Últimas tardes con Juan Marsé

Murió anoche el escritor español Juan Marsé, autor de "Últimas tardes con Teresa", la novela con la que ganó el premio Biblioteca Breve (Seix Barral) a los 32 años de edad.

Dijo Juan Marsé: "Detrás de una novela suele haber otras novelas, y en mi caso fueron tres. En un horizonte de lecturas que entonces, cuando empecé a escribir la novela, tenía ya bastante lejano, persistían dos libros y una película: El Rojo y el Negro de Stendhal, La princesa Casamassima de Henry James y Un lugar en el sol, la versión cinematográfica de la novela de Theodore Dreiser Una tragedia americana... Y lo curioso del asunto es que la novela de James no la había leído, su fuerza me llegó mediante un artículo del crítico norteamericano Lionel Trilling publicado en su libro Una imaginación liberal". Concluyó Marsé: "Lo dicho. Detrás de un libro siempre hay otro libro".

Marsé murió anoche en un hospital de Barcelona, a los 87 años y así lo recordaba en un texto publicado en enero de este año, a 55 de que ganara el premio Novela Breve de Seix Barral, el escritor y periodista Juan Cruz, en El País.

Fue allí mismo en donde consideró que "Últimas tardes con Teresa queda como 'el espíritu de cierto verano, vinculado por un brevísimo instante al vértigo de la seda y la luna, y resplandece, después de más medio siglo, como si aquel muchacho que pasado mañana cumple 87 años hubiera inaugurado una manera de contar el presente como si éste fuera a ser imperecedero. El misterio fresco de la literatura".

Juan Cruz, en su columna sobre libros en el diario madrileño, añadió:

"Hace 55 años él era el joven de la contraportada del libro con suéter alto y cuello blanco, relativamente bien peinado su pelo rebelde, con un rotulador en la mano, contando algo. Teresa Serrat, la protagonista, no tenía aún 20 años cuando encuentra al Pijoaparte. Ella aparecía en la portada (en un retrato de Oriol Maspons a Susan Holmquist, su modelo) sentada en un descapotable como el de la ficción de Marsé".

"En la edición de 2005 -relató Cruz- aparte del tipo de letra, sólo cambian la cara del novelista, que mira a la cámara (de Jaume Sellart) y el extenso curriculum de quien ha ganado casi todos los premios desde que obtuvo el de mayor prestigio en la literatura española de los años 60. El pelo ya es blanco y escasea; el rictus camina hacia el silencio, aunque media sonrisa aguarda a que el retratista remate su faena. La camisa, otra vez, es blanca, y detrás hay plantas de un jardín trasero".

"¿Y Teresa? Teresa no ha variado. Ni por ella ni por la novela han pasado esos 55 años que hay desde la memoria de aquella ficción a esta que regresa en la relectura. José Manuel Caballero Bonald, de los mejores lectores de Marsé, contemporáneo y amigo suyo, dice en Examen de ingenios (Seix Barral): 'Me complace sobremanera releerlo, entre otras cosas porque ahí vuelvo a frecuentar, debidamente reconfortado, una ruta novelística que me sigue pareciendo una de las más transitables de las promovidas en el último medio siglo'. Y contrasta: 'Qué alivio reencontrarse, frente a tantas recientes prosodias de cartón piedra y no escasas proclividades a las negligencias estilísticas del sencillismo, con una prosa narrativa tan fresca, tan competente como la de Marsé'. Sólo García Hortelano le parece a Caballero rival de Marsé en el campo de esa excelencia". 

El homenaje póstumo, ya estaba escrito, por Juan Cruz, siete meses antes de la muerte de Marsé.

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