A pesar del clima de euforia, el atraso cambiario se hace sentir, mientras se posterga la salida del cepo

Mientras se demora la salida del cepo, muchos sectores económicos se quejan cada vez más del atraso del tipo de cambio oficial. Escribe Rodolfo Cavagnaro.

Rodolfo Cavagnaro

Por estos días los datos de la macroeconomía siguen siendo positivos y sirven para que los analistas hagan proyecciones más que positivas. El dato de los precios mayoristas, que aumentaron en octubre 1,2% entusiasma por las proyecciones, sobre todo porque los bienes importados no solo no subieron, sino que bajaron, empujados por la baja del impuesto país.

Entre tanto, las distintas versiones de dólares financieros siguen bajando despacito, pero a un ritmo firme. También el riesgo país está instalado cómodo en la línea de los 700 puntos y camino a perforarlo. Esto va perfilando un panorama cada día más positivo, mientras la economía comienza, lentamente, a tomar velocidad y muchos sectores del trabajo van recuperando sus niveles salariales, con mejoras que superan la inflación.

Por otra parte, las previsiones de la inflación del mes de noviembre comienzan a dar datos positivos, con un índice que podría estar cerca del de octubre, aunque siempre debajo del 3%. Lo real es que las dudas que reinan en el mercado están relacionadas a la fecha en la que se saldrá del cepo. Y este tema se relaciona con el del atraso cambiario, que comienza a ser cada día más visible y pone en riesgo, no solo a muchas empresas sino a la misma capacidad del gobierno de acrecentar la cantidad de reservas.

Atraso cambiario

Ya nadie duda que el tipo de cambio ha quedado atrasado, mirados desde dos frentes. Por un parte la inflación, que ha sido superior a la pauta devaluatoria del gobierno y otra parte, el fortalecimiento del dólar en el mundo. Este proceso comenzó con los ataques de Israel a Irán y se profundizó con el triunfo electoral de Donald Trump. El indicador del Tipo de cambio Real Multilateral hoy está por debajo de los niveles que tenía en el gobierno de Macri y en el de Cristina Kirchner.

Con la movida del dólar a nivel internacional se produjo una suba importante y se devaluaron todas las monedas nacionales, entre ellas las de la región, salvo Argentina. También bajaron los precios de las materias primas medidas en dólares (hoy la soja está en US$360 la tonelada). Hay que recordar que no son los gobierno que devalúan, sino que son los mercados los que se mueven en sintonía en todo el mundo.

No obstante, aparecen condiciones objetivas en Argentina por las que muchas consultoras se animan a predecir que no creen que haya una devaluación, al menos en 2025. Una de esas condiciones es el superávit fiscal. Si se mantiene esta situación, a todas luces virtuosa, no habrá combustible para presionar por una devaluación. Además, si el gobierno hace algún movimiento del tipo de cambio, tendría una corrida sobre los precios que anularía los efectos e la misma

Por otra parte, está el blanqueo, que este año incorporó una buena cantidad de dólares y que, en su segunda tanda, promete arrimar mayor cantidad, toda vez que será el tiempo de las empresas. Finalmente, las Consultoras estiman que el peso de Vaca Muerta puede ser muy grande en 2025, aportando al menos sus$15.000 millones de exportaciones, revirtiendo la balanza energética negativa que hemos tenido hasta ahora.

Con esto elementos nadie cree que pueda haber una presión devaluatoria, aunque algunos estiman, incluso, que pueda llegara producirse la "enfermedad holandesa", que se da cuando algunas actividades generan un ingreso extraordinario de divisas y revalúan la moneda nacional y le quitan competitividad al resto de las actividades.

El gobierno sabe que si quisiera devaluar el mercado respondería de inmediato con un rebrote inflacionario que neutralizaría los beneficios de dicha devaluación. Por esa razón no tiene sentido plantearlo como posibilidad. Los distintos sectores lo entienden, pero le piden al gobierno que acelere las rebajas impositivas, pero el gobierno necesita afianzar el superávit para comenzar lentamente a bajar o eliminar impuestos.

La salida del cepo

Es un tema sobre el cual también hay consenso, y es que sería deseable el levantamiento del cepo lo antes posible. El presidente Milei había dicho que el límite era 2,5%, que estaba compuesto por la devaluación del dólar oficial (el presidente llama inflación inducida) del 2% más lo que se estima de un 0,5% de inflación internacional. Ahora que se llegó a un 2,7% el presidente ha dicho que si se mantiene por tres meses más estos niveles de inflación bajarán la devaluación del dólar oficial (crawling peg) a un 1% mensual y si la inflación baja y se alinea ene sos niveles, será el momento de levantar el cepo.

Pero la salida del cepo tiene un problema que en el gobierno denominan "de stock". En realidad, tienen un doble problema de stock. Por una parte, la cantidad de dólares en las reservas, que sigue siendo negativa, porque se están usando divisa de terceros y esa es una brecha que no han podido cerrar, aunque la bajaron mucho, porque se han hecho muchos pagos de deuda a acreedores.

Con la actual cantidad de reservas el BCRA no podría afrontar una mayor demanda por alguna circunstancia política, interna o externa que pudiese alterar los mercados. Además, hay muchas empresas que necesitan remitir utilidades a sus matrices, algo que tiene prohibido hace mucho tiempo, y que deberá negociarse porque no podría abastecerse todos los dólares requeridos en un plazo muy corto

Pero hay otro stock que preocupa y es el de la cantidad de bonos que aún tiene los bancos. Según cálculos, esos bonos a la paridad actual representarían algo así como us$ 100.000 millones, que, aunque no salieron todos a tratar de convertirlos en dólares, sería un problema muy grave.

Pero no hay qu8e olvidar que hay otra fuente de creación de moneda que son las compras de divisas del Banco Central a los exportadores. Esta es otra fuente peligrosa porque los dólares no se guardan, sino que se usan para pagar deudas y los pesos quedan circulando. Esta es otra razón que aconseja salir del cepo para evitar una expansión monetaria innecesaria. No basta con no emitir para financiar al Tesoro. Tampoco hay que emitir para comprar divisas.

Por ahora, no se vislumbra que haya correcciones del tipo de cambio oficial por lo que es dable esperar que se profundice el ahogo sobre actividades que no tienen muchas condiciones de competitividad o empresas que carecen del capital necesario para mejorar sus herramientas competitivas, tanto en tecnologías duras como en tecnologías de gestión.

Y aquí reside el problema actual. Porque mientras el ministro desregulador abre cada vez más las posibilidades para que entren bienes importados, los productores locales sigue penando con un sistema impositivo confiscatorio y un sistema regulatorio que es una máquina de impedir, maneja por los estados, nacional, provincial y municipal.


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