Plan Nuclear: Milei, IMPSA y el futuro energético argentino

Según Milei, el objetivo es transformar a la Argentina en una potencia nuclear, en parte para enfrentar el creciente consumo eléctrico que generará la expansión de la inteligencia artificial.


Las últimas declaraciones del presidente argentino, Javier Milei, sobre la intención de impulsar un ambicioso plan nuclear han sacudido el escenario político, energético y económico nacional. Según Milei, el objetivo es transformar a la Argentina en una potencia nuclear, en parte para enfrentar el creciente consumo eléctrico que generará la expansión de la inteligencia artificial (IA) y otras industrias tecnológicas de alto consumo. Paralelamente, trascendió la noticia de un acuerdo de venta de la empresa IMPSA (Industrias Metalúrgicas Pescarmona S.A.) a un consorcio de Estados Unidos, lo que algunos analistas interpretan como un eslabón fundamental en la estrategia de apertura económica del actual gobierno.

A este debate se suma la voz del físico argentino Alfredo Caro, exdirector del Instituto Balseiro y experto de renombre internacional en la ciencia de materiales aplicada a la tecnología nuclear, con trayectoria en laboratorios de primer nivel en Europa y Estados Unidos. En una extensa entrevista reciente para el portal de La Nación, Caro analiza las oportunidades y también los riesgos que encierra el Plan Nuclear de Milei, aportando detalles sobre las diferencias entre el nuevo esquema oficial, el reactor CAREM y el rol de la empresa INVAP, entre otros puntos clave. A continuación, un panorama amplio que integra las novedades gubernamentales, la situación de IMPSA y la visión de uno de los referentes más respetados en el ámbito nuclear.

El anuncio de un Plan Nuclear renovado

Un giro en la estrategia energética

El presidente Milei sorprendió al hacer de la energía nuclear uno de los pilares de su gestión. La apuesta oficial surge de la convicción de que la nueva era digital y el desarrollo acelerado de la IA demandarán grandes cantidades de electricidad, algo que la tecnología nuclear -con bajos niveles de emisiones de carbono- podría proveer de manera estable.

Reactores nucleares modulares

Uno de los puntos más llamativos del plan es el énfasis en reactores nucleares modulares y de menor escala, que se desarrollarían con ingeniería argentina para aplicaciones específicas (por ejemplo, centros de datos para IA). De concretarse esta iniciativa, se dejaría atrás la compra de grandes reactores llave en mano como el modelo chino Hualong, uno de los proyectos previos que Caro, en particular, considera costoso y poco conveniente para el país.

Capital privado en la generación eléctrica nuclear

Quizá el elemento más disruptivo de la propuesta sea la participación de capitales privados en la generación de energía nuclear, algo que históricamente había quedado en manos del Estado. El gobierno ha dejado entrever que permitiría invertir en nuevos reactores a empresas extranjeras, aprovechando sitios como el de Atucha. No obstante, aún quedan interrogantes sobre cómo se garantizará la rentabilidad de dichas inversiones y quién asumiría la construcción a gran escala de estos reactores modulares.

El rol de IMPSA en la industria energética argentina

IMPSA se ha convertido en uno de los íconos de la ingeniería y la producción de equipamientos industriales en el país. Sus logros incluyen:

  • El diseño y la fabricación de turbinas hidroeléctricas y componentes para energías renovables.
  • La participación en proyectos de gran envergadura en Latinoamérica, Asia y otras regiones.
  • El desarrollo de tecnología nuclear aplicada a la generación de energía y soluciones industriales de vanguardia.

Pese a su relevancia, IMPSA atravesó complejos procesos de reestructuración financiera. En ese contexto, se perfila el potencial ingreso de un consorcio estadounidense que adquiriría una participación mayoritaria. Para el gobierno, esta venta podría ser clave: inyectaría capital para retomar proyectos de alto valor tecnológico, incluidas piezas fundamentales para reactores nucleares. Sin embargo, la posible pérdida de autonomía y la inquietud sobre el destino de la mano de obra local generan incertidumbre en el espectro político y social.

La perspectiva de Alfredo Caro: oportunidades y riesgos

El físico argentino Alfredo Caro, exdirector del Instituto Balseiro y doctor en Ciencias de los Materiales por el Swiss Federal Institute of Technology, ha desarrollado su carrera en centros de referencia como el Paul Scherrer Institute (Suiza), el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (California) y el Laboratorio Nacional Los Alamos (Nuevo México, EE.UU.). Con gran experiencia en fusión nuclear y tecnología de materiales, Caro analiza en profundidad el Plan Nuclear anunciado por Milei. Sus conclusiones principales son:

Una oportunidad extraordinaria... con riesgos

Para Caro, el Plan Nuclear podría detonar un ciclo virtuoso de inversiones, exportaciones y desarrollo tecnológico si se orienta de manera adecuada. Pero al mismo tiempo, advierte un riesgo de "dar un golpe durísimo al futuro nuclear argentino" si el diseño base de un reactor argentino termina construyéndose en el exterior y dejando a la industria local al margen.

"El negocio de miles de millones de dólares está en exportar reactores, en que la industria del país que lo diseña los construya. Si el diseño de base del reactor de INVAP va a la industria de otro país, se perdería un activo clave".

Reactores modulares pequeños: la apuesta del momento

Caro coincide en que los small modular reactors (SMR) tienen un futuro prometedor, pues la industria global aún no cuenta con un proveedor dominante en esa categoría, a diferencia de los grandes reactores (dominio de un puñado de gigantes internacionales). INVAP, con su patente del ACR-300, se ubica en posición competitiva si logra desarrollar la ingeniería de base y construirlo localmente.

No obstante, pasar del diseño conceptual a la construcción real implica enormes desafíos. Caro estima que la ingeniería conceptual puede costar decenas de millones de dólares, mientras que la construcción ya demanda cientos o miles de millones. Si Argentina no cuenta con la infraestructura metalúrgica y la cadena de suministros (como la que podría ofrecer IMPSA), el proyecto corre el riesgo de radicarse fuera del país.

La experiencia frustrada del reactor CAREM

El reactor CAREM -iniciado en 1984 y promocionado durante la presidencia de Néstor y Cristina Kirchner- fue la gran apuesta argentina para los reactores modulares. Sin embargo, Caro apunta que se seleccionaron soluciones tan innovadoras que, a la hora de buscar clientes, resulta poco atractivas debido a la falta de experiencia operativa y a su alto costo de construcción. En contraste, el proyecto patentado por INVAP se beneficia de haber asimilado aprendizajes globales en pequeños reactores. Caro celebra la "nueva mirada" del gobierno y de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en pos de modelos más viables comercialmente.

La clave: el trío CNEA, INVAP y NASA

Caro subraya que la conjunción de CNEA (con investigación y recursos humanos), INVAP (capacidad de diseño y patentes) y Nucleoeléctrica Argentina (NASA) (operación y eventual posibilidad de generar utilidades) podría dar lugar a una empresa mixta con un socio que aporte capital y brinde mercado. De esa manera, la fabricación y la exportación de reactores quedarían en territorio argentino, potenciando la economía del conocimiento.

"El Plan Nuclear argentino puede ser muy beneficioso o muy perjudicial. Dependerá de cómo se regule la participación de inversores y si se garantiza la fabricación de los reactores en el país".

El horizonte 2030: ¿ficción o posibilidad?

Según Caro, la meta de exportar reactores modulares pequeños para 2030 (tal como circuló en medios internacionales citando a asesores de Milei) suena irrealista, dado que la construcción y certificación de un reactor nuclear demanda un proceso largo y costoso. Más allá de la ingeniería conceptual, la consolidación de la cadena de suministros y las pruebas de seguridad representan años de desarrollo.

El peligro de la fuga de cerebros

Otro punto que Caro enfatiza es que el capital humano es el recurso más valioso de la Argentina en materia nuclear. Sin un apoyo sostenido a la educación superior y a la investigación, los ingenieros y científicos terminan emigrando. De persistir la desinversión pública, advierte Caro, "lo que vamos a exportar es gente".


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