Mendoza, el trueque y el intercambio libre de impuestos, en tiempos de criptomonedas
Una columna de Emma Cunietti, experta en Educación, funcionaria de la DGE (de la que fue titular) y ex subsecretaria de Desarrollo Social en el 2001, deja abierto un debate al que se suma el empresario y exlegislador Armando Morón.
En una columna elaborada y firmada por Emma Cunietti, publicada por el diario Los Andes, se formuló en términos claros y concretos una analogía entre los tiempos en que la ciudadanía encontró su cauce ante la caída en la pobreza del 2001 y la actualidad. Lo hizo con el fenómeno de las "ferias del trueque", en las que la gente se deshacía de sus pertenencias para conseguir cubrir necesidades básicas, como comida y ropa, aunque también otras cosas.
Cunietti planteó en su nota que "el ingenio y la desesperación se sintetizaron en esta respuesta de la sociedad civil ante la crisis".
"Sin Facebook ni celulares, se consolidó una verdadera red", recordó quien por aquellos días de violencia y desesperación ocupaba el rol de subsecretaria de Desarrollo Social en el gobierno de Roberto Iglesias. "Pude observar cómo las mujeres protagonizaron ese proceso, cuando la necesidad de llevar un bocado a sus hijos las incentivó a integrarse al sistema. Bienes y servicios se intercambiaban sin la mediación del dinero que no tenían. Camperas de cuero, zapatillas, empanadas, sillones, ruedas, remeras, televisores, son algunos de los artículos diversos que se mezclaban de manera insólita en esos espacios. Tampoco faltaron los espectáculos musicales o teatrales que sumaron alegría y color a estos verdaderos acontecimientos sociales", escribió la también exdirectora general de Escuelas.
Un punto nodal de su análisis fue cuando planteó que "algunos intelectuales quisieron ver en esos clubes una nueva economía sin dinero. Se equivocaron. La desaparición de los clubes del trueque fue atribuida a tres causas: la recuperación de liquidez monetaria, la extensión de algunos programas sociales de renta mínima como el de jefes de hogar y la recuperación de la economía".
Allí, introdujo la actualidad del intercambio. Describió que hoy "los planes sociales llegan a más de la mitad de los argentinos". Y dio cuenta de que "ya no se trata de iliquidez sino de un dinero que no tiene valor. En medio de un Estado sobredimensionado, vuelve en muchos jóvenes el sueño borgeano de un país acrático, que no lo prive de sueños. El trueque facilita además un intercambio de bienes y servicios sin asfixia impositiva", expresó Cunietti.
Y ahora, "las redes sociales del mundo digital permiten una serie infinita de caminos para el canje. En muchos casos, sus protagonistas son hijos de una clase media empobrecida, con una pobreza no heredada, pero empujada por una larga crisis que la pandemia agudizó".
Para Cunietti, "el trueque en época de criptomonedas muestra la iniciativa de una parte de la sociedad argentina desesperada, pero también ingeniosa y vital, que espera una respuesta creativa de parte de su clase dirigente. Señalar un horizonte que vaya más allá de los planes sociales y promueva la tarea de los emprendedores, es parte de esa respuesta".
Redes y relaciones para deshacerse y tener, sin la asfixiante presión del Estado
En este punto, el empresario, CEO de la compañía T-Cargo y exlegislador demócrata, Armando Morón, se interesó por el planteo de Cunietti y metió en el debate las nuevas formas de relacionamiento de los jóvenes, principalmente, aunque no en forma exclusiva, ya que los adultos comienzan a darse cuenta de la posibilidad de intercambiar mediante el uso de las redes sociales.
"Sobre los mercados online o marketplace digitales se ha dicho mucho, pero la frase que más me gustó fue la de Jack Ma, cofundador de Alibaba, el portal de comercio más grande del planeta con más de 500 millones de clientes", contó Morón a Memo.
Sobre el emprendedor chino, recordó que "él dice que la actividad de los hombres y empresas en Internet es democrática, ya que nadie obliga a nadie a hacer lo que no quiere: entran y salen cuando quieren, compran cuando les resulta atractivo y ofrecen sus servicios a quien los quiera comprar".
En este punto, Morón expresó que "si lo miramos desde la actividad primitiva del trueque, trocar bienes y servicios en plazas y en forma personal o hacerlo en una plataforma digital a la distancia no tiene diferencias".
¿Por qué? Respondió que "cada uno ofrece lo que mejor sabe hacer o producir y compra lo que considera que necesita; no se trata de hacer circular billetes que en ambas situaciones desaparecen, lo que se intercambian son 'valoraciones'".
Al explicarlo, indicó que, por ejemplo, en esa tarea, "valoro lo que el Sr. Juan produce y que en mi escala de valoraciones lo necesito y le ofrezco al Sr. Juan lo que para mí es mi mejor producto, y él con diferentes escalas de valoraciones puede llegar a aceptar". "De allí -acotó- surge el 'precio', que en función de las valoraciones de cada uno será el número de unidades a entregar".
De tal manera que, según Morón, "en el fondo, se trata de una actividad humana, y cambiarán las formas, los lugares y la tecnología donde actuar, pero el ser humano siempre va a intercambiar, siempre va a ejercer su actividad económica la va a realizar en los lugares donde más libre se sienta, y no necesita un Estado regulador para que los mercados funcionen".
"Ya sea por medio del trueque en una plaza o en un marketplace digital el ser humano busca actuar donde se sienta libre y atraído por la oferta de bienes y servicios que sirvan para sus necesidades", definió.
En tanto, ante la consulta de Memo, Morón sostuvo que "la abundancia de papel moneda de circulación obligatoria, acuñada por el Estado (¡regulación fuerte si las hay!), cada vez menos valorada, ha hecho que resurjan los mercados de trueques donde el precio se fija por valoraciones y no por cantidad de billetes a entregar.
Cabe decir que, por ahora lo que observó Morón, que "allí no llega la regulación estatal y desaparecen los impuestos distorsivos" por lo que, en definitiva, esa experiencia canalizada se podría decir "naturalmente" por la gente, resulta, desde su punto de vista, "una muy buena lección de economía para aprender".
El debate esta abierto, pero más allá de las teorías, la gente lo está haciendo y, sobre todo, aquellos que ya son dueños del futuro: los más jóvenes.