Narcotráfico, oferta y demanda: "Hay una notoria accesibilidad a las drogas"
El médico psiquiatra Manuel Vilapriño explicó la importancia de la prevención para tratar el consumo problemático y la gravedad que puede implicar el consumo en adolescentes.
La salud mental es una problemática que crece preocupantemente en la sociedad y que empieza, de a poco, a tomar lugar en la agenda. En forma complementaria, la problemática del narcotráfico, que tiene vendedores, pero también compradores que exigen que haya disponibilidad de drogas.
El psiquiatra especialista en consumo problemático Manuel Vilapriño habló con Gabriel Conte, Hernán Bitar y Evangelina Argüello en el programa "Tenés que saberlo", por Radio Jornada 91.9, y explicó el panorama que se vive.
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"Se trata de un universo muy amplio de personas que no tiene que ver sólo con la adicción en sí. Cuando hablamos de adicción no hablamos de enfermedad ni únicamente del consumo. Aproximadamente el 30% de los que consumen terminan en adicción", señaló Vilapriño, y agregó: "No solo drogas como cocaína o marihuana, sino también alcohol, que es uno de los grandes problemas de Argentina, cuya edad de consumo ha bajado cada vez más. Los niños comienzan a los 10 años con el consumo de alcohol".
Vilapriño señaló que el problema no es sólo la adicción, sino la cantidad de gente que consume y el impacto que genera: "El consumo adolescente es el gran inconveniente y es algo que nos preocupa hace tiempo y nos debe ocupar. Lo que se genera en la sociedad con el consumo adolescente, la sociedad no tiene idea qué significa", señaló, explicando que el adolescente tiene un cerebro que crece hasta los 20 años y eso lo vuelve más vulnerable a los efectos del consumo.
El psiquiatra marcó que es importante que el tema esté en los medios, ya que se están viendo las consecuencias de abordar una problemática extremadamente grave: "Es un universo muchísimo más grande de lo que creemos, no abarca solamente a la persona adicta. Lo que se está poniendo en juego, además de un negocio y un poder tremendo, es la salud de un montón de gente que escapa de lo que conocemos como enfermedad adictiva".
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Vilapriño explicó que la adicción es una enfermedad como cualquier otra, que implica un metabolismo alterado y la imposibilidad de manejarse de una manera adecuada: "Si no tiene un tratamiento adecuado, se convierte en crónica y con secuelas que pueden ser letales".
En referencia al contexto de crisis que atravesamos, Vilapriño explicó que "influye sin lugar a dudas": "Sucede lo mismo que con otras enfermedades: hay una interacción de la predisposición genética individual con los factores psicológicos, sociales y ambientales, que pueden ser protectores para que la genética no aparezca. Pero cuando aparecen factores como el estrés, eso puede disparar lo genético", explicó.
Vilapriño señaló que antes de la pandemia, los indicadores de enfermedades mentales eran menores: "El problema es que, en Argentina, a diferencia de otros países en donde se empieza a estabilizar el riesgo, creció de 11,8 a 12,8. Es decir, no tiene estabilización. Por eso es vital entender la gravedad a la que estamos sometidos", explicó, y añadió que las enfermedades mentales son "una pandemia oculta que va haciendo destrozos".
El psiquiatra señaló que preocupan el consumo de alcohol y de marihuana en los adolescentes, al igual que el del tabaco, aunque este se ha traspolado por las campañas que se han realizado: "Lo que ha pasado en países como Estados Unidos o Uruguay es que las tabacaleras se han transformado en empresas que trabajan con la marihuana. El núcleo para contener todo esto desde lo preventivo pasa por trabajar con la sociedad y la familia", explicó.
En esa línea, Vilariño señaló que el Estado y sus dependencias, como así también las organizaciones no gubernamentales, "debe hacerse cargo": "Yo creo que hay una concientización mayor post pandemia, lo veo en general, no solo en una cuestión nacional, sino también provincial. Se ha entendido la gravedad de la situación, creo que es una oportunidad. Durante 30 años la salud mental se ha escondido debajo de la alfombra porque era mejor no mostrarlo. Esto ha ido in crescendo y con la pandemia explotó, pero antes ya teníamos problemas graves".
Vilapriño señaló que a veces la enfermedad avanza y eso implica un compromiso del funcionamiento global, que afecta el funcionamiento de las personas y destacó la necesidad de abordar el tema de manera intersectorialmente: "Acá entra lo biológico, pero también lo psicológico, lo social, lo ambiental, lo cultural. La buena noticia es que creo que el Estado, la clase política ha reaccionado y eso es vital. Sin decisión política todas estas cosas no hay forma de abordarlas"
En relación a la despenalización del consumo de ciertas sustancias, el psiquiatra lo señaló como "la gran discusión" y que hay que buscar la forma de evitar que se desborde aún más la situación: "En el día a día, las personas nos dicen que la accesibilidad es enorme. Si es mayor, ¿va a aumentar el consumo? Hay experiencias que dicen que sí y otras que lo relativizan. Lo que sí es verdad es que si hay más accesibilidad, hay más posibilidades de consumo y de contacto".
En esa línea, Vilapriño marcó que hoy se penaliza la tenencia y eso implica no reconocer que la problemática excede a eso: "Un consumo de un poco de alcohol, que su cerebro está constituido como tal y su consumo es recreativo no es lo mismo que un adolescente de 14 ó 15 años que hace una previa, en donde frecuentemente termina mal. Cuando estamos ante situaciones de consumo periódico estamos frente a una situación que no es menor, que ya es problemática. El consumo adolescente siempre es problemático"
Por otro lado, Vilapriño señaló que, incluso las nuevas modas de consumir pastillas en contextos cuidados son consumos peligrosos por lo que implica: "Implican la necesidad de buscar algo que te desconecte de la realidad por un tiempo, da la sensación de que implica una pérdida del control de uno mismo".
Finalmente, Vilapriño explicó que las drogas, por habituación, van sensibilizando el organismo: "Si fuéramos reduccionistas de pensar en el cerebro, estamos hablando de una zona en donde actúan todas las drogas y van sensibilizando. Yo voy tocando la zona con una droga y otra droga entra más fácil. Generalmente las personas que tienden a consumir un tipo de droga, lo van a terminar haciendo con otra, tal vez no de la misma manera, pero va a estar facilitado. Es difícil que alguien esté en contacto más de una vez y no vuelva a hacerlo", cerró.