para los Mendocinos. La reforma impulsada por el Gobernador Suarez modernizó el sistema y puso al régimen electoral provincial entre los más avanzados del país y acorde a los mejores estándares internacionales de calidad institucional y democrática.

Las ventajas del sistema para la ciudadanía y la República son numerosas, sustanciales y largamente conocidas. Garantiza la igualdad entre los postulantes, asegura que la oferta electoral se encuentre en todos los centros de votación -por más recóndito que sea el lugar donde se encuentre-, evita prácticas electorales contrarias a la libertad del votante como el robo de boletas, la impresión de boletas falsas y resta incidencia al aparato clientelar al que son tan afectos los populismos y los caudillismos, facilita la tarea de las autoridades de mesa e incluso la acción de votantes de mayor edad o con alguna dificultad que tienen un instrumento de mayor simpleza y claridad a su disposición. Asimismo, evita gastos millonarios en emisión de boletas equivalentes a tres o cuatro padrones completos, reduce el impacto ambiental y garantiza una huella ecológica menor en cada comicio.

La exitosa puesta en funcionamiento del sistema, sin sobresaltos, sin colas ni demoras en las escuelas, con una adecuada campaña de capacitación con antelación al comicio y con asistencia y ayuda a los votantes durante el mismo día de la votación, es también un motivo de orgullo. Quienes tenemos verdadera vocación de gestión y de transformación de la realidad, sabemos que no sólo se trata de sancionar buenas leyes. Se trata también de tener la voluntad política y la suficiente capacidad de gestión para que esas buenas leyes se implementen de manera adecuada y alcancen el objetivo deseado. La implementación de cambios profundos y duraderos requiere de un plus de esfuerzo y de capacidad de los verdaderos gestores. En ese aspecto, también el objetivo se cumplió con creces.

Desde nuestro lugar en el Senado de la Nación hemos presentado un proyecto de ley que modifica el Código Electoral nacional para introducir la boleta única de papel. Para su elaboración, hemos tenido presente otras experiencias nacionales en particular el meticuloso estudio realizado por el equipo de gobierno de Mendoza. Hemos sumado también el aporte de diversas instituciones y organizaciones de la sociedad civil, que desde hace años se han comprometido con la adopción de la Boleta Única, como son, entre otras, la Red de Acción Política, CIPPEC, Ser Fiscal, Change, ConstiTuya, Asociación Conciencia y Poder Ciudadano. Vamos a seguir trabajando para mejorar la calidad institucional y democrática no sólo en Mendoza sino también en todo la Argentina.

Pero, como decíamos al principio, el acto electoral del Domingo y la implementación de la Boleta Única constituyó también un contraste. Un contrapunto lapidario con otras formas de gestionar lo público. Basta mirar los cuartos oscuros plagados de boletas con la retrógrada Ley de Lemas que se reimplantó el domingo en San Luis o hace unas semanas en San Juan. O las faltas de transparencia y la manipulación del acto electoral en Tucumán para ver que lo que ocurrió en Mendoza fue mucho más que un cambio en el modo de emitir el voto. Fue la ratificación por parte de los mendocinos de una forma de gestionar, de una forma de convivencia política, institucional y de gestión.

Hablamos de un cambio profundo en el modo de organizar y gestionar lo público en sus múltiples facetas. Un modo mendocino de hacer las cosas que supone transparencia, eficiencia en el gasto, disminución de la carga impositiva, mejora en la calidad de los servicios que presta el Estado, implementación de la ficha limpia, la priorización de la libertad en todos los planos, en particular durante la pandemia, la disminución de la planta de empleados públicos y la reducción de las alícuotas impositivas, entre otras.

Constituyen en su conjunto una manera de modernizar el Estado para dotarlo de la capacidad necesaria para que sea mejor su funcionamiento, reducido su tamaño y más eficiente en el uso de los recursos de los mendocinos.

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