A favor de la bicameralidad

La razones de Gustavo Gutiérrez, de la Coalición Cívica, para opinar en contra de la unicameralidad, mostrando las bondades de la bicameralidd.

Gustavo Gutiérrez

En el debate presente entre estas dos modalidades de representación legislativa, la unicameralidad se presenta como un mensaje muy atractivo, seductor y efectivo si se quiere en vista de que resulta harto agradable a la escucha de los ciudadanos que están cansados y con razón del gasto político improductivo.

Para los que pensamos en la salud de las instituciones desde la óptica republicana (en su faz más pura, que incluye al republicanismo económico) y no desde un supuesto marketing político, es obligación nuestra señalar las desventajas y enormes peligros que conlleva el eliminar el sistema bicameral.

El diez de diciembre de 1983, con la vuelta de la democracia en nuestra provincia, nuestra Legislatura se hizo presente con la misma cantidad de legisladores que al día de hoy. Presidia el Senado el Dr. José Genoud, y la Cámara de Diputados, el Dr. José Gabriel Duranti y ambas cámaras funcionaban con 184 empleados y sesionaban dos veces por semana al público incluso delimitando horarios para un mismo día entre las mismas. No existía internet, no existían los enormes adelantos tecnológicos del hoy, y la tarea de los taquígrafos se complementaba al compás de las Olivetti y las Remington. Se ocupaba el histórico edificio que fue restaurado luego del terremoto del año 1985 y el edificio colindante llamado anexo legislativo de cinco pisos donde distintos bloques legislativos compartían espacios entre ellos y comisiones de ambas cámaras.

Hoy, 35 (treinta y cinco) años después, con una producción en calidad y en cantidad muy menor a aquellos tiempos, nuestro edificio legislativo no alcanza para albergar la sextuplicación de empleados legislativos ocurrida desde diciembre de 1983. Capas geológicas que se construyeron en mesas de negociaciones legislativas. Los mismos personajes políticos que dejaron hacer ello, hoy se quejan de los costos operativos derivados del mismo. Insólito. El argumento de reducción de costos operativos y deliberativos es muy endeble. Sobre todo en cuanto a la calidad de la producción legislativa. Es harto evidente y esconde otros argumentos ocultos.

Algunos reconocidos constitucionalistas, cercanos al gobierno presente, en ámbitos académicos, están defendiendo posturas en favor del unicameralismo que requeriría de una reforma de nuestra Constitución de la Provincia.

Es este el verdadero motivo para reformarla?. O es simplemente una estrategia para conseguir la tan ansiada reelección de gobernadores?

Como expreso en su momento el Dr. en Ciencias Económicas Orlando Bracelis, la Constitución de la Provincia es un asunto demasiado serio para dejarla en manos de constitucionalistas. Sin dudas aportan puntos de debate a considerar en el tema en cuestión, pero ello no es suficiente para darles entidad suprema a sus dichos.

La realidad es que la historia y la práctica legislativa nos enseñan que no toda la información está en los libros.

Tanto el congreso de la nación como las legislaturas provinciales sean estas unicamerales o bicamerales poseen costumbres y vicios profundamente arraigados que incluyen mañas, picardías, llenos de acuerdos políticos subterráneos, donde los enemigos públicos son muchas veces socios privados.

Un freno espectacular a estos acuerdos encriptados (incluye obviamente a poderes económicos) lo constituye el doble control que se deriva de la bicameralidad existente.

Existieron muchos horrores legislativos que pudieron ser frenados a tiempo. Y ningún texto de derecho constitucional explica el contexto sistémico corporativo donde muchos políticos quieren ser empresarios más que políticos y muchos empresarios juegan a ser políticos (muy a semejanza de lo que sucede en la corporación sindical).

Mendoza posee ejemplos notorios que con su bicameralidad (aun con todos los enormes defectos que esta posee (en especial de sobre y mala representación de bancas) ha podido frenar intentos empresarios que buscaban forzar leyes para beneficiarse de bienes comunes y públicos. (Ley de uso de suelos, Leyes sobre el uso del agua, Leyes sobre minería contaminante, cuidado de medio ambiente, nombramiento de miembros de la corte inhabilitados para ello, etc.). La bicameralidad es enemiga de los proyectos de ley aprobados entre gallos y medianoches.

Vaya aquí un ejemplo de lujo en el recordado tratamiento de la ley de uso de suelos. La Ley de Uso de Suelos vino a constituirse como una Ley estratégica y fundamental que sostiene un orden legal que nos dice donde producir, donde vivir y también reafirma las disposiciones constitucionales sobre quien detenta el poder del agua

Estuvo precedida por la negociación de tres partidos políticos, y por un primer despacho de comisión que era tan pero tan vergonzoso que bajo el manto discursivo de proteger las libertades negativas (entre ellas la de beber de cualquier ciudadano, preferentemente los del Barrio Dalvian y Palmares) consagraba un virtual mercado negro del agua violando expresas directivas constitucionales. Es decir, pongamos un ejemplo; si el Sr. Vila compraba 5.000 hectáreas de tierra en Lavalle con sus correspondientes derechos de riesgo, iba a tener la facultad de trasladar ese derecho de riesgo al barrio Dalvian y exigirle al Departamento General de Irrigación que se ajustara a esa facultad privada. Si no hubiera habido la esperanza de un posterior debate dado por la bicameralidad existente, la UNC no hubiera podido colocarse al frente del debate en la opinión pública para lograr el torcer ese engendro legislativo. Podríamos recordar análogamente a nivel nacional, el debate sobre la famosa resolución 125. Gracias a una bicameralidad existente se logró torcer la voluntad política y hegemónica por sobre el principal activo eficientemente productivo que tiene nuestro país.

Concluyendo....de ninguna manera aconsejo que se modifique la Constitución de la Provincia para lograr la instauración de un sistema legislativo unicameral por cuanto este sistema apuntala y favorece los autoritarismos políticos y la concentración de poderes económicos por vía de convertir más efectivamente al Poder Legislativo en un brazo a plena disposición del Ejecutivo. Complementa ello que nuestra Provincia ha evitado a través de la no reelección, la constitución de un feudo económico-político que tanto daño produjera en el país en su sentido federal. También aquí, la bicameralidad se ha demostrado exitosa.

Pensemos en cuidar lo bueno, soñar y planificar lo mejor y no caigamos en las triquiñuelas para parecernos a los peores.

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