Renovación incruenta de Chacabuco y Maipú: la Fiesta del Envero

Un resumen de dos jornadas de reivindicación de la cultura y la identidad en la Mendoza Este. Lo cuenta Pablo Lacoste en esta nueva columna.

Pablo Lacoste

"Esto es una acción de guerra, para amantes del fuego y la tierra", dijo metafóricamente el empresario del espectáculo Alejandro Aruj, mientras observaba un grupo de turistas de La Plata, degustando carnes marinadas y humitas cuyanas, con buen Bonarda, en el I Festival del Envero, celebrado el pasado fin de semana en el departamento de San Martín.

Miles de personas asistieron a esta original celebración, a pesar del frío y del ambiente general de crisis económica y social que aflige a nuestro país. En este contexto gris, los visitantes vivieron una jornada brillante, convocados por la calidez de los fogones, en un escenario emocionante y majestuoso.

Apiñados alrededor de leños crepitantes que servían de estufa al aire libre (Figura 1) y sentados en fardos de pasto, que evocan la Argentina rural de los tiempos heroicos (Figura 2), los visitantes tuvieron la oportunidad de vivir un fin de semana lleno de emoción, con una gastronomía identitaria de alta calidad, música folclórica de artistas locales y un marco imponente, dado por el museo de las Bóvedas, antigua casa del Libertador José de San Martín.

Figura 2. Visitantes y turistas se sientan en fardos de pasto. Festival del Envero. Gentileza Marcelo Ronchetti.

Figura 2. Visitantes y turistas se sientan en fardos de pasto. Festival del Envero. Gentileza Marcelo Ronchetti.

"Recorrer este lugar, donde hace doscientos años caminaba el Libertador junto a sus oficiales y amigos, representa una experiencia única, plena de sentido", explicó Jorge Corrales, el director de Turismo de San Martín, y principal artífice de esta fiesta, junto al Emetur, la Subsecretaria de Cultura de Mendoza, el Instituto del Desarrollo Rural (IDR) y la Asociación Olivíçola de Mendoza (Asolmen). En efecto, en ese predio se puede captar todavía la vibración de los pasos perdidos de José de San Martín con Manuel de Olazábal, Juan Gregorio de Las Heras, Mariano Necochea, José Félix Aldao y tantos más (Figura 3). Tiempos heroicos, ambientados entonces, como ahora, con la música y la danza criolla: gato, pericón, chacarera y malambo. Estos detalles fueron cuidados por la curatoría artística de la fiesta (música y danza), a cargo del director de Cultura de San Martín, Alfredo Lafferiere. 

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"Pusimos en valor todo lo que tenemos en el Este como producto genuino, auténtico nuestro; fue un patio criollo, la gente vino a disfrutar desde toda la provincia", añadió. "Es el puntapié inicial de una serie de actividades que vamos a multiplicar para toda la provincia, el país y el extranjero".

Figura 3. Museo Las Bóvedas, telón de fondo del I Festival del Envero, celebrado en el patio de la antigua casa de José de San Martín. Gentileza: Alejandro Aruj.

Figura 3. Museo Las Bóvedas, telón de fondo del I Festival del Envero, celebrado en el patio de la antigua casa de José de San Martín. Gentileza: Alejandro Aruj.


Las degustaciones de aceite de oliva fueron un timbre de esperanza para los asistentes (Figura 4). Allí pudieron descubrir los increíbles avances logrados por los productores de Mendoza que, en los últimos años, lograron por primera vez en cinco siglos, desplazar de los primeros premios mundiales a la superpotencia productora, España, y traer los galardones a la capital cuyana. 

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Esas victorias en catas a ciega de aceite de oliva, con 14 jurados internacionales, representan la renovación incruenta de las batallas de Chacabuco y Maipú, con actores renovados; como oficiales y tropas, esta vez forman los olivicultores de Rivadavia, Junín, San Martín y el reto de la provincia de Mendoza; y como general en jefe, el genial Gabriel Guardia, nuestro olivicultor mayor. Esos aceites, galardonados mundialmente, permitieron la coordinación que dio origen a este I Festival Provincial del Envero.

Figura 4. Degustaciones de aceite de oliva en I Festival Provincial del Envero. Gentileza Mariano Morales.

Figura 4. Degustaciones de aceite de oliva en I Festival Provincial del Envero. Gentileza Mariano Morales.


La degustación de aceites de oliva se realizó en un entorno de alto nivel, rodeado por los vinos del territorio (particularmente el Bonarda), y la emergente gastronomía identitaria regional, exclusivamente con platos que incluían aceite de oliva, y cocinados a fuego directo, como en la era preindustrial, en los tiempos de San Martín, Rosas y los vitimigrantes de 1884. Se destacaron así los grandes gastrónomos de Mendoza Este.  

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"Este festival nos ha enseñado muchas cosas, entre ellas que juntos somos más. Uno para todos y todos para uno", exclamó feliz, Daniel Aguilera, director de Turismo de Rivadavia, orgulloso por la presentación de vinos, aceites y gastronomía de su departamento. "Estuve con amigos de la vida, viejos y nuevos, que son parejas; rivadavienses unidos con juninense, de sanmartinianos y santarrocinos, de paceños y rivadavienses, todos mezclados por algún designio ancestral, con hijos que tienen ambas sangres y raíces; somos uno, somos Mendoza Este". Palabras parecidas compartió Bartolomé Robles, productor de vino y aceite de oliva de Rivadavia.

Junín no se quedó atrás porque también tuvo como sus embajadores gastroculturales. "Participaron Sandra Agüero, de "Chocoletras" y Hernán Torres de "Torrecitos", dulces, mermeladas y chocolatería artesanal; y muy especialmente, el "bombón cydonia", a base de dulce de membrillo con nueces, macerado en aceite de oliva virgen (AOVE) y bañado en chocolate ecuatoriano de 70% de cacao", dijo con orgullo el director de Turismo de Junín, Jonathan Peralta.

Los referentes del territorio estaban felices y llenos de orgullo. "Es una cuestión de arrancar, poner primera y no parar, todo es posible" se ufanó la escritora Marcela Muñoz Pan. "En los circuitos turísticos debería incluirse este Festival", añadió. "El mérito mayor fue de Corrales al convocar productores locales, mipymes del Este, que tuvieron mucho éxito", reconoció Lafferiere. "

"La gente está entusiasmada en participar en eventos donde se siente protagonista; todos degustando, conversando, bailando", señaló la arquitecta Ana Martínez (Plan Bonarda).

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La magia del evento estuvo dada por la reglamentación; no se aceptaba la modalidad industrial del food truck con su comida chatarra: al contrario, solo se aceptaba comidas a fuego directo, como en los tiempos heroicos de San Martín, de Rosas y de los vitimigrantes de 1884. Esto presentó un desafía para los chefs invitados, pero, ayudó a crear un ambiente de identidad y argentinidad. ¿Qué se podía comer?

"Tapa de asado marinada en aceite de oliva, con especias; ají molido de Tucumán, sal saborizada con ajo y cebolla", dijo el chef patrimonial Marcelo Ronchetti. También ofrecía "humita mendocina a la llama, en una olla, pero con zapallo al rescoldo (a las brasas), para darle cremosidad, con choclo en grano y aceite de oliva a la albahaca, para darle un toque de frescura".

Al degustar estas especialidades, algunos comenzaron a advertir que Ronchetti no es un chef de la cadena industrial, sino un embajador cultural de su territorio, que se ha tomado el trabajo de realizar un Master en cocina patrimonial y ahora proyecta a Junín y todo Mendoza Este a través de sus preparaciones originales.

Las felicitaciones no paraban, incluso de la académica y exdirectora general de Escuelas, Emma Cunietti, referente cultural del Este de Mendoza. "Valorar nuestra tierra, nuestra agua, nuestro aire, nuestros fuegos. Es lo que nos hace diferentes", acotó.

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¿Por qué es una acción de guerra?, preguntamos a Aruj. "Por los encadenamientos productivos entre pymes locales, verdaderas protagonistas de esta celebración; por la cuidadosa curatoría artística de música y danza; porque se prorizaron los productos del territorio; esto se hace de abajo hacia arriba; el eje no está en las grandes marcas, sino en el territorio", explicó el empresario. "Además, los precios eran muy accesibles, lo cual, sumado a la autenticidad de esta propuesta, sin maquillajes, y la actitud de encadenamientos productivos con el territorio, marca una clara diferencia con los eventos elitista y de enclave que promueven otros destinos".

"La dimensión cultural es el elemento en el cual se desarrolló esta actividad turística de puesta en valor de los productos locales. En ese sentido, se abre una nueva dimensión: así como la industria del vino se ha decantado por la música clásica y el tango para desarrollar los caminos del vino, el aceite de oliva se instala a partir de aquí, como aliado de la música folklórica nacional, aquello de San Martín y Rosas. De allí la parrilla artística que se desarrolló en esta fiesta, con obras de Mercedes Sosa y Daniel Talquenca; Jorge Marciali, Juan Draghi Lucero y Félix Dardo Palorma; ¡El cancionero cuyano! Con pasión y orgullo", explicó el economista Mariano Morales. "Esto es una auténtica experiencia de economía naranja". "La cultura y la identidad es el agua que mantiene con visa al rizoma", agregó Aruj.

En este festival del Envero, se pudo sentir el latido del territorio. El escenario fue el patio de la casa de don José de San Martín. Desde esta base, se está construyendo un destino turístico distinto, de abajo hacia arriba, de modo rizomático.


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