Qué pasará con la economía en 2023

Estos son los datos elaborados por el equipo de investigación de Balanz para 2023. Los pronósticos económicos.

Balanz

- La distribución de los retornos en 2022 dejó posicionados a los commodities como la clase de activo con mejor desempeño.

- Los tres principales factores detrás de los precios de los activos este año fueron: 

(1) El ajuste en las condiciones financieras producto del fuerte y coordinado apretón monetario a nivel global, 

(2) la guerra en Ucrania y 

(3) las restricciones a la movilidad en China producto de la política de Covid cero, junto con los problemas en el sector inmobiliario.

- Mirando hacia adelante, la dinámica de los precios de los activos estará marcada por si nos dirigimos a un aterrizaje suave o a uno forzoso en las economías desarrolladas.

- Por un lado, los recientes datos de inflación en Estados Unidos abren una luz de esperanza hacia el (delgado) camino del aterrizaje suave. Esto podría ser la sorpresa de 2023.

- Por otro lado, la mayor inflación desde los 80s, junto con la campaña más agresiva de la Reserva Federal desde entonces en términos de velocidad y magnitud del ajuste, nos sitúan en un lugar de cautela.

- En este sentido, las luces provenientes de la curva de rendimientos de EE.UU. lucen demasiado rojas como para ignorarlas en términos de probabilidad de recesión.

- Los retornos y las clases de activos diferirán significativamente dependiendo de qué tipo de aterrizaje se materialice en la economía global.

- Sin embargo, lo que nos resulta muy claro es que, después de un año muy difícil, la renta fija se posiciona como la clase de activo más atractiva para 2023. Favorecemos una clara sobre ponderación de esta por sobre el resto de las clases de activos.

- Dentro de los bonos, nuestra preferencia es la renta fija americana por sobre la de mercados emergentes (por ahora). Cabe notarse que, en un escenario de aterrizaje suave, la renta fija de emergentes, en particular los bonos de alto rendimiento, tienen amplio espacio para dominar en términos de retornos positivos (por sobre la renta fija de EE.UU.).

- Por el lado de la renta variable, hay segmentos de la misma que lucen atractivos desde la óptica de las valuaciones. Sin embargo, lo que nos lleva a favorecer posiciones defensivas todavía (ver aquí) es que aún tenemos en frente el (rezagado) impacto de la política monetaria sobre la actividad.

Cross Asset Review. Lo que el 2022 nos dejó (y lo que podemos esperar para un desafiante 2023)

La distribución de los retornos en 2022 dejó posicionados a los commodities como la clase de activo con mejor desempeño. Los tres principales factores detrás de los precios de los activos este año fueron: (1) El ajuste en las condiciones financieras producto del fuerte y coordinado apretón monetario a nivel global, (2) la guerra en Ucrania y (3) las restricciones a la movilidad en China producto de la política de Covid cero, junto con los problemas en el sector inmobiliario. Mirando en retrospectiva, y teniendo en cuenta lo que esperábamos a esta altura en 2021, la diversificación geográfica en la renta variable por fuera de EE.UU. no sirvió como elemento diversificador en los portafolios producto de la marcada fortaleza del dólar en 2022. Lo que sí ayudó mucho fue la idea de posicionarse en acciones de valor por sobre crecimiento debido a la mucho mejor performance relativa de las primeras por sobre las segundas. Otro aspecto que contribuyó fue el posicionamiento en los bonos de corta duración y/o tasa variable frente al tsunami en las tasas de interés. Si bien casi ningún segmento de la renta fija quedó exento a los retornos negativos, dicho posicionamiento ayudó a mitigar las pérdidas. 

Todos los datos en un gráfico: dólar y riesgo país

Mirando hacia adelante, la dinámica de los precios de los activos estará marcada por si nos dirigimos a un aterrizaje suave o a uno forzoso en las economías desarrolladas. Por un lado, los recientes datos de inflación en EE.UU. abren una luz de esperanza hacia el (delgado) camino del aterrizaje suave. Esto podría ser la sorpresa de 2023. Por otro lado, la mayor inflación desde los 80s, junto con la campaña más agresiva de la Fed desde entonces en términos de velocidad y magnitud del ajuste, nos sitúan en un lugar de cautela. En este sentido, las luces provenientes de la curva de rendimientos de EE.UU. lucen demasiado rojas como para ignorarlas en términos de probabilidad de recesión. Como mostramos aquí, las recesiones en EE.UU. tardaron en llegar, en promedio desde 1990, 14 meses desde el fin de ciclo de ajuste de la Reserva Federal. 

Los retornos y las clases de activos diferirán significativamente dependiendo de qué tipo de aterrizaje se materialice en la economía global. Sin embargo, lo que nos resulta muy claro es que, después de un año muy difícil, la renta fija se posiciona como la clase de activo más atractiva para 2023. Favorecemos una clara sobre ponderación de esta por sobre el resto de las clases de activos. Dentro de los bonos, nuestra preferencia es la renta fija americana por sobre la de mercados emergentes (por ahora). Cabe notarse que, en un escenario de aterrizaje suave, la renta fija de emergentes, en particular los bonos de alto rendimiento, tienen amplio espacio para dominar en términos de retornos positivos (por sobre la renta fija de EE.UU.). Por el lado de la renta variable, hay segmentos que lucen atractivos desde la óptica de las valuaciones. Sin embargo, lo que nos lleva a favorecer posiciones defensivas todavía es que aún tenemos en frente el (rezagado) impacto de la política monetaria sobre la actividad.

Investment Ideas. Recomendaciones de posicionamiento de portafolio

Renta variable 

En EE.UU. la política de la Fed dio lugar a una rotación de las carteras de crecimiento a valor. Luego de un difícil comienzo de año, con correcciones fuertes en el S&P 500, vemos oportunidades en el largo plazo, pero con alta volatilidad en el corto. En Europa, continúan los riesgos de la guerra entre Rusia y Ucrania, en especial con temas vinculados a la energía, generando presiones inflacionarias. En China la economía está desacelerándose con riesgo regulatorio elevado. Aunque hay valuaciones atractivas, nuestro posicionamiento pasó a neutral por castigo excesivo en las valuaciones. En mercados emergentes, los bancos centrales de varios países han incrementado tasas ante la inflación, lo que ha atenuado el crecimiento y endurecido las condiciones financieras. Posicionamiento: En renta variable, la convicción es media y favorecemos mercados desarrollados sobre emergentes y ponderando valor sobre crecimiento.

Renta fija

Con una Fed concentrada en mitigar la inflación, esto debería proporcionar un catalizador para mayores rendimientos. En los bonos high yield, los rendimientos que, en la parte corta de la curva, parecen compensar los riesgos de una suba de tasas y volatilidad. La renta fija en mercados emergentes fue la que más ha estado sufriendo. En lo que va del año, el índice para los mercados emergentes viene rindiendo muy por debajo al promedio histórico (EM USD Aggregate), llevando los spreads a niveles muy atractivos. Seguimos viendo oportunidades en el segmento corto de la curva y destacamos la deuda corporativa donde se encuentran créditos con fundamentos sólidos. Posicionamiento: En renta fija, la convicción es alta en instrumentos con baja duración.

Alternativos 

Luego de un 2021 donde se observó una performance por encima de los estándares históricos, creemos que, en el relativo con los activos financieros, el valor de los commodities se encuentra cerca de un valor razonable. Se renovaron los riesgos de recesión. Resaltamos que los precios de los commodities pueden presentar especial volatilidad. Posicionamiento: Convicción alta en efectivo para aprovechar las oportunidades de mercado debido al conflicto bélico.

Macro Compass. Esperando el impacto 

Este año tuvo tres factores principales que movilizaron los precios de los activos: (1) el endurecimiento de las condiciones financieras producto del fuerte ajuste en la tasa de política monetaria de la Reserva Federal y de un conjunto de bancos centrales, (2) el conflicto armado en Ucrania y (3) las fuertes restricciones a la movilidad derivadas de la política de Covid cero en China junto con las turbulencias en el mercado inmobiliario. Si bien la incertidumbre respecto a la dinámica del conflicto en Ucrania es amplia, el factor monetario será predominante en 2023. 

Valuaciones y sensibilidades: Preparando la trinchera en renta variable

El riesgo de China parece haberse corrido de la distribución después de los recientes anuncios de relajación en la estricta política de Covid cero, producto de las protestas generalizadas. A pesar de que los nuevos casos tocaron un pico de 28.61 por millón de habitantes (muy por encima de los 18.63 alcanzados en el máximo de abril), las autoridades tuvieron que moverse de la estricta política de restricciones debido a las amplias protestas. La guerra en Ucrania dejó de ser una preocupación central por el momento, mientras que las temperaturas más templadas, junto con las reservas de energía en Europa, ayudaron a relajar las preocupaciones respecto a la dificultad de atravesar el invierno en el continente. Sin embargo, el conflicto sigue abierto y siendo un foco de elevada incertidumbre.

El principal factor que luce con predominancia para el próximo año es el impacto del ajuste en las tasas de interés experimentado a lo largo de 2022. Debido a los rezagos con los que opera la política monetaria, el impacto de las subas en las tasas de interés -no sólo de la Fed, sino de muchos otros bancos centrales alrededor del mundo- sobre la actividad se empezará a evidenciar en 2023. Hasta ahora, la desaceleración en el crecimiento global estuvo más bien ligada a las restricciones a la movilidad en China y al impacto de la guerra en Ucrania más que a la política monetaria.

Los últimos datos de inflación vienen aumentando el optimismo respecto a una desaceleración inflacionaria algo más rápido a lo proyectado. Ciertamente, este año las sorpresas en la dinámica de los precios fueron hacia el alza. Sin embargo, los datos de inflación de octubre y noviembre en Estados Unidos renovaron la esperanza de que el camino hacia adelante sea más benigno al esperado. La actualización de las proyecciones de la Reserva Federal en su reunión de esta semana sugiere que el camino de la inflación hacia la baja será algo más lento a lo esperado ya que revisó al alza las proyecciones de inflación (PCE) total y núcleo hacia 3.1% y 3.5% en 2023, respectivamente, desde 2.8% y 3.1%. A nivel global, la inflación ya hizo pico a lo largo de las diferentes regiones y la principal incertidumbre tiene que ver con la velocidad y nivel de convergencia. Desde lo positivo, la presión por el lado de las cadenas de suministro estuvo cediendo significativamente en los últimos meses y deberían seguir haciéndolo ahora que China relajó las restricciones, mientras que los precios de los alimentos acumulan un retroceso de 15% desde marzo.

La expectativa de un menor crecimiento en 2023 estuvo presionando a la baja al precio del petróleo (y la gasolina), a la vez que las temperaturas más templadas a lo previsto en Europa trajeron alivio en el precio del gas natural. En conjunto, estos dos factores llevaron a los precios de la energía (medidos a través del índice de commodities de Bloomberg) a retroceder 29% desde su máximo en junio. De esta manera, los precios de la energía estuvieron favorecidos, en buena parte, por la expectativa de una menor demanda global en 2023 (producto de la desaceleración económica) y con los factores de oferta cediendo protagonismo. Aun así, las expectativas sugieren una elevada inflación, tanto en mercados desarrollados como en emergentes en 2023, por lo que los bancos centrales deberán mantener la guardia alta por un buen tiempo.

2003 - 2022: Cómo evolucionó el salario mínimo, vital y móvil

Los ciclos de subas en las tasas de política monetaria están llegando a su fin a lo largo del globo, por lo que el foco gira hacia cuando comenzarán a reducir sus tasas de interés y en qué magnitud. Los datos de inflación en Estados Unidos le dan soporte al mensaje de la Fed de ir reduciendo el ritmo de suba en la tasa de política monetaria, tal cual lo hizo esta semana. El mercado está incorporando una tasa de política monetaria estable en buena parte de 2023 y cortes de 100pbs en 2024. Si la inflación prueba ser mucho más benigna en su descenso, el camino hacia el aterrizaje suave de la economía de EE.UU. se despejaría. Sin embargo, una de las advertencias que viene reiterando la Fed en este ciclo de ajuste es que reducir la tasa de política monetaria temprano podría traer el error de finales de los 70s-principio de los 80s, con lo que ese será un riesgo relevante a monitorear.

El próximo año traerá una combinación de bajo crecimiento, altas tasas de interés y elevados niveles de deuda (que venían creciendo desde 2008). El nivel de coordinación de la política monetaria a nivel global es algo no visto en décadas. Una aproximación a la tasa de política monetaria global, indica que esta se ubicaría en niveles cercanos a 4-4.5% en 2023, algo no visto desde 2006-07. La desaceleración económica, principalmente en economías desarrolladas, junto con elevadas tasas de interés en un gran número de economías podría traer cuestionamientos acerca de la sostenibilidad de la deuda, con lo que creemos que es un factor relevante a tener en cuenta en el diseño de las estrategias de inversión y posicionamiento.

Los indicadores precedentes de recesión no traen un buen augurio para los meses venideros. La pendiente de la curva de rendimientos en Estados Unidos, un indicador precedente de recesiones cuando se invierte, viene dando hace meses señales de que la economía de EE.UU. podría entrar en una recesión entre 2023 y 2024. Los modelos de predicción de recesión muestran una elevada probabilidad de que la misma ocurra. El camino hacia el aterrizaje suave dependerá en gran medida de si la desaceleración en la inflación prueba ser más duradera a lo esperado. Por ahora, creemos que lo más apropiado es tomar una postura defensiva.

Renta variable. Reforzando la trinchera

Los principales factores detrás de la dinámica de los precios de los activos en 2022 dejaron buena parte de la renta variable en terreno atractivo (desde la óptica de las valuaciones). Son contados con los dedos de la mano los mercados que acumularon retornos positivos este año. En términos regionales, América Latina sobresalió por encima del resto producto del desempeño de los índices de Argentina, Brasil, Chile y Perú. Sin embargo, las turbulencias políticas de la región junto con las señales de mayor laxitud fiscal en Brasil hacen pensar que buena parte de los índices regionales estarían presionados ante un desafiante contexto externo (e interno) en 2023. 

Valuaciones atractivas no significa que los retornos negativos no puedan ampliarse aún más. En nuestro último Balanz Thoughts mostramos que, con excepción de algunos mercados, la caída en los precios dejó a la mayoría de las regiones, y buena parte de los países en terreno atractivo, desde la óptica de las valuaciones. Por el lado de las acciones en Estados Unidos, el S&P 500 no luce barato a pesar de la caída de 18.3% en los precios, tampoco luce lo caro que lo hacía a principios de año. Se encuentra más bien en línea con el promedio de largo plazo cuando se lo juzga desde la óptica del cociente precio/ganancias (proyectado). Las constantes sorpresas positivas en los resultados corporativos en EE.UU. fueron un claro soporte para los precios este año. embargo, la desaceleración de la inflación y el menor crecimiento económico harán mella de las ganancias corporativas en el próximo año. 

En un solo gráfico, todos los indicadores económicos

La relajación de las restricciones a la movilidad en China es un factor de soporte para la renta variable de mercados emergentes, y en particular para Asia. Dentro de EMEA, el foco seguirá puesto en el conflicto en Ucrania, con lo que hasta que no haya mayor claridad, difícilmente la región vaya a tener un buen desempeño, en particular aquellos países con cercanía al conflicto. En América Latina, los factores políticos y algunos desbalances en países como Chile y Colombia dejan a la región en un lugar de vulnerabilidad, a pesar de sus atractivas valuaciones. Como aproximación a mercados emergentes, y a medida que el riesgo China se disipa, vemos atractivo en las acciones de Asia emergente ya que viene de tener un mal desempeño relativo. Además, como mostramos aquí, es la región con menor sensibilidad a los retornos del S&P 500, con lo que ofrece cierta protección en un escenario negativo.

Si bien el camino hacia el aterrizaje suave en Estados Unidos se amplió con los últimos datos de inflación, creemos conveniente posicionarse defensivamente en renta variable de cara a 2023. El bear market no parece finalizado y las señales de recesión son, por ahora, demasiado elevadas como para ignorarlas. Las acciones de crecimiento en Estados Unidos mejoraron su valuación en 2022, pero no tienen un prospecto atractivo todavía. Seguimos favoreciendo acciones de valor por sobre crecimiento, sectores defensivos como ser salud, consumo estable y utilities y mercados desarrollados por sobre emergentes. 

Renta fija. Preparando el camino (para la vuelta de retornos positivos) 

Después de registrar el peor retorno en varias décadas, el final del (duro) ciclo de ajuste de los bancos centrales volverá a traer retornos a la renta fija en el próximo año. Con el pico inflacionario detrás, algunos bancos centrales ya terminaron su ciclo de ajuste en la tasa de política monetaria y otros se aprestan a hacerlo pronto. La anticipación de los mercados a incorporar recortes futuros en las tasas de política monetaria (principalmente de la Reserva Federal), deberían empezar a jugar a favor de la clase de activo que vemos con mayor atractivo hacia 2023, la cual es la renta fija. 

Los finales de ciclo de subas de la Reserva Federal traen consigo retornos positivos a lo largo de la curva de rendimientos en Estados Unidos. Eso lo mostramos. Si bien la compresión en las tasas de interés es mayor en los bonos de corto plazo una vez que la Fed realiza su última suba en la tasa de política monetaria, los de mayor vencimiento ofrecen los mejores retornos en un horizonte de 9-12 meses. En su reunión de diciembre, la Fed efectivamente desaceleró el ritmo de suba en su tasa de política monetaria en 50pbs a 4.5%, en línea con lo esperado. Adicionalmente, la actualización de sus pronósticos sugiere que en los próximos meses quedan 75pbs antes de que el ciclo de ajuste se termine, algo que esperamos que pase hacia marzo-mayo del próximo año. Dado el fuerte movimiento en las tasas del tesoro de largo plazo desde noviembre, vemos más atractivo el segmento de 2-5 años en la curva de rendimientos del tesoro americano. 

Aterrizaje suave en la economía de EEUU

Las elevadas tasas de interés le generan un marcado atractivo en la renta fija de mercados emergentes. Sin embargo, los diferenciales de tasas (contra Estados Unidos) lucen más bien apretados. El EMBI, que mide el diferencial entre las tasas de interés de mercados emergentes y las del tesoro americano, se encuentra en 381pbs, a sólo 30pbs del promedio de largo plazo. Como mostramos, casi el 70% de los retornos negativos en mercados emergentes provino de las mayores tasas de interés en EE.UU. en 2022. Todavía no vimos una manifestación de la aversión al riesgo que suele estar acompañada durante las recesiones, con lo que creemos que hay espacio para que los diferenciales de tasas de mercados emergentes se amplíen. Los bonos de alto rendimiento en emergentes ciertamente lucen atractivos con una tasa cercana a 11%, aunque nos mantenemos al costado por el momento. Seguimos favoreciendo los bonos de corto vencimiento (1-3 años) y de alta calidad crediticia en mercados emergentes. 

Percibimos en la renta fija una de las mejores asimetrías hacia 2023. Con esto nos referimos a que los retornos positivos tienen mucha mayor probabilidad que los negativos, a diferencia de otras clases de activos donde no vemos lo mismo, principalmente por el riesgo (e impacto) que pueda generar la desaceleración en el crecimiento económico. Mantenemos nuestra preferencia por la renta fija en Estados Unidos por sobre la de mercados emergentes, aunque creemos que el momento de esta última llegará en 2023. 

Monedas. El super dólar se desinfla, aunque la política monetaria todavía le dará soporte

La apreciación del dólar exhibida desde mediados del 2021 perdió impulso a medida que la Reserva Federal empieza a sacar el pie del acelerador y el final del ciclo de ajuste se acerca. En este contexto, el dólar se apreció 8.5% desde junio de 2021, aunque desde septiembre de este año exhibió un cambio de tendencia luego de los positivos datos de inflación en EE.UU. Hacia 2023, tal como analizamos en nuestro Balanz Thoughts, las perspectivas del fin del ciclo de suba de tasas por parte de la Fed favorecerían una mayor fortaleza relativa en el resto de las monedas de países desarrollados, o al menos le quitarán impulso al super dólar. 

La suavización de las cuarentenas en China aporta un panorama más benigno para las monedas emergentes, principalmente en Asia. Las mejores perspectivas de crecimiento de China a raíz del relajamiento de las políticas Covid cero, anunciadas a fines de noviembre, contribuyen a una mejor perspectiva de las monedas emergentes. Sin embargo, EMEA, mantiene un mayor riesgo idiosincrático como consecuencia de la incertidumbre generada por la guerra entre Rusia y Ucrania. Esto, en conjunto al peor balance externo y los diferenciales de tasas negativos respecto a EE.UU. para 2023, ubican a las monedas de dicha región en una posición más vulnerable respecto a las de los países de Asia emergente en 2023.

Las monedas de América Latina fueron las que mayor resiliencia exhibieron a lo largo del año, ayudadas por los precios de los commodities y porque ya venían acumulando marcadas depreciaciones desde 2021. No obstante, los factores políticos de la región le aportaron mayor volatilidad a la observada en sus pares emergentes. Hacia 2023, las monedas de América Latina tienen a su favor los mayores diferenciales de tasas positivos respecto a EE.UU., pero continúan manteniendo los mayores riesgos idiosincráticos de 2022. Las perspectivas fiscales en Brasil y Colombia serán determinantes para la dinámica de sus respectivas monedas, mientras que Perú se encontrará condicionado a la resolución de los conflictos políticos internos. A pesar de los mayores riesgos de la región, cuando se comparan los tipos de cambios reales a lo largo de las diferentes geografías, las monedas de la América Latina lucen, en su mayoría, baratas en términos reales. En el balance, las monedas de Asia tienen un mejor prospecto relativo que las de América Latina, mientras que las de EMEA se ubican por detrás.

Hacia delante, los diferenciales de tasas de interés tendrán un rol preponderante en la dinámica de las monedas. El dólar continuará teniendo soporte en el corto plazo dentro de los mercados desarrollados, mientras tanto la Reserva Federal continúe manteniendo su postura relativamente más dura que el resto de los Bancos Centrales. Por otro lado, el impacto acumulado del ajuste global de las tasas de interés se traducirá en una mayor volatilidad en las monedas, visto que los riesgos de recesión para el próximo año se encuentran cada vez más latentes. 

Commodities. Factores de oferta le dejan su lugar a las preocupaciones de demanda

Durante 2022 los commodities se movieron en un escenario de fuerte volatilidad, fruto de la constante puja entre los factores de oferta y demanda. Los factores de oferta les dieron impulso a los precios de las materias primas luego de que el conflicto armado en Ucrania a comienzos de año puso bajo la lupa la provisión de las principales exportaciones de los países en conflicto, ambos actores importantes en energía y trigo. Las decisiones de la OPEC a partir de mitad de año de restringir su oferta de petróleo, reforzó el escenario de escasez. Este fuerte impacto por el lado de la oferta encontró en el ajuste monetario global, aún en proceso, un punto de resistencia a la suba de precios. La desaceleración de China, además, sumó presiones por el lado de la demanda. En este contexto, el índice de commodities de Bloomberg acumula un crecimiento de 13.6% en lo que va del año, impulsado por el componente de energía (+40.7%) que encontró dinamismo a través de gas natural (+73.2%), seguido por granos (+9.1%), mientras metales industriales y preciosos retrocedieron 4.4% y 2.8%. respectivamente.

El mercado de futuros de granos y energía apunta hacia una desaceleración en los precios. La dinámica que muestra el mercado de futuros es similar entre trigo, maíz y soja, en donde cierta estabilidad de precios se daría durante la primera mitad de 2023, para luego caer en promedio 6% en diciembre de 2023. El Brent retrocedería 9.5% y se ubicaría en valores 75 USD/bll a fines de 2023, retroceso que sería de 18.5% para el gas natural, con un cierto repunte en medio del próximo invierno europeo. Esto se encuentra en línea con lo que comentamos en nuestro Balanz Thoughts de Commodities, en donde esperábamos que una menor demanda global sea la principal guía en los precios de las materias primas. 

Hacia adelante, esperamos que los factores de demanda predominen por encima de las condiciones de oferta para las materias primas, aunque con matices entre los distintos componentes. La desaceleración en la economía global pondrá presión sobre la demanda de las materias primas en general. Sin embargo, creemos que los granos encontrarán soporte en la desaceleración del dólar y un eventual repunte en la actividad económica en China. Esto nos posiciona algo más optimistas que el mercado de futuros. El componente de energía, por su parte, se vería perjudicado principalmente por una desaceleración en el crecimiento de las economías desarrolladas. Los metales industriales y preciosos, en cambio, se verían beneficiados por una mejora en la actividad económica de China y su derrame en emergentes, y es en donde mantenemos mayor optimismo, particularmente en el oro. Cabe destacar que, aunque las restricciones de oferta se han suavizado, el panorama no es libre de riesgos, por lo que podría esperarse que cierta volatilidad se mantenga el próximo año, aunque, como dijimos, con una predominancia de los factores de demanda. 


Equipo de Research de Balanz

Nicolás Kohn nkohn@balanz.com, Tomás Pallotti tpallotti@balanz.com y Gabriel Pessi gpessi@balanz.com. Ampliación de los temas desarrollados aquí, en Balanz.


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