Lástima que la Boleta Única no elimine la Lista Sábana
"Una forma de mejorar la representación política es posibilitar que los ciudadanos puedan rechazar algunos de los candidatos presentados por los partidos, alterando así el orden jerárquico predeterminado por las élites partidarias", dice
En su artículo "La Boleta Única no elimina la lista sábana", publicado por Memo el 8 de febrero, Sergio Bruni enumera algunas justificaciones para mantener la lista sábana incluida en la boleta única:
1) Mantener cierta homogeneidad:
En un país dividido por "la grieta", la necesidad de derrotar al adversario sumando todas las fuerzas posibles lleva a que los principales frentes electorales integren a representantes de un amplísimo espectro ideológico: liberales, conservadores, socialdemócratas, peronistas, etc. Las contradicciones en cada frente se hacen evidentes al tratar diferentes temas. También, ante la definición de las estrategias a seguir.
En estas condiciones, ya poco importa la preservación de la homogeneidad ideológica. Entonces, ¿Cuál es el tipo de homogeneidad que se intenta preservar?
En este punto está la clave. En lugar de leer "mantener cierta homogeneidad" léase mantener el disciplinamiento al reducido número de miembros de los partidos que lo largo de los años ha conquistado la capacidad de decidir quienes ingresan en las listas electorales y en qué orden de elegibilidad.
2) Asegurar los consensos acerca de las reformas que la sociedad necesita:
Ante las contradicciones ideológicas en cada espacio, se establecen consensos básicos imprescindibles: a) la identificación del adversario a derrotar b) algunas estrategias básicas para lograrlo, c) la definición de las líneas rojas desde donde no se va a retroceder, d) y fundamentalmente, la aceptación de quienes son los integrantes de cada sector habilitados en principio para negociar y decidir las listas de candidatos.
Acerca de las políticas, planes y programas necesarios para las reformas que la sociedad necesita, poco se logra consensuar anticipadamente. Los consensos se buscan a medida que son exigidos por cuestiones coyunturales. Las listas sábana no garantizan la existencia de ese tipo de consensos.
3) Evitar la disgregación de los bloques partidarios:
Lo único que evita disgregación son las concesiones mutuas en el proceso de negociación de las listas. Si no hay acuerdo, se va a internas o fracciones de dirigentes saltan de un partido a otro.
Las listas sábana son la expresión cristalizada de acuerdos logrados para una coyuntura electoral específica. No garantizan evitar el transfuguismo o la disgregación de los bloques partidarios durante el periodo legislativo.
4) Evitar que personajes "famosos" desplacen a políticos prestigiosos:
Se ha convertido en práctica corriente la incorporación de "famosos" en las listas sábana, para mejorar las posibilidades de ganar. Poco importa si eso implica desplazar a políticos prestigiosos o peor aún, anular las posibilidades electorales de políticos jóvenes con gran potencial.
5) Evitar el ingreso de narcos a las listas:
La presencia de narcos en las listas electorales no tiene que ver con el tipo de lista, sino con la calidad del partido y sus dirigentes. Si el partido y sus dirigentes son serios, no permitirán que narcos o cualquier otra clase de delincuentes integren sus listas. Por el contrario, sabemos bien en qué partidos políticos los narcos y demás delincuentes seguirán ocupando lugares elegibles en las listas sábana.
6) Mejorar la calidad de la representación política:
Un importante grupo de reconocidas entidades sociales, civiles, académicas, comerciales, industriales y productivas, ha pedido suprimir el casillero de voto por lista completa, que convierte a la boleta única en una colección de "listas sábana encubiertas".
Una forma de mejorar la representación política es posibilitar que los ciudadanos puedan rechazar algunos de los candidatos presentados por los partidos, alterando así el orden jerárquico predeterminado por las élites partidarias. Una facultad que no parecen por ahora dispuestas a ceder.
Se trata de un cambio mínimo, que puede tener enormes efectos positivos. No les impedirá para nada a los partidos políticos mantener cierta homogeneidad, asegurar consensos, evitar la disgregación, conservar a candidatos prestigiosos, evitar narcos y mejorar la calidad de la representación política.
Ojalá se concrete, por el bien de todos.