Qué hará Maru Botana en Mendoza para promover barriadas urbanizadas, integradas y productivas
Un proyecto que une voluntades públicas y de la sociedad civil, junto con el espíritu de colaboración de Maru Botana, que transfiere socialmente sus conocimientos, arranca un plan que integra urbanización, cohesión social y microeconomía en los barrios populares de Mendoza.
Una idea que nació en La Matanza con la experiencia pionera de la Cooperativa La Juanita tendrá su reedición en Mendoza, con características propias. En aquel lugar, la referente Silvia Flores pidió ayuda para abandonar el corte de calles como forma de conseguir dinero del Estado y poner en valor las capacidades del vecindario a la vez que sacar a flote la dignidad de cada uno. y lo consiguió.
Le pidieron ayuda a la cocinera Maru Botana, popular en todos los segmentos sociales. Pero lejos de lo esperado, no la "manguearon" ni por plata, equipamiento ni alimentos, sino que le pidieron la receta de su pan dulce para abrir un emprendimiento social y ganar plata con la elaboración, producción y venta del producto. Maru se sumó y fue un éxito. Y luego apareció el respaldo del diseñador Martín Churba para el packaning y del cineasta Juan José Campanella para la difusión.
Aquí la iniciativa corre por cuenta de un ministerio que, a falta de recursos, se ha puesto a planificar para cuando haya plata, ejecutar lo que se puede y sobre todo, activar mecanismos de integración de diferentes áreas, en lugar de quedarse circulando por el carril que les corresponde, solamente. Así, Planificación e Infraestructura, con Mario Isgro a cargo y con su experiencia previa en la Ciudad de Mendoza con la urbanización histórica de sectores como el Flores Olivares, avanzó con la versión local.
Se suma la presencia masiva de mujeres en esa área, con sus titulares en las direcciones de Hidráulica, Vivienda, Legales, Planificación, Territorio y Arquitectura, además del IPV.
Maru Botana ya estuvo en un barrio en los alrededores del hospital de CONIN en Las Heras y colaboró en más de una oportunidad con el proyecto de Abel Albino, pero aseguran que el proyecto abarca a todos los barrios populares en donde se realizan tareas de mejoramiento de los servicios o urbanizaciones, con aportes nacionales y provinciales.
Allí aparecerá otra receta: la de la pastafrola, y cada uno elegirá cómo organizarse, además si usar dulce de batata o membrillo, otro "gran dilema" y debate en torno a la especialidad pastelera.
Así, como es necesario que los vecindarios se unan para planificar participativamente las acciones que incluyen obra pública, la ocasión no tiene por qué quedar en eso: se aprovechará para promover la cohesión social y acciones de microeconomía, útiles para resurgir en medio de las crisis cíclicas argentinas sin depender de la vocación, voluntad o tiempos de la política y sus actores gubernamentales para el sustento familiar.
El "Plan Pastafrola" no se llama así, pero es un buen nombre de fantasía para activar a los cocineros y cocineras que hay en cada barrio, verdaderos Premios Nobel de Economía al lograr cada día cómo alimentar a sus familias con los escasos recursos con los que cuentan.