Yellowstone, la serie de Netflix: ¿dónde están nuestros cowboys?

Tal como sucede en la serie de Netflix Yellowstone, el historiador Pablo Lacoste propone mirar hacia el Este de Mendoza para poner en valor su identidad.

Pablo Lacoste

¿Cómo se explica el éxito de la serie Yellowstone? ¿Cómo entender que tantos fans de todo el mundo estén esperando noviembre para ver la parte II de la temporada 5? ¿Cómo es posible que el tema de los cowboys, tan desgastado durante décadas por el cine de western de mediados del siglo XX, haya causado un impacto tan potente en las nuevas generaciones del siglo XXI?

La figura de Kevin Costner es un gran aporte; lo mismo que la personalidad de sus hijos, todos ellos quebrados por dentro, y de gran expresividad dramática que lleva a sondear la profundidad de las emociones, evocando las clásica novelas Crimen y Castigo y Los hermanos Karamazov de Fedor Dostoievski. También suman las bellezas escénicas y la intensa trama, donde todo puede ocurrir en cualquier momento, creando un suspenso de gran interés.

De todos modos, esos elementos se encuentran presentes en otras creaciones audiovisuales, y no alcanzan para explicar la misteriosa fascinación que causa Yellowstone.

Mendoza Este, 140 años

Hicimos una ronda de consultas para conocer las impresiones, incluso de los propios estadounidenses; hablamos con una profesora universitaria, hija de un ranchero de Montana; una conductora televisiva de Texas; una bióloga de Washington y un terapeuta de Nueva Inglaterra, entre otros. Todos ellos profesionales e interesados en la serie, que nos ayudaron a comprender algunas claves.

El punto crítico es la sensación de calor de hogar que irradia el rancho de los Dutton, en Yellowstone, Montana. La construcción es de madera y piedra, sin edificios de cemento ni torres cercanas. Allí viven los dueños de la hacienda y los trabajadores que ostentan, al dominar las destrezas del oficio, tienen el derecho a usar el calificativo que "cowboy", que ostentan con orgullo como si fuera un título de nobleza.

La tensión dramática gira en torno a las tensiones entre culturas opuestas y contradictorias: los cowboys, liderados por Kevin Costner, defienden su estilo de vida tradicional, de corte artesanal y preindustrial, donde se aprecian las destrezas y habilidades del vaquero. Se enfrentan a las pretensiones de la sociedad industrial que manda gerentes desde New York para instalar allí sus empresas constructoras para levantar torres, casinos y casinos, prometiendo negocios y dinero para todos. Pero los cowboys se oponen a vender sus tierras; no quieren dinero. Elijen mantener viva su actividad tradicional (criar vacas de pastoreo), aunque ésta no sea rentable. A ellos no les importa el lucro; solo quieren seguir siendo cowboys. ¿Por qué? Simplemente, porque "es una gran vida", sintetiza Kevin Costner con la seguridad del que tiene las cosas claras en la vida.

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El cowboy tiene una vida modesta; se levanta a las 4 AM para ensillar los caballos y arriar las vacas; a veces, tienen que desplazar más de mil cabezas, lo cual exige grandes destrezas ecuestres. Al llegar la noche, tienen su momento de paz, al son de la música country; un cowboy toca la guitarra; una cowgirl canta, con una cadencia embriagante, llena de nostalgia y amor apasionado por su territorio; luego se van a dormir en una casa que alberga a la decena de cowboys que trabajan en esa finca.

La presencia del mundo indígena es otro elemento interesante; superando los estereotipos racistas de las películas del siglo XX, que mostraban al "indio" como representante de la barbarie y obstáculo de la civilización, en Yellowstone hay una imagen completamente renovada, que visibiliza la cosmovisión de los pueblos originarios, en el sentido de vivir con la naturaleza y no sobre ésta. Ellos tienen el privilegio de la renta de los casinos, pero también tienen conflictos y problemas; lo novedoso es que esta vez, en lugar de mostrar la pelea entre "indios y cowboys", ambos colectivos prefieren aliarse para enfrentar al adversario común, representado por la frivolidad de las grandes empresas inmobiliaria.

Esta serie nos ayuda a repensar la vida. ¿Por qué el país más avanzado, rico y próspero del mundo, nos está mostrando una crítica a los valores dominantes en el discurso de políticos y economistas? En el fondo, nos invitan a mirar y redescubrir el legado recibido de nuestros mayores para revalorizar el estilo de vida que ellos modelaron como respuesta adaptativa a sus circunstancias.

En la temporada 5, se pone en peligro el estilo de vida de los cowboys por un brote de brucelosis que amenaza el ganado. Ellos rechazan la solución fácil de vender las vacas antes que se contagien. Prefieren migrar hacia tierras lejanas con sus animales, para seguir cultivando su oficio. Se trata de un sacrificio enorme, porque deberán alejarse de sus seres queridos por mucho tiempo. Pero no importa porque vender las vacas sería perder su estilo de vida.

Este giro nos ayuda a responder la pregunta inicial: ¿Dónde están nuestros cowboys, ese colectivo dispuesto a dejarlo todo por lealtad a una identidad cultural?

La migración de los cowboys para mantener su estilo de vida evoca nuestra propia historia. Tal como refleja la precuela de esta serie, la historia de los cowboys comenzó en 1883 con la llegada de los colonos al territorio; esto coincide casi exactamente con lo que ocurrió en Mendoza Este, donde en 1884 comenzaron a asentarse los vitimigrantes que abandonaron Europa porque la plaga de filoxera destruyó sus viñedos. 

Salón de la bodega Lancelotti.

Salón de la bodega Lancelotti.

Con la convicción de anteponer su estilo de vida a cualquier otra consideración, ellos viajaron 13.000 km para instalarse en San Martín, Rivadavia y Junín, y plantar allí sus viñas. Ese amor a la vida rural y al trabajo del campo modeló la identidad de esos colonos, que se transmitió de generación en generación hasta hoy. Allí están como testimonio las cabalgatas a las Huaiquerías y las visitas a los legendarios olivares de Titarelli en Rivadavia. Los caminos rurales flanqueados por arboledas cerradas que forman galerías verdes en Junín, preludio del fuegódromo de Marcelo Roncetti y las brusquetas y aceitunas del restaurant-terraza Yiye. Los hornos de barro y la calidez del salón de la posada La Cautiva de bodega Lancelotti en San Martín, y la arquitectura vitivinícola Neorenacentista, Art Nouveau y Neocolonial que destacan los inventarios de Liliana Girini.

BodegaLa Auxiliadora.

BodegaLa Auxiliadora.

Los vitimigrantes de Mendoza Este y sus sucesores tienen la autenticidad de un legado que se ha transmitido de generación en generación desde hace 140 años. En nuestros viticultores, fruticultores y criadores de chivos y cultores de la gastronomía ancestral, hay mucho del amor por la identidad y el estilo de vida rústico que transmiten los cowboys de Yellowstone.

La antigua bodega Stacciola.

La antigua bodega Stacciola.

¿La diferencia? Tal vez sea que los cowboys están orgullosos del patrimonio y el legado de sus mayores. Y cuentan con cineastas que los valores para mostrarlos al mundo.


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