Sebastián Borensztein invitó a Mendoza a llenar la gran cantidad de plataformas audiovisuales
Sebastián Borensztein habló de la Mendoza como polo audiovisual. "Veo con muy bueno ojos lo que se plantea en Mendoza. Están en un momento muy especial para invitar a que se acerquen las producciones. Cada vez va a ser más demandado", sostuvo.
El realizador audiovisual Sebastián Borensztein participó de un encuentro virtual organizado por Industrias Creativas de Godoy Cruz. "Encuarentenado", dijo que aprovecha el encierro para escribir y pensar en cómo adaptar a las costumbres de la pandemia el rodaje de escenas de su próxima serie "Iosi, el espía arrepentido", en la que trabaja junto a Daniel Burman para Amazon Prime. "Siempre he trabajado en mi casa, así que no me molesta; solo que uno extraña el contacto con otra gente, con los amigos, salir a tomar un café", dijo.
Pero además de hablar sobre su serie y en torno al espionaje endémico argentino, Borensztein animó a creer en que el talento es un engranaje de una industria, que el arte no es solo romántico y bohemio, sino un trabajo que puede generar más trabajo.
"Yo nunca me consideré un artista, sino un artesano. No me asumo ni me voy a asumir nunca como artista. Soy un artesano y la gran mayoría de los directores de cine en el mundo son artesanos. Artistas son pocos. Soy un artesano que cada vez ejerzo mejor mi oficio. Cuando yo hago películas pienso en el espectador, no pienso que estor haciendo algo que va a ir a los libros, ni que quiero dejar una huella en el mundo. Pienso en un tipo que va a tener que darse una ducha, comprar una entrada de cine, tomarse un taxi o conducir su auto. Tiene que hacer un movimiento, una inversión. Ese señor se va a sentar en una butaca del cine a ver qué le ofrezco. Y tiene que irse del cine sintiendo que la pasó bien, que se entretuvo, que le hizo reflexionar sobre algo, que valió la pena pagar la entrada, el taxi y haber ido hasta donde fue a verla", describió su rol.
El cine industrial
"Hago las películas -acotó Borensztein- pensando en que la gente pase un buen momento. No podría ponerme a pensar en un proyecto artístico en el que no me importe si alguien lo ve o no, o que sea para cien personas".
Indicó que "si queremos pensarlo como una industria, lo que hacemos tenemos que hacerlo pensando en el espectador. Yo no digo con esto que haya que hacer todo tipo de concesiones. Yo hago películas que a mí me gusta sentarme a ver. No puedo decir: 'Hago una película que la eliminás por la orina en tres horas, y se terminó'.
Agregó que hay que apelar a "hacer un cine industrial, mover la rueda grande, conseguir que cientos de miles o millones de personas vayan a ver tu película". "No hago películas por una necesidad narcisista o necesidad de expresarme. Si yo me quisiera expresar, ¡no sabés las hamburguesas que hago! ¡Me expreso de una manera espectacular! Hago hamburguesas, amaso ñoquis...", bromeó.
Además, indicó su receta: "Hago películas para que la gente pase un buen momento. Y si no tengo una idea para que la gente pase un buen momento, no hago una película. Y esa es la razón por la que no hago una película todos los años, porque no encuentro ideas que me estimulen al punto tal de cargarme sobre los hombros un proyecto cinematográfico que es algo que, con la mayor de las celeridades y la mejor de las suertes, uno empieza hoy y esta estrenando dentro de tres años. Dedicaste tres años a remar, remar y remar".
Definió: "El respeto que tengo por lo que hago es directamente proporcional al que tengo por el tipo que se sienta a mirar lo que yo hago. Me tomo todo el tiempo, busco una buena idea para juntar suficiente combustible de entusiasmo porque en tres años, estás todo el tiempo al borde de trastabillar".
En tanto, y sobre el tema arte e industria, Borensztein opinó que "si logro algo que roce lo artístico, me da mucha más alegría aun, pero la verdad es que lo hago penando en el espectador".
El valor de la industria audiovisual y Mendoza
Sobre la Mendoza como polo audiovisual, señaló que "conozco amigos que han ido a filmar y de producciones extranjeras que se han realizado allí". Mencionó, en este sentido, la película "Siete años en el Tibet".
"Hasta hace algún tiempo -dijo Borensztein- la industria más poderosa de EEUU era la del entretenimiento, cuando uno pudiera pensar en que era la automotriz o lo que fuere. Era la del entretenimiento y centrada casi por completo en California, que tiene una economía equivalente a la de toda Alemania. Ese dato sirve para darnos una idea de lo monstruosa que es la industria del entretenimiento -expresó- que abarca desde un señor que se sienta a escribir un guión, otro que filma una película, un actor que se pone delante de una cámara, hasta los tipos que fabrican el software para hacer tal efecto visual, los que fabrican todo el fierrerío, los lentes, las cámaras. Cuando me refiero a la industria del entretenimiento no me refiero solo al cine, sino a shows sobre escenarios, recitales. Es una industria que no descansa. En Inglaterra -acotó- las bombas V2 caían sobre Londres y la gente no dejaba de ir al cine".
El director cinematográfico y guionista sentenció que "el entretenimiento no se para nunca" y advirtió que en medio de la pandemia "estamos en una situación muy particular, y aun así ya están volviendo: en España están filmando, ni hablar en Uruguay. Es una industria que no tiene final. Cada vez necesita más talentos, más mano de obra".
En tanto, sobre la vigencia de la industria audiovisual, invitó a mirar "la cantidad de nuevas plataformas nuevas que ofrecen contenidos y la necesidad de llenarlas. Con la pandemia, las plataformas del mundo están empezando a repetir contenidos porque la velocidad de relación que tiene el contenido es impresionante. Sale una serie y en una semana la ve la mitad del planeta. Hay un consumo voraz, como el del fuego: lo que le tirás se lo come".
Subrayó que "aliento mucho a la industria del cine, que cada vez va a necesitar más mano de obra calificada. Hasta hace poco se decía que el mercado latino, el oriental era otra cosa, pero hoy en día, las series son subtituladas en todos los idiomas Se ha globalizado tanto que ya no sirve decir que 'el talento argentino es para la argentina', sino que puede serlo para todo el planeta. El que se meta en esto, se asoma a una de las actividades más promisorias. No paramos de consumir estos contenidos. Es un tema grande, de mucha demanda. Ya no es como antes -dijo- ya que esto es en serio y vino para quedarse".
"Veo con muy bueno ojos lo que se plantea en Mendoza. Están en un momento muy especial para invitar a que se acerquen las producciones. Cada vez va a ser más demandado", concluyó.
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