Mayor ajuste del cepo que perjudica la actividad económica y favorece la fuga por otros resquicios

Ya habíamos anticipado, en columnas anteriores, que el Banco Central se estaba quedando sin dólares justo en el momento en que tiene que hacer frente a las importaciones de gasoil y de gas licuado y que en algún momento tomaría decisiones drásticas. El problema es cuando esas decisiones se toman queriendo hacer jueguitos para la tribuna y se equivocan los conceptos.

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Esta semana, el Banco Central decidió, básicamente, limitar las importaciones de bienes intermedios, sugiriendo a las empresas que usen dólares propios o que consigan préstamos bancarios para poder importar. Esos préstanos lo deben tomar a un plazo de 180 días (aunque dicen que la medida es por 90 días). También frenaron las importaciones de bienes de capital. Esto es, no se pueden importar ni máquinas ni materias primas.

Al estimular a que las empresas consigan préstamos o utilicen sus propios dólares el BCRA convalidó, de hecho, al mercado informal, estableciendo una especie de desdoblamiento cambiario, pero muy mal hecho. Estas situaciones se dan cada vez que se atrasa el valor del dólar cuando, con todo el voluntarismo, creen que pisar el tipo de cambio traerá tranquilidad y habrá menos inflación. Cada vez que se hizo, se aceleró el proceso inflacionario.

No obstante, cuando se quería mantener la ficción del "dólar oficial" se recurría a un desdoblamiento típico del mercado, estableciendo un "dólar comercial" y un "dólar financiero y turístico". El primero está controlado en forma muy férrea por el BCRA y el segundo es libre. De esa manera los que hagan turismo o compren con tarjetas de crédito en el exterior, deben con seguir dólares en ese mercado.

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Pero en este caso lo hicieron al revés. No les dan dólares a las empresas para que compren insumos y los mandan al mercado informal, pero, por otra parte, entregan dólares oficiales para pagar espectáculos de artistas internacionales (Coldplay hará 10 conciertos y le venderán los dólares al precio oficial). De la misma forma siguen financiando viajes y gastos con tarjetas en el exterior, aunque esta vez sin cuotas. Realmente, todo al revés. Y además no pueden recuperar dólares porque está lleno de trabas a las exportaciones, además de las pérdidas de mercado que se generan con el dólar atrasado.

Los problemas del BCRA para cumular dólares vienen del atraso cambiario frente a la inflación. Es la paradoja de atrasar el tipo de cambio para frenar la inflación y que esta se dispare. Los exportadores que pueden, tratan de demorar el máximo posible la liquidación de estas viendo que el BCRA hace minidevaluaciones todos los días. En productos que se pueden conservar (como ocurre con los granos) se demoran las exportaciones. Se calcula que al día de hoy está guardado un 50% de la cosecha de soja de la presente temporada, que suma a otras toneladas guardadas de cosechas anteriores.

Pero la decisión de no facilitar dólares afectará a muchas empresas, sobre todo pymes, que no pueden tomar créditos ni tiene espaldas para asumir un valor del dólar en los mercados libres. Compañías que necesitan depositar para que les liberen materias primas o tienen que hacerlo para pagar servicios on line. La mayoría está en condiciones de quedar paralizados por no pagar. Lo mismo les ocurre a empresas que deben proveer bienes al exterior y no los dejan importar insumos, lo que los hace caer en incumplimiento y sujetos al pago de multas.

La segunda decisión que tomaron, de prohibir las compras del exterior financiadas en pesos, termina afectando una modalidad de compras que había crecido al amparo de las nuevas tecnologías, en lo que se daba en llamar "puerta a puerta", donde alguien compraba en una tienda en el exterior y el vendedor se lo mandaba a su casa con mínimo flete, mientras, a través de un banco, le financiaba la compra en 12 cuotas sin intereses en pesos.

¿Y qué pasa ahora con la negociación con el Club de París?

Claramente, el Gobierno está defendiendo las pocas divisas que tiene para poder hacer frente a los pagos de importaciones de gas y de gasoil. Y esto es porque las importaciones las tiene que hace el Estado porque los privados no pueden importar al precio internacional y vender al caprichoso precio del mercado interno fijado por el Gobierno. El problema es serio y, seguramente, nos espera una economía en recesión hasta fin de año con una inflación cada día más rebelde.

La inflación no baja y marca el humor social

Mientras el gobierno quiere hacer una caza de brujas por el aumento de los precios, señalando responsables y generando confusión, el Banco Central sigue emitiendo moneda en cantidades industriales. En lo que va del año, la autoridad monetaria ya emitió 540.000 millones de pesos para ayudar a financiar el déficit fiscal.

La novedad de este mes fue que tuvo que emitir para comprar títulos indexados del Tesoro que no podían ser renovados, lo que agregó una nueva fuente de emisión y de generación inflacionaria. El Gobierno aspiraba a que en junio el índice retrocediera a menos de 5%, pero las últimas mediciones privadas indican que estaría en orden del 5,5%, lo que muestra que el proceso va ganando nuevos pisos, cada vez más altos.

Realmente, el Gobierno no está haciendo nada para parar la inflación y está preocupado por las consecuencias, como los bonos o la falta de dólares. Es notable cómo les gusta distraerse y tratan de distraer a la sociedad, cuando ya todos se dan cuenta del daño que hacen los funcionarios gastando sin límites y emitiendo en forma descontrolada.

Argentina, un barco a la deriva

Lo que los funcionarios saben es que los altos índices de inflación ponen de muy mal humor a la sociedad, pero también saben que es un aliado notable del gobierno. El mes pasado, la recaudación creció un 85%, superando los indicadores anualizados que, por ahora, están en el 60%, pero que siguen creciendo.

Además, habrá que ver cómo evoluciona el conflicto político entre el Presidente y la Vicepresidenta porque ellos acaparan la atención y generan la desconfianza de los inversores, no solo de los internacionales sino también de los pequeños inversores locales. El tema político es uno de los determinantes de la crisis del gobierno. De todos modos, el Presidente intenta dar confianza y atribuye las crisis a un crecimiento desmesurado. "Tenemos crisis de crecimiento" dijo, sin entender que no se puede estimular el consumo atacando la producción.