Quién es y qué hace "el otro" Vargas Llosa, Gonzalo
El segundo hijo de Mario Vargas Llosa y Patricia Llosa es funcionario de las Naciones Unidas y rechaza la relación de su padre con Isabel Preysler.
El Nobel de Literatura 2010 Mario Vargas Llosa no ha dejado jamás, a lo largo de décadas, de ser tema de conversación. Si no por la literatura y sus excepcionales libros, por su opinión política y hasta por su vida privada.
En su círculo íntimo, se ubica inmediatamente pegado a su figura su hijo Álvaro, también autor, pero más bien de ensayos y muy cercano a la actividad política, a la que le da oxígeno, pero en la que no se mete como protagonista.
Morgana, su hija mujer, es fotógrafa, de bajo perfil, aunque siempre con su trabajo integra la élite de los mejores. Ha publicado trabajos fotográficos con el acompañamiento en la firma de su padre y si bien públicamente cultiva la discreción, la vida familiar parece transcurrirle fluidamente.
Pero mientras el gran autor y Álvaro se mueven en círculos de poder, otro de sus hijos permanece en el ostracismo y como funcionario del megaaparato interestatal de las Naciones Unidad. Se trata de Gonzalo, quien es representante del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados en Europa y a quien peor le cayó la relación de su famoso padre con la modelo Isabel Preysler.
En un momento estalló de bronca cuando sus dos hijas concurrieron a un homenaje académico a su abuelo el Nobel. Según señaló Gonzalo cuando explotó de bronca, desconocían la presencia de Isabel Preysler y de medios de comunicación. Y cuando vio las fotos publicadas en la revista ¡Hola! salió a hablar y reclamar por lo que considera una "manipulación" de la compañera del escritor.
El funcionario de la ONU emitió entonces un comunicado: "Este reportaje es una penosa ilustración más de la capacidad de la señora Preysler para manipular a las personas para sus propios fines: en este caso, para dar la impresión - muy falsa, por cierto - que tiene una relación con mis hijas. Pero la verdad es muy distinta. En estos dos años y medio desde que comenzó su relación con mi padre, la señora Preysler no ha invitado ni una sola vez a mis hijas a comer o a cenar en privado para poder conocerlas. Eso es exactamente lo que hubiese hecho si quisiera establecer una relación genuina y transparente con ellas. Y no lo ha hecho porque su único interés es la publicidad.
Estoy convencido que mi padre tampoco estaba al tanto de que mis hijas aparecerían en este reportaje de ¡Hola! Mi padre, que sí tiene una relación genuina y transparente con sus nietas, y que es una persona honesta, nunca las expondría a este tipo de publicidad innecesaria.
Desgraciadamente, dado el uso comercial que han hecho de mis hijas - sin su permiso - la señora Preysler y ¡Hola!, en el futuro dudo mucho que ellas acudan a eventos públicos donde se pueda repetir esta lamentable situación".
Más allá de los flashes
Gonzalo construye su propia historia. No puede dejar hijo de su padre, pero al menos, camina su propia ruta. Así, en 2013 fue premiado por sus labores humanitarias hacia los refugiados, en un galardón otorgado por la asociación española Women Together en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Ahora asignado a la Unión Europea, por entonces Gonzalo Vargas Llosa, era jefe de Misión del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Santo Domingo (República Dominicana), y fue reconocido por sus esfuerzos de "protección y asistencia humanitaria" a los refugiados que han sidodesplazados de sus países a causa de conflictos políticos o desastres naturales, según explicó la organización. Es que miles de haitianos residen desde hace varios años en la vecina República Dominicana, país al que huyeron en períodos particularmente complejos de la historia de Haití.
Ahora, Gonzalo lucha por su identidad en medio de una familia tormentosa de la que no reniega, pero de la que busca diferenciarse.
Él mismo se presenta