Mientras el mercado prueba al Gobierno, los argentinos se sumergen en la pobreza

Luego de la devaluación se produce un reacomodamiento de los precios relativos que testean al gobierno, pero tiene el límite de un mercado empobrecido.

Rodolfo Cavagnaro

Luego de las elecciones PASO, el Gobierno decidió aplicar un aumento del dólar oficial del 22% hasta el 23 de octubre. El resultado electoral ya había generado un clima de incertidumbre entre los operadores económicos porque el anuncio de Javier Milei de una dolarización había generado muchas dudas sobre el mediano plazo. Pero la devaluación trajo más dudas sobre el corto plazo, dada la grave escasez de reservas.

La devaluación del dólar oficial puede abrir la puerta a un escenario desconocido

La reacción del mercado fue inmediata y toda la economía tuvo una reacción instantánea y todos los precios se comenzaron a ajustar a la velocidad del dólar y más. Hoy podemos decir que en una semana la economía se ajustó y los precios relativos ya están casi a los precios anteriores a las PASO y seguramente los habrán igualado para cuando se cumpla el plazo establecido. Concretamente, el dólar llegaría a octubre con el mismo atraso que tenía antes de la devaluación.

No obstante, los operadores tratan de averiguar dónde está techo, cuál es el límite y por eso aumentan los precios aduciendo atrasos, aumentos de costos y múltiples excusas que solo muestran desorientación. Es que nadie sabe hasta dónde subirá el dólar blue, hasta dónde escalará la inflación y cuándo estallará el conflicto social. El dólar informal escaló esta semana hasta un nivel de $780, aunque el jueves hizo un freno y retrocedió a $760, para terminar, cerrando el viernes a $720. Más allá de alguna intervención del Gobierno, lo cierto es que los $800 actuaron como un techo, por ahora

Casualmente, este retroceso se dio luego que apareciera el ministro Massa, que había desaparecido después de las PASO. Esta aparición, al parecer, tranquilizó a los operadores porque el ministro dijo que no dejaría el cargo y mostró posiciones proactivas, que, aunque no sean del agrado del mercado, lo mantiene tomando la iniciativa.

Las iniciativas del funcionario son más de los mismo, eso que nunca dio resultado, pero es comprensible. No saben hacer y recurren al viejo manual populista, pero los efectos de la devaluación le consumieron cualquier expectativa. Es verdad que la variación del tipo de cambio era una condición que había puesto el FMI para aportar los US$7.500 millones que el Gobierno necesita para pagarle al mismo Fondo y para devolverle a la CAF, a Qatar y a otros.

Lo novedoso que se hizo con esta devaluación fue anunciar que el valor fijado se mantendría congelado hasta después de las elecciones generales, unos 70 días. Pero, por otra parte, invitó a los exportadores a sumarse a la timba financiera, porque aumentó la tasa de interés al 118% anual, algo así como 9,80 mensual, pero una tasa efectiva anual cercana al 200%.

Sergio Massa y el presidente del Banco Central, el mendocino Miguel Pesce.

Sergio Massa y el presidente del Banco Central, el mendocino Miguel Pesce.

De esta manera les dice a los exportadores que liquiden ahora porque si esperan no tendrán mayores precios y perderán frente a la futura inflación. Por otra parte, los compensa invitándolos a liquidar y luego a invertir en plazos fijos. Son formas de devaluar sin devaluar. Por ahora, en la semana, el BCRA compró us$ 658 millones, una de las semanas más productivas en los últimos años.

Más complicados quedaron los importadores. Por una parte, les aumentó el dólar y mantuvo el impuesto del 7,5% (y a otros del 25%) que había aplicado una semana atrás. Con esto, el aumento de la paridad llega en algunos casos al 49% real. Pero, además, no les entrega dólares, salvo a los laboratorios. Ayer las automotrices dijeron que desde junio no entran autos importados ni repuestos. Lo mismo ocurre con productos electrónicos como computadoras y celulares. La economía está entrando en una peligrosa parálisis.

Sigue cayendo el dólar blue en el cierre de la semana, pero se mantiene arriba de $700

Las expectativas sobre el dólar son diversas. Hay quienes piensan que, en un escenario de caos, el blue no tiene techo. Otros creen, en función de la cantidad de circulante, el valor actual estaría en un nivel de equilibrio. Habrá que ver cómo se comporta el mercado en la medida que el BCRA siga emitiendo moneda. Por ahora el dólar oficial está congelado hasta después de las PASO, pero en los mercados de futuro apuestan a una mayor evaluación y algunos los ven en $ 625 a diciembre, valor que parece muy alto, pero así son las apuestas.

La evolución de los precios

Por ahora están tratando de evitar la espiralización de los aumentos de precios que no solo responden a la devaluación sino a la actualización de insumos conexos. La autorización de aumentos de las naftas de un 12,5% y congelado hasta el 31 de octubre no va a evitar la traslación del aumento a los costos de logística, que Argentina son muy caros. A esta hora, las principales consultoras ya están anunciando índices inflacionarios del 12% tanto para agosto como para setiembre, en principio.

Los datos más preocupantes están dados por los precios de los combustibles y los de las materias primas como carne, granos y leche, por la incidencia que pueden tener sobre los costos y los presupuestos de las familias. En el caso de las naftas, que ya comentamos, está dejando un serio interrogante hacia el futuro. Es que las petroleras habían reclamado un 25% de aumento, contando, además, con que el precio del barril de crudo "criollo" sigue lejos del precio internacional, y esto afecta las inversiones en el sector.

En el caso de la carne, venía con un atraso importante por efectos de la sequía. Tanto se recuperó el precio porque apareció la lluvia, más precio para el maíz y se sumó el incentivo de la devaluación, lo que llevó esta semana a cerrar con un precio de $687 pesos el kilo vivo. Esto implica un aumento del 116,8%, superior a la inflación interanual. Los entendidos calculan un precio de la carne en gancho de $1.300, lo que llevaría a que un kilo de asado se deba vender a $3.600. A este precio, no se venderá mucho asado de novillo y deberán vender carne de vaca, que es más barata. De lo contrario, la carne debería bajar un poco.

El gobierno amagó con suspender las exportaciones de carne, pero dio marcha atrás.

El gobierno amagó con suspender las exportaciones de carne, pero dio marcha atrás.

En la misma línea están testeando precios las carnes de pollo, de cerdo y hasta de pescado, teniendo a la merluza como testigo. Los mismo ocurre con los pollos y estaría impactando en los valores finales de la leche y sus derivados. Digo los finales porque los tamberos se siguen quejando de los precios que reciben mientras las empresas incrementan sus valores.

En el resto de los productos hay un aumento en aquellas materias primas que cotizan en dólares, como el trigo, que se extiende a todos los productos de panificación y, más allá de los esfuerzos del ministro Massa por presionar a las empresas para limiten sus aumentos a un 5% (dado que ya no habrá devaluación por 70 días), es muy probable que muchas empresas intenten zafar del cepo a los precios.

Más allá de las reacciones histéricas de muchos actores económicos queda claro que hay un obstáculo para que los precios suban y es la recesión generada por la pérdida de poder adquisitivo de los salarios y el aumento de los niveles de pobreza e indigencia. Tanto el dólar como los alimentos y otros rubros tienen el límite del mostrador, como dijo un almacenero, que es quien tiene la temperatura exacta del mercado.

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