Irse: la Argentina que expulsa y no ofrece horizontes ni establidad

Memo empezó a dialogar con los que se fueron. Los de antes y los de ahora. Responden a un formulario corto. Unos lo hacen con pasión y energía. Otros con simples respuestas. Todos, son parte de corrientes que los empujaron a irse. unos quieren volver, otros no: no pueden, no quieren. Unos están rotos por dentro y están quienes empiezan a sentir que tienen posibilidad de vivir sus sueños.

Equipo Memo

Argentina fue un país al que se miraba con admiración, deseo, envidia desde afuera. Era una nueva "tierra prometida". Fue pensada como un lugar capaz de recibir, contener, acoger y apalancar a millones de personas que no podían concretar sus sueños en sus lugares de origen. La inmigración nos marcó social, cultural, económicamente y se sumó a lo que aquí ya sucedía: aquellos impulsos que los criollos y pueblos originarios llevaron adelante. Nada sucedió sin conflicto, pero hubo un factor unificador: la Argentina era un país al que ir, no del cual irse.

Pero el paso del tiempo hizo que la administración del poder revirtiera la tendencia.

Algunos fueron y vinieron todo el tiempo, porque vivieron en una franja socioeconómica ajena a los vaivenes de la realidad de la mayoría: salieron al mundo a estudiar, probar, ejercer, emprender y hasta generaron vínculos que los hizo universales.

Pero hubo otros canales de salida.

Primero, fueron las persecuciones de índole política, que hizo que autoritarios de diferentes colores, pero principalmente aquellos dictadores que quisieron imponer cómo había que pensar, forzaron al exilio a familias que jamás habían pensado en trasplantarse. Muchos volvieron. Otros no.

Luego, llegó el éxodo económico. Se fueron los que aquí empezaban a ver su futuro en la desgracia, los que llegaron a sentir la expulsión del sistema y hasta fueron testigos de la frustración y tristeza de sus padres y familiares. Huyeron. Les fue bien, regular o mal; cada quien tiene su historia a cuestas y es personal e intransferible.

Los consulados no dan abasto

Hoy en día los consulados no pueden más: les falta personal para atender a la enorme demanda de argentinos que escarban en sus raíces en la búsqueda de un abuelo italiano o español que los "salve".

La esperanza hoy es solo una promesa incumplida, y pasa por poder hacer el camino inverso de sus antepasados que llegaron a la Argentina. Pero el mundo es otro y no todo está tan claro, por ejemplo en Europa, para conseguir empleo y radicarse allí.

 No es fácil siquiera obtener la ciudadanía y un primer paso puede ser el completar estudios allá, pero para que eso pueda ocurrir se vuelve a un punto nodal: hay que tener recursos como primer empujón.

Migrar, en datos

Irse: la Argentina que expulsa y no ofrece horizontes ni establidad

La tensión entre tener que irse, querer irse; querer quedarse y no poder hacerlo

No se trata de "antipatrias". Tampoco de personas desapegadas de los suyos y su historia. Sería más bien al revés: su Patria le juega una mala pasada a muchos que no ven otra oportunidad más que salir del país. A veces, con bronca. Otras con esperanzas. Unos piensan volver y otros no: se quieren llevar a los que se quedaron en este turno.

A nivel político y cultural, hay un debate fuerte. El filósofo Miguel Wiñazki planteó: "¿Por qué irnos nosotros? ¡Que se vayan ellos!", en alusión a los responsables de la incertidumbre económica y la ausencia total de horiontes y estabilidad.

Irse, hay que irse

Según la consultora Taquión Research Strategy, en base a un relevamiento de julio de 2020, ocho de cada diez argentinos con posibilidades de proyección se irían del país si tuvieran las condiciones para hacerlo. La Universidad Argentina de la Empresa (UADE) le preguntó lo mismo, en tiempos de prepandemia, a 1.179 habitantes de la ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires con un nivel socioeconómico medio-alto y un promedio de edad de 32 años. 

El 75 por ciento -o tres de cada cuatro- consideró la opción de emigrar. Las razones: las crisis económicas recurrentes, la búsqueda del desarrollo profesional, la alta presión tributaria y la inseguridad.

Las oleadas 

Milton del Moral escribió en Infobae un importante artículo de índole técnico estadístico en torno a los éxodos argentinos.

Algunas claves que dio a conocer son:

- Lelio Mármora, director de la maestría y carrera de especialización sobre Políticas y Gestión de Migraciones Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, dijo que la primera migración de argentinos es hija del viernes 29 de julio de 1966: "la noche de los bastones largos", el detonante de la mayor fuga de cerebros.

La segunda fue mucho más grande -explicó Mármora-: el exilio durante la dictadura militar. En esa ocasión, aproximadamente entre 40 y 50 mil argentinos se escaparon del país. Algunos fueron a Europa, otros hacia México e incluso muchos fueron a vivir a Venezuela, que recibió alrededor de quince mil argentinos".

- Elda Evangelina González Martínez es doctora en Antropología Cultural por la Universidad de Uppsala (Suecia), en Historia Contemporánea por la Universidad Complutense de Madrid y profesora de Investigación del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas del gobierno español. Su estudio se concentra en los estudios de antropología cultural argentina. El escrito Buscar un refugio para recomponer la vida: el exilio argentino de los años '70 -publicado en 2009- comienza con un párrafo resumen: "El exilio argentino que se produce en la década del setenta del siglo pasado se halla inserto en el marco del proceso de violencia política imperante en el país desde 1974, y especialmente, a partir del terrorismo de Estado impuesto entre 1976 y 1983. La salida forzada de miles de argentinos fue el resultado directo de las prácticas represivas implementadas desde el aparato estatal y paraestatal. Por ello, es que la historia del exilio de ese período presenta características específicas que lo distinguen de cualquier otro proceso demográfico de emigración argentina previa o posterior".

- La antropóloga sugiere que el cálculo de las salidas es un ejercicio tedioso porque las propias características del exilio no permiten estimaciones fiables. La formación de la cultura migratoria argentina, dotada de raíces europeas, tampoco contribuyó a proporcionar una estadística verídica: muchos hijos de italianos y españoles ingresaron a las tierras de sus ancestros como coterráneos y no como argentinos. En su investigación, González Martínez, se aventura en las cantidades: "En general algunos investigadores que se han ocupado de esta temática estipulan que entre 1970 y 1980 fueron 339.329 los individuos que salieron del país. Mientras que para otros la cifra estimada se aproxima al medio millón de personas".

- Para Silvina Jensen, profesora del departamento de humanidades de la Universidad Nacional del Sur, investigadora del Conicet y especialista en el exilio de la década del setenta, las cifras son materia aún en discusión. Su respuesta más adecuada precisa que "un 1 y un 2% de la población, desde 250 mil hasta medio millón de argentinos, sale durante la dictadura por razones políticas".

- "El fenómeno hiperinflacionario desatado en 1989/90 ha sido único en la historia argentina. Nunca antes y -afortunadamente- nunca después, el país vivió semejante descalabro de precios", es el comienzo del documento La hiperinflación de 1989/90. Aportes y reflexiones sobre un episodio que marcó la historia argentina firmado por Marcelo Krikorián, profesor ordinario adjunto de Economía Política de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de La Plata.

- 2001 es, por diferencia, la vedette de los procesos de emigraciones argentinas. Las cifras abundan porque abundaban los medios y la demanda de información. Los estudios coinciden en un aspecto: el crecimiento de los saldos migratorios negativos. En 2000 y 2001, según la procesión de datos que el INDEC tomó del Aeropuerto Internacional de Ezeiza, el aeropuerto Jorge Newbery y el puerto de Buenos Aires, Argentina registró cifras con un menos adelante: entraban pocos y se iban muchos, muchísimos. "Se trata a todas luces de un fenómeno paradigmático para una sociedad constituida a partir de inmigraciones internacionales masivas", escribió Esteban en el documento lanzado en 2003 bajo el título Dinámica migratoria argentina: inmigración y exilios.

- En el escrito, el autor le asigna números al fenómeno precipitado de los migrantes: en el 2000 hubo 69.795 argentinos que no volvieron al país y en 2001, 48.292. El saldo negativo es descripto como "insólito" en la historia argentina. "Si lo observamos en perspectiva comparada, significa que en dos años emigraron del país prácticamente un quinto del total de residentes argentinos en el exterior, es decir, de un stock constituido por cincuenta años de crecimiento", explicó el sociólogo.

De las olas al tsunami

Hay cifras difundidas recientemente que indican que ahora, más gente que en 2001 se está yendo del país.

Se basa en las declaraciones juradas de quienes viajan y, si bien podría tratarse de que hoy hay más métodos de chequeo de ese tipo de datos por lo cual la cifra es más alta, la simple percepción es evidene:

Irse: la Argentina que expulsa y no ofrece horizontes ni establidad

Los testimonios de mendocinos que emigraron

Sebastián Nieva, desde Alicante: "El mundo es demasiado grande para quedarse donde naciste"

Gladys Scandurra, en España: "Hace años soñaba que volvía y me despertaba angustiada, como una pesadilla"

Gonzalo Nizza, en Málaga: "Conseguir una buena calidad de vida no es complicado como en Argentina"

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