Ahora veremos si los dirigentes sindicales están a la altura

El gobernador reiteró que no se puede sostener la cláusula gatillo. Con el último índice de inflación del año se confirmó que los empleados estatales no perdieron frente a la inflación. Ahora se necesitan dirigentes a la altura que no nos hagan volver al 2015.

Finalmente la inflación de 2019 terminó en 53,8% tanto a nivel nacional como provincial. De paso, se confirmó que los empleados del Estado mendocino cerraron su segundo año igualando a la inflación y sin perder poder adquisitivo, por lo menos en lo que estadísticas se refiere.

Lo que se dio a los empleados del Estado no se logró en casi ningún sector productivo del país, muchos de los cuales perdieron hasta el 50% del valor de su salario porque sus negociaciones paritarias no acompañaron a la inflación ni de cerca.

Sin embargo, lo que fue bueno durante estos años resultó siendo una bomba de tiempo cuando a la fuerte inflación se sumó la baja en la recaudación y la necesidad de hacer cuadrar las cuentas. El Ejecutivo tuvo que "raspar la olla" para poder cumplir con todo, pero no se llegó de ninguna manera al triste escenario de 2015.

Ahora, con un país en una profunda crisis, con la tensión que genera la renegociación de la deuda a nivel nacional, Mendoza enfrenta un período complicado porque debe ajustarse el cinturón y, con una matriz productiva agotada, tiene que cambiar la estrategia de los últimos años en lo que a materia salarial se refiere.

Como era de esperarse, pensando en las próximas paritarias los gremios a adelantaron que van a pedir la cláusula gatillo, una cuestión que Rodolfo Suarez sabe que no puede sostener si quiere mantener el Estado provincial en orden. Pero no sólo el gobernador lo sabe, lo tienen claro todos los sectores políticos y también los dirigentes gremiales, los que -de una vez por todas- deberían estar a la altura cuando la Provincia lo necesita.

Durante la próxima paritaria el Ejecutivo apostará a una herramienta relacionada con la recaudación, un factor que -de una u otra manera- está más en manos de la provincia que la inflación, pero alejará la opción de indexar los aumentos a la variación del IPC.

Si nos ajustamos a la cuestión técnica, no hubo otro sector que en estos últimos años pudiera mantener el poder adquisitivo de su salario. Sin ir más lejos, un informe de la consultora Gestión, indica que sólo en el último año la pérdida del poder adquisitivo fue del 7,8% como promedio. Si vamos más atrás esa cifra claramente aumentará.

Ahora veremos si los dirigentes sindicales están a la altura

En la mayoría -por no decir todo- del sector privado hace varios años que se viene resintiendo el poder adquisitivo, aunque en las últimas gestiones los que cargaron con lo más pesado fueron los integrantes de la clase media.

De los cuatro años de Macri, en sólo uno los salarios privados se acercaron a la inflación, una cuestión que los empleados del Estado no tuvieron que enfrentar. Ahora la situación es muy distinta porque se espera un año muy complejo y sin reactivación económica a nivel nacional. Por eso, no era casual que Rodolfo Suarez apostara por desarrollar la minería como primera medida, ya que es una de las pocas industrias que tiene la capacidad de activar varios sectores y dar un impulso económico. Pero sin esa posibilidad por las protestas sociales, hay que pensar en otra idea para generar recursos.

Por eso, y con este panorama muy claro, es el momento de tener dirigentes sindicales que estén a la altura para asegurar el bienestar de sus asociados, pero también de cuidar el bienestar del Estado, del cual dependemos todos. 

El perfil del dirigente que se necesita es el de aquel que entiende que no sirve explotar las arcas provinciales, porque con eso no gana nadie. No hay que ir tan atrás para tener un ejemplo, cuando en 2015 bajo la administración de Francisco Pérez se firmaron acuerdos paritarios que resultaron impagables y se terminó pidiendo prestado al Banco Nación para poder llegar a cumplir con los salarios.

Entonces, ahora veremos el perfil de cada uno de los representantes gremiales. Puede ser el de aquel dirigente sensato que sin dejar de cuidar los intereses de su sindicato no quiere lo imposible para hacer explotar el Estado. Por el otro lado, y seguramente los habrá, están los que piden imposibles, amenazan con movilizaciones, paros y que, además, aprovechan su rol para hacer un uso político de la negociación paritaria.

El perfil de los segundos es el que daña al gremialismo y también al Estado, ya que en sus pedidos fuera de contexto nos complican a todos. Puede haber un grupo con reclamos válidos, pero que no hacen a la totalidad de la provincia como para hipotecar el futuro con acuerdos insostenibles.

Recordemos que la mitad del Presupuesto 2020, que ronda los $170.000 millones es utilizado para cumplir con los salarios estatales. El margen para obras públicas, por ejemplo, se redujo de manera importante hace años y la forma para mantenerlas activas es con créditos internacionale. En el caso de esta gestión con el pedido de endeudamiento por U$S 300 millones que solicita Rodolfo Suarez, se busca desarrollar obras tan importantes como el Girsu.

Ese pedido es especialmente importante porque las obras reactivan la economía o, por lo menos, impiden que siga decayendo. Si a Suarez lo hubieran dejado avanzar con la minería tendría una posible solución a ese tema, porque en el corto plazo podría haber iniciado la construcción de un proyecto minero (San Jorge) y habría generado 2.000 puestos de trabajo directos sólo para las obras que durarían por lo menos dos años. A ese número se sumarían los puestos indirectos y la reactivación económica.

Pero sin la posibilidad de un nuevo sector productivo, con las exportaciones en baja (tal como informó Memo) y con un panorama de inflación complicado para este año, es necesario que todos pongan su granito de arena y, sobre todo, vayan con sensatez en cada uno de sus pedidos. Esto para los sindicatos y también para los sectores productivos que, tradicionalmente, en este época comienzan con sus reclamos habituales.

Si muchos de los sectores que menciono, sindicales y productivos, en su momento se opusieron a la ampliación de la matriz productiva, ahora también tienen que tener conciencia que esto no es magia y que el Estado no encuentra recursos abajo de las piedras.

Es el momento de que todos estén a la altura, es momento de ser responsables y no aprovecharse ni pedir lo que no sea medianamente posible.

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