Gaviola, el rivadaviense amigo y discípulo de Albert Einstein

Gaviola es la "crónica de un olvido". "Es el perfecto antihéroe"; según la escritora y periodista Patricia Rodón. Fue reconocido en el mundo. Ignorado prácticamente entre nosotros. Lamentable. El Instituto Balseiro debió llevar su apellido y no el de su alumno. Aquí Gustavo Capone cuenta su historia.

"El Negrito" de La Reducción. Ramón Enrique Gaviola nació en el distrito La Reducción de Rivadavia, un 31 de agosto de 1900. Siempre fue "el Negrito" para su familia. Era hijo de Modesto Gaviola, comprometido vecino del Este mendocino, quien fuera intendente municipal de Rivadavia en tres oportunidades. Su tío Estanislao también supo ser un destacado benefactor del pueblo, ocupando varias veces la banca de concejal, hasta que en 1894 se erigió también en intendente rivadaviense. Mientras tanto, una hermana del mismo "Negrito" Gaviola fue la primera mujer abogada de Mendoza.

Por ese entonces Rivadavia, según el Censo Nacional de 1895, contaba con 7.036 habitantes, mientras que el distrito de los Gaviola no llegaba a 850 vecinos. Aunque como hecho positivo, ya existían en el departamento rivadaviense nueve escuelas con 358 mujeres y 486 varones escolarizándose. Uno de ellos: Ramón Enrique Gaviola, quien llegará a convertirse en uno de los astrofísicos más reconocidos de la historia del país y galardonado en todo el mundo.

Gaviola entre los "Nobel"

Gaviola, el rivadaviense amigo y discípulo de Albert Einstein

Pero para realzar a Ramón Enrique Gaviola deberíamos mencionar que una vez graduado en la Universidad de Berlín, formó parte del selecto grupo de trabajo de Albert Einstein, el Premio Nobel de Física en 1921, sin lugar a duda una de las personas que más contribuyeron al progreso de la humanidad a partir de sus aportes científicos.

Pero no solamente eso marcó la vida de Gaviola. Tuvo, además de Einstein, como profesores y compañeros de trabajo, nada menos que a 23 premios Nobel en toda su carrera profesional, lo que ayudó a convertir al científico rivadaviense en una referencia insoslayable para la astrofísica mundial.

Vaya además una muestra del prestigio de Gaviola, y una prueba del enorme respeto intelectual y científico que Einstein le dispensaba, cuando éste lo invitó a firmar el 22 de junio de 1948 la adhesión al llamado "Manifiesto de Chicago" o "Manifiesto de los Nobel", en donde se alertaba a los gobiernos del mundo, y a la humanidad toda, sobre los atroces peligros que implicaría el uso de la energía nuclear en instancias bélicas. Todos los firmantes del manifiesto eran premios Nobel. La excepción fue Gaviola. "Por tus logros, debes y mereces firmarla"; fueron palabras de Einstein.

Gaviola, el descubridor del rayo laser

En su trayectoria trabajó también con Jean Pierre Perrin, premio Nobel en el '26, quien fue el primero en medir la carga del electrón y mostrar el átomo organizado a semejanza del sistema solar. También estimulado por Einstein participó y ganó una beca que le permitió trabajar en Baltimore (Estados Unidos) con el físico Robert W. Wood, conocido a nivel mundial por su trabajo al desacreditar la existencia de los rayos N. Gaviola había resultado primero en el orden de mérito, pero la beca le fue denegada porque no estaba prevista la adjudicación a alguien que no fuese norteamericano o europeo. La situación provocó el enojo del mismísimo Einstein quien reclamó por escrito al representante de la fundación Rockefeller. La situación fue revertida, convirtiéndose Gaviola en el primer beneficiado proveniente del hemisferio sur.

Enrique Gaviola, el maestro mendocino de Mario Bunge

Pero la rutilante aparición en las "grandes ligas" de Gaviola fue cuando en 1928 realizó la primera comprobación experimental de la emisión atómica estimulada, ya predicha por Einstein, siendo la verificación experimental de lo que posteriormente se conociera como rayo láser. "Usted me ha superado"; nuevamente la humildad de Einstein, considerando al rivadaviense.

La bomba atómica argentina: nunca es triste la verdad

"General; no tengo demasiadas oportunidades para hablar con usted. Pero debo decirle que le están mintiendo. Usted debe saberlo, porque de no ser así, se convertirá en cómplice". He aquí una síntesis del breve mensaje entre Gaviola y el General Perón.

Lo concreto es que el derrotero científico de Gaviola le permitió ganar el reconocimiento universal por sus investigaciones sobre la aceleración de partículas, los rayos cósmicos y la fusión fría. De regreso a la Argentina formó parte de gran cantidad de emprendimientos científicos. El más renombrado fue en la planta piloto de energía atómica en la isla Huemul, San Carlos de Bariloche, donde se llevaron a cabo reacciones termonucleares, generando un diseño de bomba atómica junto con el austríaco Robert Richter. Le tocará a Gaviola desenmascarar la patraña. Fue él mismo, el encargado de anticiparle al mismo General que el experimento sucumbiría, pues Richter lo estaba engañando en cuanto a los avances inmediatos que declaraba, y que dicho experimento representaba una estafa al país. Dura verdad que no cayó muy bien por esa época. Gaviola dio un portazo y el caso se diluyó rápidamente.

Lo que debió ser "el Instituto Gaviola"

También fue uno de los fundadores del actual Instituto Balseiro, proyectando paralelamente, la instalación en el país de la primera estación del hemisferio sur para el seguimiento de satélites espaciales. Y fue el mismo José Balseiro quien propuso que el instituto que hoy lleva su nombre, se denominara Enrique Gaviola, pero como no era condescendiente con el peronista, la propuesta no fue acepta. Por el contrario, cuando tempranamente muere Balseiro (1919 - 1962) fue el mismo Gaviola quien propuso, junto a otros científicos, el nombre de su joven discípulo fallecido.

Gaviola, el rivadaviense amigo y discípulo de Albert Einstein

Gaviola también trabajó en el diseño de los observatorios "El Palomar" y "Mont Grande". Fue el inventor del sistema de pulimiento de los grandes espejos, con lo que tuvo otro alto reconocimiento mundial, diseñando el primer espectrógrafo estelar del mundo, construido íntegramente con espejos y elaborando una vanguardista teoría respecto a la cascada de los rayos cósmicos. Fue además director del Observatorio Astronómico de Córdoba y entre sus discípulos se cuentan Mario Bunge, el mencionado José Balseiro y Ernesto Sábato.

Gaviola, "el del asteroide"

Con innumerables reconocimientos en los más altos y prestigiosos centros científicos del mundo, "el Negro" Gaviola forma parte de la enciclopedia "Notable Tweintieth Century Sdentist", editada por Emily Murray donde se reconoció a los más destacados científicos del mundo. Además, su foto figura en el "Museo de Ciencia y Tecnología de Washington" junto con los grandes físicos de la historia de la humanidad y, como si todo esto fuera poco, la Unión Astronómica Internacional bautizó en 1981 a un asteroide con su nombre. "El asteroide 2504" lleva su nombre, en merito a su descubrimiento en Córdoba (1967).

Pero más aún. Fue el precursor de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y creador de la Asociación de Física Argentina y del famoso Instituto de Matemáticas, Astronomía y Física y fue considerado en 1998 entre los 20 astrofísicos más destacados de toda la historia.

"La lista de Gaviola": derechos humanos, ética, reformismo y educación

Fue un reformista cabal, contemporáneo a los sucesos que generaron la histórica "Reforma Universitaria de 1918" como estudiante de la Universidad de La Plata. Su preocupación por la educación se manifestó en su libro: "Reforma de la Universidad Argentina. Breviario del Reformista" (1931). Su amplia concepción humanista hizo además que cada día trascurrido en el Instituto Balseiro plantara un árbol, por lo que el parque del Balseiro lleva su nombre.

Gaviola, el rivadaviense amigo y discípulo de Albert Einstein

Su trascendencia ética se reflejó cuando contribuyó en pleno proceso del nazismo a salvar la vida de varios científicos alemanes que no comulgaban con el régimen de Hitler. "En 1931 regresó en forma definitiva a la Argentina, donde recibió una carta del Premio Nobel Max Born, decano en la Universidad de Göttingen, solicitándole ayuda para tratar de salvar a Yuri Rumer, su principal colaborador. Rumer era un físico judío que se había refugiado en Alemania escapando de las purgas del régimen de Stalin en la Unión Soviética. Su vida nuevamente estaba en peligro, pero ahora bajo la nueva "etiqueta" de judío y comunista. La carta de Born demostraba el prestigio, el respeto y la consideración que merecía Gaviola entre la elite científica internacional de esa época". ("La lista de Gaviola" - Omar Bernaola. En: "Enrique Gaviola y el Observatorio Astronómico de Córdoba". Saber y Tiempo. 2001"). Actitudes como estas, protegiendo a varios académicos europeos perseguidos, le valió el mote de "Schindler de los científicos".

Perdón Gaviola

Gaviola, el rivadaviense amigo y discípulo de Albert Einstein

Mendocino brillante "El Negro" Gaviola. Premio Konex de Platino en 1983, entre ciento de muchas más distinciones. Murió en Mendoza el 7 de agosto de 1989, como uno más de nuestros tantos geniales e ilustres desconocidos. Los últimos años de su vida, vendió huevos y dulces caseros por las calles mendocinas en su vieja camioneta. "Había que parar la olla". Contaba solo con su jubilación docente como ingreso.

Gaviola es la "crónica de un olvido". "Es el perfecto antihéroe"; según la escritora y periodista Patricia Rodón. Fue reconocido en el mundo. Ignorado prácticamente entre nosotros. Lamentable.

Afortunadamente su departamento natal, honra con su distinguido nombre a un renovado espacio dedicado a los estudios superiores, la UNCuyo le otorgó hace 30 años el Honoris Causa y una escuela mendocina lleva su nombre. No mucho más.

Fue inmenso. Honesto, intransigente, y una eminencia científica. Aunque parece que a veces eso no alcanzara.


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