A quién ayudo cuando dono el vuelto
Las donaciones que se realizan con el redondeo a través de las grandes empresas y con nuestro dinero. Qué es y por qué lo hacen.
Hay empresas (grandes empresas) que dicen ser responsables con la sociedad en la que se encuentran. Y quizá salvo las cooperativas, que fluctúan en las legislaciones entre ser o no empresas, y que sí suelen tener compromisos sociales, me resulta difícil de ver esa atención con su entorno en el resto de los emprendimientos productivos. Porque en definitiva, y no es que esté necesariamente mal, una empresa tiene como objetivo ganar dinero; y la única forma en que se me ocurre que una empresa se comprometa con su sociedad (disculpen mi escepticismo) es que en el corto plazo logre con ese compromiso más ganancias en dinero que las que obtendría si no lo hace.
Hay en este rubro, algunas grandes empresas que "donan" dinero a instituciones de bien público. Y las comillas de la donación están colocadas porque, en algunos casos, y en un procedimiento cien por ciento legal, hay empresas que, al donar dinero o bienes, están ganando plata; y no lo digo en forma figurada, me refiero a empresas que, al donar, incrementan sus ganancias en efectivo. El procedimiento es bastante simple, y nos tiene de aliados.
Hay grandes empresas que piden a sus clientes pequeñas donaciones de dinero, a veces los centavos del vuelto, otras veces a través de alcancías en sus mostradores, dinero que va a ser entregado a alguna obra de beneficencia. Esa institución receptora, a veces tiene lazos innegables con la misma empresa, pero sigue siendo, aun así, un procedimiento totalmente legal. La situación que se genera, consiste en que esa empresa toma nuestro dinero, y al donarlo a una institución, lo hace a su nombre (no al nuestro), lo que le permite desgravar del impuesto a las ganancias esa donación; de este modo, nuestra donación realizada a través de esa empresa es presentada al Gobierno como ganancia, y recuperada a través de una reglamentación (que realmente me parece maravillosa), y que permite descontar de lo que se paga de ese impuesto, hasta un cinco por ciento de las ganancias si es que son donadas a una institución reconocida, la que debe cumplir con ciertos requisitos legales para estar en esa categoría.
Para ponerlo en números: si una empresa tiene de ganancias 100 pesos, debe pagar 30 de impuesto por esa ganancia recibida, pero puede donar hasta 5, y pagar entonces solo 25, y entregar a la AFIP los comprobantes por los otros 5 pesos donados. Si nosotros le donamos 5 pesos a la empresa a través de nuestras pequeñas donaciones, sea a través de centavos del vuelto o de la alcancía junto al mostrador, al final del ejercicio contable las cuentas quedan más o menos así: la empresa tiene ganancias por 75 pesos en vez de 70, la institución tiene sus 5 pesos, nosotros tenemos 5 pesos menos, y el Gobierno también tiene 5 pesos menos, ya que solo recibió 25 de aportes de la empresa, en vez de los 30 que originalmente le correspondían por impuesto a las ganancias.
Resumiendo, que con tanto número se pone aburrido: cada diez pesos que ponemos quienes colaboramos (cinco de nuestro bolsillo y cinco a través de los impuestos de nuestro Gobierno que, en definitiva, somos nosotros), cinco pesos van a una institución y cinco incrementan las ganancias de la empresa que intermedia. Uno puede pensar que sus cinco pesos van a la institución de beneficencia, y que el gobierno es quien reduce los impuestos a la empresa, pero más allá de que se tranquilice la conciencia, por cada peso que se dona a través de uno de estos "grandes benefactores con compromiso social", hay otro peso que el Gobierno no recauda, y que por ende, dejará de utilizar para el bienestar general.
Alguien alguna vez me dijo: -Y bueno, al menos la institución ayuda, el Gobierno seguramente va a usar los impuestos en otra cosa, y la ayuda no va a llegar... Puede ser. Pero hay en el medio alguien que se enriquece con nuestra caridad... Quizá sea legal totalmente, pero entre esos tipos y yo, como bien dice el poeta, hay algo personal.