"Efecto tobogán": así cayó el empleo en la construcción en Mendoza
Mensualmente, el Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción ofrece cifras del empleo registrado en el sector. Aquí, algunos datos que dan cuenta de su caída y que tiende a agravarse con la pérdida de proyectos que podían darle aliento al sector.
El de actividad de la construcción es un índice que sirve para medir no solamente la actividad del sector, sino el nivel de empleo y, en general, la situación económica. Entre las grandes constructoras y las pymes del sector han sumado históricamente unos 400 mil puestos de trabajo registrado, más o menos. Las pymes triplican en cantidad de trabajadores a las grandes: emplean al 80 por ciento de la gente. La obra pública mueve entre el 35 y el 40% del total. La privada, está tan desagregada mueve en volumen global, pero no en capacidad de organización: en general son particulares que realizan obras de toda dimensión con un 97% de contrataciones en negro.
En su relación con el Estado, las grandes empresas constructoras son capaces de llevar adelante obras de infraestructura, mientras que las más chicas, solas o asociadas, son las que encaran obras de menor envergadura, como hospitales, centros de salud, escuelas, barrios y obras para las que tengan "espaldas" y, además, puedan realizar en simultáneo o concatenadamente en diferentes puntos de una provincia o región.
Por eso, analizar "cómo les va" es un dato relevante.
El Ieric, Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción, da cuenta mensualmente de esos datos.
En medio de la pandemia, resulta adecuado ver el impacto de la situación económica en proyección, ya que inclusive antes de conocido el virus de la covid-19 el sector estaba en crisis, como lo ha denunciado en numerosas oportunidades pidiendo planes capaces de movilizar la actividad en toda su dimensión.
Evolución del empleo en la construcción en Mendoza:
Fue año electoral y, concluido el proselitismo al mismo tiempo que se inauguraban las obras, faltaron nuevas licitaciones y, por lo tanto, empezó a decaer la actividad, al punto tal de registrar un mínimo histórico en marzo de 2020 de unos 10 mil trabajadores.
Los empresarios de la construcción consultados por Memo dieron cuenta de que el coronavirus no los frenó sino que fue la realidad económica nacional y provincial. De todos modos, los datos que están disponibles son hasta antes de la cuarentena más dura: resta revisar su repercusión, no tanto porque las obras no hayan podido continuar, sino porque no las hayan demandado.
En Mendoza se sumó la discusión entre oficialismo y oposición que concluyó con la parálisis de proyectos que debieran estar en marcha y que están por perder financiamiento internacional, pero también repercutió la no aprobación del roll over provincial, que hubiera permitido refinanciar la deuda y continuar con un plan.
A nivel regional, Cuyo es, después del Noreste Argentino (NEA) la zona en que más abruptamente cayó el empleo en la construcción. Por ejemplo, para tener una idea del "efecto tobogán", el porcentaje de disminución en los últimos cinco años fue del 31,4% y solo entre marzo de 2019 y marzo de 2020, alcanzó un nivel similar al del lustro, con 30,9%.
Solo en Mendoza, la caída fue del 33,1 en la comparación interanual 19/20 cuando en el lustro alcanzó al 18,7%.
La cifra real es peor
Pero atención: ¿son esos datos completamente reales? Hay quienes dicen que aun así está inflada la cifra de trabajadores actual de la construcción, ya que no están precisamente en obras, sino que el gremio, la Uocra, tiene convenios con actividades como la petrolera.
Así, los constructores, frente a frente, dan cuenta de una caída del 90 por ciento, tres veces mayor a la que indican los registros meramente formales.
El tamaño de la crisis
Así tomada la fotografía del sector, vale la pena repasar en qué le va bien y en qué, mal a Mendoza.
El cierre de actividades dejó más de 600 empresas y comercios cerrados. En una provincia en donde el principal movilizador es un factor tan variable como el turismo, no lo hay y así puede verse ya la punta del iceberg de un sector muy golpeado, en algunos casos, mortalmente.
Y además, el petróleo sumó todos los ingredientes de la tormenta perfecta, a nivel internacional, primero y luego también los cambios de rumbos nacionales.
La industria agrícola, con el vino como principal producto, no puede sostener toda la demanda de riqueza que una provincia con dos millones de habitantes tiene, aunque se ha aumentado la exportación y allí hay un punto para resaltar: la existencia de políticas de Estado en materia de comercio exterior y un músculo ejercitado, que pudo frenar un poco la pandemia, pero no paralizarlo por completo.