Los robos de transformadores y cobre ponen en jaque a una cooperativa mendocina
"Estamos en un nivel medio parecido al de Rosario con la droga, es un negocio donde hay compra y venta, pero donde nadie ve nada", dijeron desde la zona este.
En Mendoza estamos acostumbrados a escuchar que la zona productiva está sumergida en una fuerte crisis por la falta de agua, los precios que le llegan al productor o por fenómenos climáticos que causan estragos en diferentes zonas.
Sin embargo, a esa lista hay que agregarle otra problemática: el constante robo de transformadores eléctricos y el cobre que estos artefactos llevan en su interior.
José Álvarez, presidente de la Cooperativa de Electrificación Rural Alto Verde y Algarrobo Grande, charló con Memo y reveló que "el jueves 30 (de diciembre) nos robaron tres transformadores".
Este tipo de hechos viene desde hace tiempo, y según el dirigente es un tema de nunca acabar: "No solamente nos atacan la cooperativa, sino que en la zona rural del Este es impresionante el robo".
Y si bien durante la charla, aseguró que se sienten "muy desprotegidos", dejó bien en claro: "No voy a echar una culpa a alguien, pero cuando el tema de la economía se complica más, esto peor se pone".
El área de cobertura de dicha cooperativa abarca parte San Martín, Junín y Santa Rosa, alcanzando las 130.000 hectáreas, lo que complica de sobremanera las tareas de inteligencia para prevenir este tipo de hechos.
"Preveíamos que podían robar algún transformador, pero robaron tres en lo que se refiere al área nuestra", siguió.
"Como la extensión de la Cooperativa Alto Verde es tan grande en la zona rural, es ahí donde nos afectan más. La mayoría son lugares donde el transformador abastece a un pozo subterráneo que saca agua para regar fincas y chacras, cortan ahí y actúan impunemente", se lamentó Álvarez.
En los datos que se dieron a conocer durante la última asamblea, llevada a cabo en noviembre de 2021, expusieron que desde el 1 de febrero del año 2002, "nuestras redes han sufrido 1.159 hechos delictivos; el material sustraído alcanzó a 439.497 metros de cables de distintas secciones, 513 transformadores y materiales varios como columnas, postes y medidores".
Por si fuera poco, las perdidas económicas alcanzaron los 491.956.670 pesos, "sin contar la afectación del servicio a los usuarios".
Álvarez, que además es titular de la Federación Argentina de Cooperativas Eléctricas (FACE), no oculta su preocupación.
"Estamos en una situación siempre complicada con este tema, ya se lo hemos manifestado a la gente del EPRE (Ente Provincial Regulador Eléctrico) y al Ministerio de Seguridad", manifestó, y agregó: "Nos hemos reunido con la gente de Relaciones con la Comunidad y con el ministro de Seguridad, pero es algo increíble que no se puede cortar".
Claro que para perpetrar un robo de este tipo, un mínimo de conocimiento deben tener del tema los malvivientes.
De todos modos, el directivo recordó que "hará tres meses atrás, hubo uno que se confió. Fue a robar un transformador y en vez de desenganchar los tres fusibles, desenganchó dos, y cuando fue a sacar el aceite se electrocutó y perdió una mano el tipo".
A medida que la charla avanzaba, lanzó un dato que sorprende y preocupa: "Acá en Mendoza estamos en un nivel medio parecido al de Rosario con la droga, es un negocio donde hay compra y venta, pero donde nadie ve nada. No lo podemos parar".
Tal es así, que dicha cooperativa decidió realizarles algunas modificaciones a los transformadores eléctricos: "Les pusimos jaulas de hierros, alarmas, pusimos servicio policial aparte horario de noche para que anden por distintos sectores y hemos comprado cepos, pero indudablemente la zona nuestra se presta para eso, es una zona rural donde no circula mucha gente".
Y siguió: "Si alguien compra el cobre, estamos en el horno, vamos a seguir metidos en esta trampa y círculo vicioso".
Al ser una zona rural, los productores necesitan imperiosamente del agua para realizar el riego correspondiente.
Es ahí cuando la cooperativa se encuentra en una encrucijada, ya que los propietarios de fincas se comunican a la cooperativa y piden que les "vuelvan a conectar la energía eléctrica porque tienen que regar la chacra o el viñedo, y si no se les seca; por lo tanto, ahí tenemos que salir a poner".
De todos modos, el directivo dijo que "el productor no siente esa falta de energía por un tiempo que realmente lo perjudique".
Otro de los datos que surgió de la charla, y que realmente causa estupor, es que "estamos comprando para reponer lo que nos roban. Compramos 50 transformadores y nos roban 70, no entendemos cómo no se puede controlar".
Estos artefactos no son para nada baratos, inclusive, los que robaron días atrás, oscilan entre los 700 mil y 800 mil pesos cada uno.
"Ya no sabemos que poner, no sé qué más hacer. Esto se ha convertido en un negocio al estilo de la droga, es así", expresó.
"Para mí es un negocio tan aceitado como el de la droga en Santa Fe y en Rosario, y más en la zona rural donde todo cuesta más y golpea a la producción", añadió.
La desesperación es tan grande, que "a veces corremos riesgo de que ese sector de la producción se quede sin energía eléctrica".
"Es algo que me desespera. Me da mucha bronca estar comprando transformadores para reponer lo robado y alimentar el círculo", continuó.
De todos modos, no es reemplazar por reemplazar: "La fabrica no tiene para reponer inmediatamente, porque el cobre tiene que traerlo desde afuera, aunque increíblemente desde Mendoza exportemos hacia afuera".
"Pipo", como también es conocido el directivo, reconoció que durante un tiempo realizaron investigaciones internas en la cooperativa, con el objetivo de saber si los robos no estaban siendo cometidos por el propio personal.
"La gente nuestra gana bien, uno podría pensar de ellos pero no, también podríamos pensar de la policía, pero nunca nadie ve nada", comentó.
"Es lamentable lo que pasa acá, hay una mafia del cobre. Son vándalos que trabajan media hora o 40 minutos, le sacan la tapa y ahí están las bobinas de cobre", subrayó.
La entidad que representa, "tiene 1.800 transformadores en toda la zona, y de esos, te diría que hay 200 en la zona urbana. Si alguien roba un transformador en una zona de 100 casas, la gente te llama inmediatamente, pero cuando es en la zona rural tienen tiempo".
Sobre el cierre de la charla, aseguró sentirse como "un loco en el desierto que está gritando, gritando y gritando pero que escuchan ‘y que siga, que siga'".