El asalariado chileno ahorra y el mendocino no llega a fin de mes
Un chileno que compra en Mendoza mejora su calidad de vida al momento que reduce los costos mensuales con un viaje en el que, además de ahorrar comprando artículos básicos, puede disfrutar del turismo y de una gastronomía que al otro lado de la cordillera puede resultar inalcanzable.
La gran cantidad de chilenos que están cruzando la cordillera para aprovechar el tipo de cambio va de la mano de varios factores. Sin embargo, un punto clave son los ingresos que tienen los trabajadores trasandinos y que les permiten proyectar. Con un salario promedio en Chile, técnicamente se puede mantener a una familia de 4 personas sin caer en la pobreza y sin necesidad de un segundo empleo. En Mendoza, hoy eso no es posible.
Clave en todo este fenómenos son los indicadores económicos de ambos países, los cuales son diametralmente opuestos y marcan claramente por qué los chilenos cruzan la cordillera para hacer rendir mucho más el dinero que reciben en sus trabajos mes a mes y que incluso a muchos les permite ahorrar.
Con este fenómenos de las compras, que podría incluso crecer, el chileno promedio mejora su calidad de vida de manera simple y hasta divertida. A través de un viaje de placer y ahorro, puede liberar recursos durante dos o tres meses al comprar suministros básicos para todo ese tiempo gastando el equivalente a un mes de compras en su país.
Ese dinero que no gastará porque ya tiene un stock adquirido en Mendoza, puede ir al ahorro o a alguna actividad que antes no le era posible financiar, lo que decanta en una mejor calidad de vida.
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Todo eso que mencionamos es lo opuesto a lo que ocurre acá o a lo que no pasa si queremos ir a las playa trasandinas. Aunque el peso chileno fue una de las monedas más golpeadas por el efecto de la pandemia, se posiciona por encima el peso argentino y, además, desde que el dólar en Chile tocó un precio récord a mediados del año pasado, bajó de manera permanente, lo que no nos beneficia.
Salarios
Un factor fundamental en toda esta historia son los ingresos medidos en dólares de uno y otro lado de la montaña. En el caso de Mendoza, por ejemplo, sabemos que tenemos una provincia en la que los ingresos son más bajos que otros distritos. Pero al compararse los salarios argentinos con los chilenos, es posible notar por qué ellos pueden disfrutar el valor de su dinero y a nosotros nos duele gastarlo más allá de la frontera.
El salario mínimo al otro lado de la cordillera es de $410.000 chilenos, lo que traducido a dólares equivale a US$499 al cambio actual. En la Argentina el Salario Mínimo Vital y Móvil es de $80.342, lo que equivale a US$204 al precio dólar blue. En este ítem la diferencia es más del 100%.
Pero más allá de los mínimos, la cuestión está en lo que gana un asalariado trasandino, que es casi cuatro veces más que uno local. La semana pasada el Indec informó que los asalariados en el país tienen un ingreso promedio de $100.000 (US$255). El promedio de los ingresos de la población ocupada en Chile, según el Instituto Nacional de Estadísticas, es de $681.000 (US$828).
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Este último número muestra claramente la diferencia que hay en cuanto a las remuneraciones, una cuestión clave para entender por qué para los chilenos pueden venir y gastar más de $100.000. Esa cifra equivale a un 30% del total de un salario promedio en el vecino país.
Trabajadores pobres
Lo peor que están mostrando la últimas estadísticas es que los pobres ya no son las personas que no tienen trabajo, sino que los que trabajan no alcanzan a zafar. Mientras en la Argentina hay más de un 39% de pobreza, Chile tiene un 8% con posibilidad de llegar a un 10% por efectos de la inflación.
Para no ser pobre en Mendoza una familia tipo de 4 personas necesito $164.000 (US$418), muy por encima del salario promedio de los asalariados argentinos que es de $100.000. En Chile, una familia de 4 personas necesita $577.054 chilenos (US$702) para no se pobre, una cifra que está por debajo de lo que es el salario promedio de un trabajador al otro lado de la cordillera.
Este dato marca otro punto clave. En la Argentina una persona con un sueldo promedio es pobre y necesita que otro miembro del grupo familiar aporte ingresos o, en su defecto, tener más de un trabajo para estar por encima de lo que vale la Canasta Básica Total. En cambio, un chileno con un sueldo mensual promedio, puede mantener a su familia fuera de la pobreza sin necesidad de un segundo ingreso, aunque en muchos hogares hay más de un ingreso formal o cuentan con ingresos informales.
En Mendoza, de acuerdo al último informe del Indec sobre la situación del empleo, en la actualidad de los 513.000 ocupados que hay en la zona medida por el Indec, 128.000 están buscando una segunda entrada de ingresos para poder cubrir gastos y como se dice popularmente "llegar a fin de mes".