Estadística: 1 de cada 4 personas mayores es pobre por más de una carencia

En cada una de las esferas estudiadas, hay algún indicador que sobresale por su mayor incidencia (proporción de personas mayores con esa carencia): en la esfera de las capacidades económicas es la insuficiencia de ingresos; en cuanto a hábitat y vivienda es el déficit de acceso a servicios; en la esfera de la salud, el déficit en la práctica de ejercicio físico; y en materia de bienestar subjetivo es el déficit de proyectos personales.

El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) y Fundación Navarro Viola presentaron este miércoles el nuevo documento del Barómetro de la Deuda Social con las Personas Mayores "Desafíos y oportunidades en el envejecimiento: Un balance de la última década en la Argentina". 

La presentación estuvo a cargo de Enrique Amadasi y Solange Rodríguez Espínola, quienes compartieron su experiencia y análisis sobre el envejecimiento en Argentina. Agustín Salvia, director del ODSA-UCA y Gustavo Badino, vicepresidente de la Fundación Navarro Viola, dieron la bienvenida a los asistentes. 

Asimismo, participaron como comentaristas Rafael Rofman, investigador principal de CIPPEC y Julio Nemerovsky, expresidente de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría. La actividad ofreció una mirada profunda sobre los principales retos y oportunidades que enfrentan las personas mayores en nuestro país.

El documento brinda información indispensable para profesionales de la gerontología, funcionarios políticos, equipos técnicos y personas mayores. Presenta cinco secciones: capacidades económicas, hábitat y vivienda, calidad del empleo en aquellos mayores que continúan económicamente activos, estado, atención y necesidad de salud y bienestar subjetivo. Además, en esta oportunidad, se incluyeron resultados sobre las personas mayores en el contexto del conjunto de la población. 

Esto se vio facilitado porque en varios de los documentos más recientes del ODSA se viene difundiendo información según grandes grupos de edad, lo que permite ver la especificidad de la población de 60 años y más en los aspectos más variados. 

En el marco de los 10 años del trabajo conjunto entre el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA y la Fundación Navarro Viola y con el objetivo de incluir los resultados más recientes, se elaboró un programa de trabajo que diera cuenta de la evolución de algunos indicadores seleccionados durante los últimos años, entre 2013 y 2023.

Los estudios anteriores de esta línea de investigación permitieron acuñar una frase que expresaba todo un resultado: no hay vejez, hay vejeces. No hay "un" tipo de persona mayor expresado por una cifra promedio que resuma las vejeces de los 6 millones de mayores de los primeros años de 2010 -cuando se iniciaron estos estudios- o de los casi 7,5 millones actuales, conocidos los resultados del último censo demográfico -2022-.

Es importante tomar con cierta precaución las cifras promedio para todas las personas mayores, cualquiera sea la dimensión analizada ya que reconoce mucha dispersión según distintos atributos. De los estudios surge que los factores diferenciales son los que expresan las desigualdades sociales. En la vejez en Argentina pesa mucho el nivel educativo alcanzado, especialmente el haber finalizado o no el secundario. Esto es mejor predictor de una buena vejez que la edad cronológica. Y especialmente pesa el nivel socioeconómico. Frecuentemente las diferencias entre los diferentes niveles y estratos son importantes y en algunos casos, abismales.

El enorme peso de los indicadores de desigualdades sociales hizo que en este documento se incluyera la condición de pobreza medida según el enfoque multidimensional. También pesa mucho el tipo de hogar: No es lo mismo vivir solo que vivir acompañado. Y no es lo mismo vivir acompañado por alguien también mayor o en un hogar que incluya aún no mayores -los sub 60-. Es por este motivo que los resultados están desagregados por estas variables de corte que sirven para segmentar este colectivo enorme y heterogéneo de 7,5 millones de personas y comprender mejor sus condiciones de vida.

Principales resultados

El documento afirma que 1 de cada 4 personas mayores se encuentra en situación de pobreza multidimensional: es decir, que viven en hogares que presentan dos o más carencias en dimensiones de derechos: alimentación y salud, servicios básicos, vivienda digna, medio ambiente saludable, educación, empleo y seguridad social. En la esfera de las capacidades económicas, hay una firme tendencia hacia el aumento de la inseguridad alimentaria que aumentó 4.9 puntos porcentuales durante la última década estudiada (2013-2023).

Además, el estudio indica que, durante la última década, se observa un deterioro en las condiciones de empleo de las personas mayores que continúan trabajando.

En el período post pandemia (2022-2023), 3 de cada 10 personas mayores reportaron tener su salud comprometida, es decir, se auto perciben con bastantes problemas de salud y/o enfermedades crónicas o graves. Sin embargo, 7 de cada 10 personas mayores no reportan este déficit.

Las personas mayores reportan un gran déficit en la práctica de ejercicio físico (71,1%), pero las personas de generaciones más jóvenes también presentan un gran porcentaje de déficit de práctica de actividad física. Sólo 4 de cada 10 personas de generaciones más jóvenes la realizan. Esto indica que en Argentina aún se necesita promover este hábito saludable.

En la esfera del bienestar subjetivo, hay una firme tendencia hacia el aumento del sentimiento de infelicidad. Aumentó 4,6 puntos porcentuales durante la última década estudiada (2013-2023).

El malestar psicológico (padecer frecuentes síntomas de depresión y ansiedad) no aumenta con la edad: tanto en personas mayores de 60 años como en personas de otras generaciones, afecta a aproximadamente 1 de cada 4. (25,1% en personas mayores vs 26,4% en los aún no mayores).

El haber tenido mejores oportunidades educativas es un mejor predictor de cómo se vivirá la vejez, con respecto a otros indicadores como la edad cronológica. Además, actúa como una suerte de seguro o factor protector sobre casi todos los déficits estudiados.

En cada una de las esferas estudiadas, hay algún indicador que sobresale por su mayor incidencia (proporción de personas mayores con esa carencia): en la esfera de las capacidades económicas es la insuficiencia de ingresos; en cuanto a hábitat y vivienda es el déficit de acceso a servicios; en la esfera de la salud, el déficit en la práctica de ejercicio físico; y en materia de bienestar subjetivo es el déficit de proyectos personales.

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