Apreciar la cultura, las cosas y los hechos
Dice en esta nota el profesor José Jorge Chade: "La capacidad de apreciar las cosas es una actitud psicológica importante y útil. Nos ayuda a reconocer nuestros puntos fuertes y nuestro valor. También nos permite aprovechar las oportunidades incluso en tiempos oscuros".
Porque para los de mi generación, que teníamos pocos canales en la tele, existía igualmente la fascinación de una divulgación tranquila, clara, siempre interesante para todos, llena de curiosidad y de nociones tan hermosas que se te metían dentro y no te dejaban ir.
Porque de vez en cuando este país necesita vestirse bien, abandonar su endémica dejadez y dar una buena impresión.
Necesita gente, capaz de contar nuestra historia con competencia, capaz de narrarla incluso en otro idioma y con tal amplitud cultural como para ser capaz de encontrar paralelismos entre la historia argentina y la historia mundial.
Aculturado o culto: una gran diferencia
Y esto es fundamental. Porque la Historia somos nosotros. Somos padres e hijos. Y para este país, tú y tu padre, tus abuelos y bisabuelos son la historia.
Somos el país que posee historia y arte que no debemos dejar aparte porque muy a menudo participamos de un misterio de la cultura.
En muchos casos no apreciamos verdaderamente las cosas porque gran parte de la sociedad se ha saturado de enanos y bailarines de dudoso gusto.
Y es agradable pensar que al menos de vez en cuando se aparten para dejar sitio a gente competente que sabe lo que hace. Como tantos de nuestros artistas locales en todos los sectores y también algunas personas que dirigen lugares públicos y reconocen y valoran su propia actividad.
Hay tantos jóvenes capaces que se ven obligados a mendigar un trabajo detrás del mostrador en cualquier fast food en este país.
Apreciar la cultura no significa degradarla a pasatiempo. A menudo a pasatiempos patéticos.
Porque a medida que envejezco, aprecio el valor de las cosas bien hechas.
La capacidad de apreciar las cosas es una actitud psicológica importante y útil. Nos ayuda a reconocer nuestros puntos fuertes y nuestro valor. También nos permite aprovechar las oportunidades incluso en tiempos oscuros.
En los últimos años, los llamados "cisnes negros" no han hecho más que aumentar su presencia en diversos contextos. Y poco a poco la capacidad de apreciar las cosas ha disminuido el interés general.
Los acontecimientos imprevistos que amenazan nuestra estabilidad, son cada vez más frecuentes, alimentan nuestra incertidumbre y nos desafían.
Es nuestra actitud ante los problemas la que nos hace dar lo mejor de nosotros mismos. Y esto se consigue a través del aprecio, reconociendo lo que hay de bueno en nosotros y conectando con la mejor parte de cada uno. Debemos profundizar en este tema.
Los tres elementos de la inteligencia apreciativa
Según el profesor Tojo Thatchenkery , experto en procesos de cambio y desarrollo, hay tres elementos que constituyen este tipo de inteligencia:
- La capacidad de centrarse en el presente. Es fundamental y esencial tener una intuición bien afinada para analizar diversas oportunidades y ver dentro de la complejidad de un problema qué aspectos debemos cuidar, cuáles debemos explotar y cuáles debemos mejorar. Independientemente de lo que haya ocurrido en el pasado, las verdaderas oportunidades están «aquí y ahora» y debemos saber evaluarlas.
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- Apreciar los aspectos positivos de cada situación. La inteligencia apreciativa no se basa en un optimismo ilusionista o simplista. Este tipo de inteligencia no pretende no ver las dificultades o adversidades. Al contrario, las tiene en cuenta, las acepta y las comprende. Sin embargo, sabe que para sacar lo mejor de cada uno es necesario.
- Reconocer las mejores virtudes de uno mismo para convertirlas en su arma secreta para afrontar las situaciones.
Debemos aprender a apreciar los aspectos positivos de cada situación. La inteligencia apreciativa no se basa en un optimismo ilusionista o simplista. Este tipo de inteligencia no pretende no ver las dificultades o adversidades. Al contrario, las tiene en cuenta, las acepta y las comprende. Sin embargo, sabe que para sacar lo mejor de cada uno es necesario reconocer sus mejores virtudes y hacer de ellas el arma secreta para afrontar las situaciones.
La inteligencia apreciativa requiere una conexión emocional con nosotros mismos y con lo que nos rodea para despertar cualidades dormidas y reforzar la autoestima y la confianza en uno mismo.
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Tenemos que dejar de lado la indiferencia y el miedo para reconocer el valor de las cosas, las personas y todas las experiencias y situaciones que hemos vivido. Abandonar la superficialidad.
Tenemos que aceptar el lado negativo y adverso de las cosas. Además, debemos ser capaces de identificar las oportunidades que la vida nos puede ofrecer y el lado positivo de cada experiencia.
En nuestra vida cotidiana, podemos poner en práctica cambios que nos permitan encontrar la felicidad y el bienestar. Sólo con una mirada atenta que comprenda y aprecie podremos realizar cambios.
La capacidad de centrarse en el presente. Es fundamental e imprescindible tener una intuición bien afinada para analizar las distintas oportunidades y ver dentro de la complejidad de un problema qué aspectos debemos cuidar, cuáles debemos explotar y cuáles debemos mejorar. Independientemente de lo que haya ocurrido en el pasado, las verdaderas oportunidades están «aquí y ahora» y debemos saber evaluarlas.
Todas las personas, privadas, públicas, asociaciones, fundaciones que se ocupen de cultura y arte deben apreciar y estimular el deseo de participación y hacer de la participación cultural una práctica ordinaria, dictada por la necesidad más profunda. Este es el gran reto de las industrias culturales y creativas que operan según la lógica de la responsabilidad social de la cultura, guiadas por la conciencia de que no es el público el que tienen que cambiar, sino el sistema el que tiene que adoptar nuevos paradigmas.
Para concluir, como decía Alexandre Dumas, la vida es tan incierta que debemos aprovechar cada momento de felicidad, por pequeño que sea. Saber apreciar las pequeñas emociones, el potencial y las oportunidades presentes en la realidad que vivimos puede marcar toda la diferencia. Así que intentemos hacer nuestro este enfoque, y los cambios en nuestras vidas serán asombrosos.
Bibliografía
- Verma, N., & Pathak, A. A. (2011). Uso de la inteligencia apreciativa para romper el hielo: Un nuevo diseño. Journal of Workplace Learning, 23(4), 276-285.