La educación que nos debemos y el cuidado del agua dulce
"No podemos olvidarnos de que somos habitantes de una provincia que tiene recursos humanos y naturales para poder avanzar" sostiene en este artículo el presidente de la UCIM, Daniel Ariosto.
Mendoza es bien reconocida en el resto del país como "distinta", lejos de ufanarnos de gestas como la sanmartiniana que pertenecen a otros tiempos de verdadero sacrificio y desinterés a favor de causas comunes y tan fundamentales como la Libertad, la gente de este desierto ha sabido luchar contra las dificultades.
Más tarde, gracias a la mirada progresista de muchas personalidades formadas, con proyección y espíritu emprendedor, permitieron distinguirnos y convertirnos en una provincia de avanzada. Su legado aún persiste y con menos ímpetu, apoyo y posibilidades somos muchos los mendocinos que día a día nos levantamos a pesar de todas las dificultades y le ponemos esfuerzo a tanta adversidad.
No podemos olvidarnos de que somos habitantes de una provincia que tiene recursos humanos y naturales para poder avanzar, pero debemos tener en claro dos premisas:
- Solo la educación podrá convertirnos en mejores ciudadanos y en un desierto la cultura del agua es fundamental.
Muchas veces hemos hablado de lo fundamental que es la educación y de lo imprescindible que es formar a nuestros jóvenes y niños sobre nuestra historia, nuestros logros, nuestros saberes técnicos, nuestros aprendizajes y acciones que llevan a sostener esta provincia.
Esto debe realizarse en escuelas dignas, con docentes preparados y respetados, con contenidos que reflejen nuestra identidad y espíritu tesonero y en donde la prioridad absoluta sea la formación integral de nuestros niños.
El no saber no puede convertirse nunca en una opción, de ninguna
manera. Es inaceptable negar la básica educación que permita a chicos y grandes capacitarse para
el futuro. El trabajo y el mérito en la educación es lo que va a hacer grande a la República.
El cuidado del agua dulce es otra premisa fundamental
Para nuestra provincia, pero sabemos que es una preocupación a nivel mundial. Muchos estudios realizados por destacados e idóneos especialistas, que tienen una mirada a futuro, entendiendo, que el agua dulce será el bien más preciado en un futuro no muy lejano.
Es por lo tanto indispensable que existan políticas estatales que conserven, administren eficientemente y regulen este vital elemento para que cada sector tenga lo indispensable para vivir, cultivar y desarrollar actividades culturales con un estricto control y penalidades para quienes no respeten las regulaciones.
Los ciudadanos comunes debemos si o si disminuir el consumo, hacerlo más racional y sobre todo medido. No es una locura pensar que se acaba y no debemos llegar a los límites que algunas regiones del planeta han sucedido. Por nosotros y por nuestras generaciones futuras.
Las autoridades encargadas de su administración deberán también implementar políticas para el cuidado y campañas de educación para la ciudadanía, realizar inversiones para que no se desperdicie y comprender que la escasez llegó para quedarse.
Estos dos temas marcados, el derecho a tener una educación adecuada y eficiente basada en el mérito y todo lo concerniente al cuidado, administración y cuidado del agua dulce, son pilares para ampliar y contribuir al desarrollo de la matriz productiva que tanto Mendoza, como todo nuestro país necesitan.
Debemos realmente ser conscientes de estas dos premisas y que es fundamental la administración honesta, responsable, proyectada y eficiente de nuestros recursos, todos los recursos y convencernos de que Mendoza puede reencontrarse con su destino trascendental.
Tenemos que asumir el reto.