Sarmiento, montonero de la batalla intelectual

"Indudablemente, el itinerario vital de Sarmiento distinguirá distintos momentos. Siempre intensos, jamás exentos de controversias. Su acción eslabonará una cadena de aciertos conjuntamente con odios ancestrales que definirán claramente su personalidad. Indomable luchador al precio que fuera necesario pagar, e intransigente con su verdad, aún a costa de su vida". Gustavo Capone recuerda a Domingo Sarmiento

El temperamento al servicio de la razón



Si hay alguien revolucionario de verdad; ese fue Sarmiento. No solo porque se enfrentó al conservadurismo rancio de su tiempo, sino porque hoy aún la sigue peleando. "Todos los problemas, son problemas de educación", fueron sus palabras. Sigue vigente.

Nació sobre las ruinas del sistema colonial español y la incipiente emancipación americana. Al borde de la falda de Los Andes nevados. "Tierra adentro". En el lejano San Juan, entre casas de barro, carretas tiradas por bueyes y un primitivo sistema de chasquis y postas como único medio vinculante con la "civilización". Las simplificaciones dirán que nunca faltó a clase y que su madre tejía bajo una higuera. Podrá o no ser real. Lo cierto es que nadie le regaló nada. Surgió desde abajo. Esa famosa anécdota cuando lo rechazaron en su aspiración por una beca para ingresar al Colegio de Ciencias Morales de Buenos Aires lo pintará de cuerpo entero. No claudicó, en forma autodidacta siguió el camino de sus convicciones. 

No tuvo "padrinos", ni cuna que lo posicionara, su padre era un arriero, ni bienes económicos que pudieran solventar su estudio. Y siguió. De estudiar en una humilde "escuela de la patria" a dar conferencias sobre políticas educativas en el mundo. De maestro rural a Superintendente General de Escuelas del Consejo Nacional de Educación. De fundar una escuela sobre un "ranchito" en medio del monte a "Maestro de América". De concejal llegó a presidente. De estudiar con una vela como simbólicamente lo pintó el imaginario popular, a iluminarnos para siempre.

Agitador de ideas en un "nuevo mundo"

Conmemorar la vida de Sarmiento es reconocer a un testigo y protagonista directo de ese nuevo universo. Polémico, y fiel a sus convicciones. Político, estadista, escritor, periodista, diplomático, militar. "Con la espada, con la pluma y la palabra". Pero también, tendero, vendedor de azúcar, minero, perito topógrafo, urbanista, maestro rural y promotor de las ciencias. Circunstancias que generaron en la vida del sanjuanino una visión amplia y en perspectiva sobre los virulentos cambios que sufrió el mundo y Argentina al compás de las transformaciones del siglo XIX.

Su lucha, vida y elemento

Indudablemente, el itinerario vital de Sarmiento distinguirá distintos momentos. Siempre intensos, jamás exentos de controversias. Su acción eslabonará una cadena de aciertos conjuntamente con odios ancestrales que definirán claramente su personalidad. Indomable luchador al precio que fuera necesario pagar, e intransigente con su verdad, aún a costa de su vida.

De su nacimiento a 1839. Aquel maestro precoz. El exilio. La Fundación de "El Zonda". Es la etapa provinciana, donde San Juan y San Luis cobijarán sus primeros años. El avance de Quiroga (icono imborrable en su vida) sobre San Juan lo encontrará defendiendo sus principios contra lo que llamará la "barbarie". Vencido escapó a Chile, iniciando el primero de los muchos exilios en el país vecino. Tras cinco años, regresó y fundó el diario "El Zonda". Participó de una sublevación unitaria que es derrotada, lo que harán que deba volver a emigrar, inmortalizando la frase: "Las ideas no se matan", reflejo y rubrica de sus convicciones.

Sarmiento en un daguerrotipo de 1840/45.

Sarmiento en un daguerrotipo de 1840/45.

Le seguirá una etapa cosmopolita entre 1839 y 1852. El momento de sus viajes y sus libros principales. También de la conformación del gran intelectual que fue. En Chile organizará la primera Escuela de Preceptores de América Latina. Será el tiempo donde colaboró en los periódicos "El Mercurio" y "El Nacional" y fundó "El Progreso", "La Tribuna" y "La Crónica". En esta etapa escribe: "Mi defensa", "Método gradual de lectura", "Vida de Félix Aldao", "Viajes.", "Educación Popular", "Recuerdos de Provincia" y "Argirópolis". Un año clave será 1845, cuando publicó "Facundo: Civilización y Barbarie", radiografía social y política de su imagen de país, y eje de interminables controversias hasta nuestros días.

Viajó por Europa, África, EEUU y el resto de América para estudiar sus sistemas educativos, las políticas migratorias y comunicacionales. En dos años visitó Uruguay, Brasil, Francia, España, Argelia, Italia, Alemania, Suiza, Inglaterra, EEUU, Canadá, y Cuba. A fines de 1845 se contactó con los exiliados en Montevideo. Allí conoció a Mitre, Varela y Echeverría, ideólogos de la "Generación del ´37". Viajó a Brasil. Desde ahí a Europa. Corría 1846, cuando en Gran Bourg (Francia) visitó al General José de San Martín. Un año después, en los EE.UU, tomó contacto con el secretario del Consejo de Instrucción Pública de Massachusetts, Horace Mann y a su esposa Mary. 

Ellos influirían significativamente en sus proyectos educativos y confirmaran la idea de Sarmiento, que la verdadera civilización de una nación no es poseer un centenar de hombres que constituyan la "aristocracia del saber" (el progreso no se apoya solamente en las universidades), sino que la clave del desarrollo de un país es la multiplicación de la educación primaria, confiándole a la mujer el protagonismo en el marco del sistema educativo. Mientras tanto, la caída de Rosas en Caseros lo encontraba como integrante del Ejército Grande de Urquiza.

Etapa de 1852 a 1874: Es su etapa política. De la organización nacional, sus proyectos, las polémicas y el amor. Continuará su tarea como escritor y periodista. Ocupará varios cargos de gobiernos hasta que Mitre lo designó Ministro Plenipotenciario de Argentina en EEUU. La impopular Guerra del Paraguay azotará todo el litoral cobrándose la muerte de su hijo Dominguito. Mientras que "la otra cara de la moneda" muestra el gran amor de su vida: Aurelia, hija de su amigo Dalmacio Vélez Sarsfield.

Sarmiento, montonero de la batalla intelectual

En este tiempo será gobernador de San Juan (1862). En dos años incorporó el alumbrado público, se encargó del empedrado de decenas de calles. Además, forestó y confeccionó el plano topográfico de la provincia. Dictará también Ley Orgánica de Educación Pública de San Juan que imponía la enseñanza primaria obligatoria y creaba escuelas para los diferentes niveles de educación y para la formación de maestras.

Es electo presidente en 1868. Entre sus acciones de gobierno, cabe destacar la creación de 800 escuelas, la incorporación de 70 mil nuevos alumnos a la enseñanza primaria (hasta ese momento estudiaban 30 mil), la construcción del Observatorio de Córdoba, el fomento de la inmigración y el importantísimo desarrollo de los sistemas de comunicaciones (tenderán 5.000 kilómetros más de cables telegráficos y en 1874, poco antes de dejar la presidencia pudo inaugurar la primera línea telegráfica con Europa) y transportes (la red ferroviaria pasó de 573 kilómetros a 1331 al final de su presidencia). La fundación del Banco Nacional, la Escuela Naval y el Colegio Militar. La creación de la compañía de Gas Argentino y la apertura de cientos de bibliotecas.

Pondrá el acento en las estadísticas. Realizó en 1869 el primer censo nacional que determinó una población de 1.836.490, mal distribuidos geográficamente, con un alto grado de analfabetismo y con una pésima distribución de la riqueza. Pero también en su gestión se creó el Registro Civil y se incorporó a la práctica administrativa el Boletín Oficial. Se sancionó también la ley de subvenciones que garantizó los fondos para la creación de nuevas escuelas y la compra de materiales y libros.

Etapa de 1874 a 1888: La gloria vigente

Sarmiento, montonero de la batalla intelectual

Convencido de que la construcción de una república necesitará de la formación de ciudadanos que desarrollen "su inteligencia y su virtud", seguirá predicando que el Estado debe hacerse cargo de la preparación intelectual del pueblo, pues sostiene que "el verdadero patriotismo es el civismo".

En síntesis, la permanente vigencia del pensamiento de Sarmiento es haber diseñado un "proyecto de país", donde ayer como hoy, la importancia de la educación es sustancial para el desarrollo económico, la equidad social, la transformación tecnológica, la ponderación de nuestros valores, la recuperación de la memoria histórica y la sustentabilidad democrática. Todo esto forjado, como él lo pensó, desde el ámbito de la escuela. "Hombre, pueblo, Nación, Estado, todo: todo está en los humildes bancos de una escuela", legado sagrado del "maestro de América". Concepto estimulante que nos obliga a pensar que recomponer la confianza comienza por recomponer la memoria. Ayer Sarmiento pudo, luchando contra la incomprensión y el desierto. Es común recordar sus pujas intestinas contra los federales. Pero también. y virulentamente, se enfrentó al pensamiento de Alberdi. Renunció como gobernador sanjuanino enfrentado con Mitre. Discutió furiosamente con liberales como Wilde o católicos como Estrada. Con el gobernador Carlos Tejedor peleó públicamente por el tema de la autonomía de Buenos Aires. Son memorables sus argumentos para convocar y sostener el primer Congreso Pedagógico y la posterior Ley de Educación 1420. Y en una de sus últimas actuaciones públicas, el presidente Roca prohibió emitir opiniones políticas a militares (1885). Sarmiento, que no podía con su genio, decidió pedir la baja del ejército, y opinar libremente a través de las páginas de un diario que fundó: "El Censor". Y a toda esa pandemia también se sobrepuso Sarmiento.

Sarmiento, en su lecho de muerte, en Asunción del Paraguay.

Sarmiento, en su lecho de muerte, en Asunción del Paraguay.

Día del Maestro

"Hacer de toda la república una gran escuela", como sostenía, sigue latiendo en cada maestra y cada maestro de la patria. Ellos, los maestros, los que inmortalizan diariamente el legado del "padre del aula", y con respeto trastocando el "Himno a Sarmiento", los que a cada instante "cuando dan el saber, dan el alma".

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