Las economías del G20 deben centrarse en reformas que mejoren las perspectivas de crecimiento a mediano plazo

La mejora de los marcos de política fiscal, el fomento de la educación y las competencias y el apoyo a la transición verde pueden ayudar a que el crecimiento sea sólido, sostenible, equilibrado e inclusivo. Un informe de Paula Beltran Saavedra , Nicolas Fernandez-Arias , Chanpheng Fizzarotti, Alberto Musso.

En la mayoría de las economías del Grupo de los Veinte (G20), el crecimiento se debilitará en los próximos cinco años y se mantendrá muy por debajo de lo habitual en las dos décadas anteriores a la pandemia.

Para las economías del grupo, que representa alrededor del 85% del producto interno bruto mundial, este es uno de los mayores desafíos que comparten. El crecimiento es más robusto en las economías de la Unión Africana, que se unió al G20 el año pasado, pero el rápido crecimiento de su población implica que esas economías también deben crear puestos de trabajo para millones de jóvenes que ingresan al mercado laboral.

Para ambos grupos, así como para la Unión Europea (UE), elevar el crecimiento es esencial para mejorar los resultados de sus ciudadanos; la solución común es implementar reformas prioritarias que mejoren significativamente las perspectivas de crecimiento en los próximos cinco años, o a mediano plazo, como se describe en nuestro nuevo informe para el G20. Nuestro análisis también indica que los beneficios de las reformas estructurales son mayores cuando se secuencian con detenimiento y reflejan el consenso social.

Son varios desafíos que subrayan la necesidad de invertir sin demora en reformas que fomenten el crecimiento. El crecimiento moderado de la productividad, reforzado en algunos países por tendencias demográficas adversas, frena el crecimiento potencial, como se detalla en el capítulo 3 de la edición de abril de 2024 de Perspectivas de la economía mundial. El crecimiento sostenible también está en riesgo por la elevada deuda pública, la fragmentación geoeconómica y el creciente proteccionismo.

Como se observa en el gráfico de la semana, la principal prioridad de los países de estos grupos es reformar los marcos de política fiscal para que apoyen una consolidación duradera de los presupuestos públicos.

En concreto, para la mayoría de las economías avanzadas del G20 y varias economías de la UE, sería bueno contar con límites más estrictos del gasto público, mientras que en la mayoría de las economías de mercados emergentes y en desarrollo del G20 se debería dar prioridad a las reformas destinadas a aumentar los ingresos públicos. En la Unión Africana, son varios los países que podrían beneficiarse de una mayor transparencia fiscal.

Para muchas economías del G20 y de la Unión Africana, hay otros dos ámbitos clave en los que es necesario realizar reformas estructurales de alta prioridad. En primer lugar, debe mejorarse la calidad de la educación y la formación profesional para que las competencias se ajusten mejor a las oportunidades de empleo. En segundo lugar, son esenciales las reformas para acelerar la transición energética, como la mejora de la capacidad de las energías renovables, el aumento de la eficacia del impuesto sobre el carbono y la eliminación gradual de los subsidios a los combustibles fósiles. En varias economías de la Unión Africana también se necesitan urgentemente reformas de la gobernanza para fortalecer el Estado de derecho, luchar contra la corrupción y mejorar la gestión de las finanzas públicas.

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